Mabel Lozano, en Pontevedra: "El consumo de porno entre los chavales ha derivado en un repunte de puteros"
Dentro de los Faladoiros feministas, que el Concello de Pontevedra ha organizado como parte de la programación municipal alrededor del 25N, la activista, cineasta (ganadora de dos premios Goya) y escritora Mabel Lozano (Villaluenga de la Sagra, Toledo, 1967) mantuvo un coloquio este lunes con la periodista Susana Pedreira. En el Teatro Principal se proyectó el corto documental con el que ganó el Goya el año pasado, Ava. "Pero también vengo a hablar de la novela del mismo título, que acaba de salir".
¿Una novela basada en la historia del corto?
Se basa en la historia real sobre la que hice el corto, sí. Lo que pasa es que en él estaba todo condensado en 18 minutos. Dejaba muchísimas cosas fuera en las que quería profundizar. Ava es una historia apasionante, de una gran dureza, pero también de una gran hermosura. Es una historia bellísima de amor incondicional y de sororidad femenina. Es verdad que podía haber decidido contarla en un formato de no ficción como mis libros anteriores, El proxeneta o PornoXplotación, pero la novela me permite llegar a un público mucho más amplio. Y, sobre todo, a los jóvenes.
Porque le interesa llegar especialmente a ellos.
Es que la historia de Ava es muy novedosa en cuanto a que introduce los proxenetas que utilizan las redes sociales. Estamos hablando de ciberproxenetas. Y estos no se ajustan al cliché del tipo bruto con el cuello lleno de cadenas, aunque también siguen existiendo. Pero estos son chavales que se acercan diciéndote que qué guapa eres y hablándote de Onlyfans [contovertida plataforma británica que permite monetizar la relación con los fans y que contiene un amplio catálogo de contenido sexual y violento]. Te dicen que vas a tener muchos seguidores, que vas a ganar mucho dinero, que es muy fácil y que es tu cuerpo y tu libertad. Todo muy moderno, pero, en realidad, no es otra cosa que la prostitución de toda la vida. Ya no necesitan traerse a las chicas de Colombia, tienen a las niñas españolas. Es muy fácil entrar. Como un juego. La cuestión es salir. No se puede. Esos vídeos on-line estarán ahí siempre.
¿Una historia individual como esta puede tener un impacto mayor que una estadística o un informe aunque arrojen datos terribles?
Sin duda. Cuando hace 20 años empecé a trabajar sobre el tema de la trata y me decían que 4,5 millones de mujeres y niñas son captadas y explotadas me di cuenta de que eso no generaba empatía. Había que ponerles nombre. Te genera empatía María, Ava, Yandy... Hay que poner ojos y nombre a las víctimas. Porque lo que nos está ocurriendo a los seres humanos, sobre todo a los más jóvenes, es que estamos adelgazando en empatía. No se puede reducir a las personas a cifras y datos. Nos vamos anestesiando cada vez más. Por eso para mí era tan importante que en Ava hubiese empatía, amor y ternura. Mira, cuando María adoptó a Ava, se encontró con tantos problemas que sus amigas le decían que la abandonara, que le estaba destrozando la vida. ¡Perdona! Una niña no es una mascota. No puedes volver a la tienda a devolverla. Amigas suyas, tías estupendas y majísimas, le decían eso. ¿Cómo puede pasar algo así? ¿Cómo hemos llegado a esta falta de humanidad? Pues esta es la realidad.
Abordar el debate sobre la prostitución sigue abriendo brechas en el feminismo y en la política. ¿No se discute sobre el tema en los términos en los que debería?
Yo estoy feliz de que se debata sobre estos temas, siempre que después se llegue a buen puerto. Porque de lo que estamos hablando aquí es de derechos humanos. Lo que veo es mucho bla, bla, bla, pero poca realidad. ¿Cómo es posible que en nuestro país no exista una ley integral contra la trata? ¡No la hay!
Lo que nos está ocurriendo a los seres humanos, sobre todo a los más jóvenes, es que estamos adelgazando en empatía. Nos vamos anestesiando cada vez más
En este debate se tiende a poner encima de la mesa los "derechos de las trabajadoras sexuales".
Aquí hay un error. Porque si hablas de trabajadoras sexuales es porque entiendes que esto es un trabajo. ¿Para quién? Analicemos la prostitución en nuestro país. ¿Cuál es su cara? Migrante, con hijos a su cargo, directamente menor muchas veces... Estamos hablando de mujeres vulnerables que no han tenido otra opción, que no han podido elegir. ¿Tú crees de verdad que hay mujeres con cinco carreras y un máster en la prostitución? No hablamos de una chica guapa, de alto nivel adquisitivo, que elige a un cliente. Esa chica puede hacer lo que quiera evidentemente. ¿Pero cuántas hay? ¿Cuántas, dime? No, las mujeres que se prostituyen son otras. Hablar de trabajadoras sexuales es dar por hecho que esto puede ser un trabajo. ¿Ah, sí? ¿Para quién exactamente? ¿Para tu hija? ¿Para tu hermana? ¿Para ti? Hay gente que me contesta que ser albañil es igual de duro. ¿De verdad? ¿Es igual de duro que estar 20 horas al día de domingo a domingo aguantando que te violen, te insulten, te escupan y te peguen? Porque no nos engañemos la explotación sexual y la violencia van unidas. Los hombres, en muchos casos, no van buscando sexo, sino poder. Y aquí el componente violento es muy fuerte. Te han comprado para hacer lo que les dé la gana. Yo he hablado con muchas mujeres en la calle que te lo dicen así: te tratan como si fueses un saco de carne. Y a esto se han sumado ahora los chicos jóvenes a partir de su consumo de pornografía.
¿Cuántos puticlubs hay en Galicia? ¿Cuántos pisos? Cada vez más. Para un chaval gallego de 16 años es lo normal
Un problema que parece cada vez más importante.
Quieren practicar lo que están viendo en la pornografía. Con su novia igual no se atreven, pero creen que si compran a una mujer sí pueden hacerlo.
Lleva casi dos décadas de activismo contra la explotación sexual. ¿Han cambiado algo las cosas?
He notado cambios sobre todo en la prensa. Hasta hace nada, por ejemplo, la gente todavía hablaba de "trata de blancas", un término racista del siglo pasado. O "de víctima de trata que trabaja...". No, la víctima de trata no trabaja: es víctima de explotación. Hoy el tema se aborda con muchísimo más rigor. Es importante. El lenguaje importa. Por lo demás, en 20 años no ha cambiado nada. Seguimos sin la ley integral contra la trata. No hay voluntad política para realmente vestir de derechos a las mujeres. No todo el proxenetismo está penalizado. Y la incorporación de los chavales ha supuesto un repunte de puteros. ¿Cuántos puticlubs hay en Galicia? ¿Cuántos pisos? Cada vez más. Para un chaval gallego de 16 años es lo normal. ¿Si han ido allí su abuelo y su padre, por qué no va a ir él? Lo normalizamos. Perpetuamos una de las formas más bestias de violencia. Y esto es algo que no tiene nada que ver con la moral, sino con los derechos humanos. No debería tener cabida en esta sociedad el hecho de que una mujer esté 15 horas en una rotonda o cautiva en un piso siendo violada por un hombre tras otro.