Manuel Campo Vidal

"El debate electoral es un antídoto contra las 'fake news' y la posverdad"

Periodista y sociólogo, fue pionero en moderar un debate televisivo en España hace 26 años. Desde entonces algo ha cambiado, empezando por los líderes políticos. «En ese sentido hemos ido hacia atrás (...). Ahora no veo ningún Felipe, ni siquiera un Aznar. ¡Ni un Pujol!»
Manuel Campo Vidal, este lunes en Ciencias Sociais. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Manuel Campo Vidal, este lunes en Ciencias Sociais. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Presidente emérito de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión de España, Manuel Campo Vidal participó este lunes en el I Congreso Internacional sobre Debates Electorales Televisados y Nuevas Formas de Comunicación Política, celebrado en la Facultade de Ciencias Sociais. No en vano, ha moderado debates entre los dos candidatos a la presidencia del Gobierno de los partidos más votados en 1993 (el primer caso en España), 2008, 2011 y 2015. En 2016 moderó el debate entre los cuatro principales candidatos.

Su conferencia lleva por título El debate cara a cara, pero en los últimos años se pasó del debate típico del bipartidismo al debate entre cuatro o cinco candidatos. ¿Cómo cambia el planteamiento de este género televisivo?
La fragmentación nos ha llevado a debates con más participantes, pero yo creo que tiene todo el sentido seguir manteniendo los cara a cara. No sabemos el resultado del 10 de noviembre, pero sí que o Pedro Sánchez o Pablo Casado van a tener la presidencia. Tendría sentido mantener un debate a cinco o a seis, pero además tener algún cara a cara, y no solo entre los dos que tienen más probabilidades.

¿Cuáles son las principales diferencias entre estas dos opciones, más allá de la cifra de participantes?
Alan Schroeder –profesor de la Northeastern University y uno de los mayores expertos en debates electorales en Estados Unidos– dice que la ventaja de un pugilismo dialéctico no es correcta en los debates. Dice que el debate es una selección de personal. Partiendo de eso, eliges a quien contratas con tu voto como presidente del Gobierno. Tiene todo el sentido que tú veas como se comporta cualquiera de esos dos candidatos ante la generación de una crisis que dialécticamente le está planteando la persona que tiene en frente. Otras personas creen que concentra el voto entre dos partidos, pero los demás también han tenido opción y, según la proporción de voto, están compensados. Rivera se cree el jefe de la oposición, pero ahí están los datos.

Schroeder también advierte del peligro de que los debates electorales tengan más de espectáculo televisivo que de herramienta de comunicación política. ¿Está de acuerdo?
Yo he debatido mucho con Alan Schroeder sobre esto. Compartimos que tiene una parte de género político y otra de show televisivo, digno y razonable. A Schroeder le interesó mucho, y por eso vino a vernos a la Academia, lo que se hace aquí y viene de cuando hicimos el primer debate, en el 93, en el que se veían las llegadas y las salidas. Televisivamente ves mucha información de como se saludan, como se comportan, como están frente a la prensa, cuantos le acompañan y como... La parte de show televisivo atrae a una mayor audiencia y lo importante es que haya un intercambio de ideas y un debate sobre las propuestas.

¿En qué hemos retrocedido?
En que en los debates de abril, particularmente en el segundo, a siete, los moderadores dejaban que se interrumpieran hasta el punto de que no se entendiera. Una cosa es interrumpir y otra que sigan hablando para que no se entiendan los argumentos del otro. No es admisible. Un debate no puede ser una tertulia, con las formas poco presentables de muchas tertulias.

Estrategias
"Todo el mundo es consciente de que la retransmisión no termina hasta que están a dos kilómetros del plató"

Decía que el debate tiene que ir más allá de las propias intervenciones. En el de abril se veía perfectamente la diferencia de actitud de los candidatos en el fragor dialéctico o fuera de cámara, enseñando fotos de sus hijos... ¿Son imágenes imprescindibles?
Todo el mundo es consciente de que la retransmisión no termina hasta que están a dos kilómetros del plató de televisión. Por lo tanto cada uno enseña lo que cree conveniente.

En 1993 usted moderó el primer debate electoral televisado en España. Desde entonces cambió la política del país, la tecnología... ¿Cómo se refleja en los debates?
Pero no ha cambiado el interés de las personas en quienes les van a gobernar y los debates siguen teniendo unas audiencias espectaculares, lo que es una buena señal. Sí han cambiado los líderes políticos y en ese sentido hemos ido un poco para atrás. No se puede comparar a aquella generación salida de la Transición con los candidatos de ahora. No veo ningún Felipe, ni siquiera un Aznar. ¡Ni un Pujol! El debate sigue teniendo sentido y mi único objetivo ciudadano es que no haya unas elecciones sin debate.

¿Es el debate una buena herramienta para conocer a los candidatos y sus propuestas o es el género perfecto para que ofrezcan un espectáculo teatral?
La televisión es el medio más transparente que hay. Aparte de lo que digas está la cara que pongas, la actitud... Si la propuesta no es clara para eso está el de enfrente para desmontársela. Si alguien te la cuela es porque el de enfrente no supo cortarle la argumentación.

Confianza
"Los candidatos están inquietos, pero sus entornos se están jugando ser ministros o pegar carteles cuatro años más"

Más allá de evitar que el debate electoral no se convierta en una tertulia, ¿cuál es el papel que debe cumplir un moderador?
Es imprescindible que el moderador genere confianza en quienes van a intervenir, porque sino no lo aceptarían. Pero también el realizador, una persona que te puede pillar un plano de escucha en una posición fea, digamos, y te arruina un mensaje. También hay que generar confianza en la organización que prepara el evento. Esa confianza en el proceso de negociación, a lo que me he dedicado mucho, también hay generarla en los entornos de los candidatos, porque los candidatos están inquietos, pero sus entornos se están jugando ser ministros o pegar carteles cuatro años, si les dejan. Es todo es una cadena de confianza en la que el moderador es la expresión más visible.

¿Cambió mucho la maquinaria que rodea a los candidatos en estos últimos 26 años?
En cuanto a la técnica de preparación, de como presentarse y hacer los debates ha cambiado poco. Todo equipo que se precie debe conocer las fortalezas y debilidades del candidato al que está preparando y asesorando. Lo que sí ha cambiado más es la tendencia a escribir relatos para generar sensaciones. El maldito relato debe dar paso a propuestas, proyectos y compromisos, porque si no estamos haciendo un reality show. En Next Educación impulsamos un máster en comunicación política. Cruzamos dos líneas de investigación: los debates presidenciales y las fake news. Los debates siempre fueron muy importantes, pero en esta época de noticias falsas todavía más porque el debate electoral llega cuando tenemos un ecosistema de creación de opinión en el que los que están agrupados en torno a un candidato solo hablan con los suyos. El debate es la única opción en la que los posibles votantes de Donald Trump vieron a Hillary Clinton y al revés. Es un antídoto contra las noticias falsas y una batalla contra la posverdad establecida.

Y más en estos tiempos de redes sociales.
Los algoritmos favorecen la concentración de gente que piensa como tú y nunca entra ahí una idea de otro. Pero en el debate, si vas a escuchar al tuyo, ves al de enfrente. No es que te vaya a convencer ese día, pero te puede desmontar algunas supuestas verdades establecidas.

Cómo negociar y preparar un debate
Casi 150 expertos participan en este congreso, promovido por el grupo de investigación CP2 en el marco del proyecto de investigación DebaTv, financiado por el Ministerio de Ciencia. El objetivo es generar una discusión sobre el modelo de debates electorales televisados. El programa de hoy incluye el foro Negociar y preparar un debate, protagonizado por Carmen Martínez Castro, secretaria de Estado de Comunicación bajo la presidencia de Rajoy, y José Blanco, ministro con Zapatero.