Registro en su casa: Armas y máquina de contar dinero

Marino Giménez tiene un juicio pendiente por robar cocaína a narcos arousanos

El número dos del clan de Los Morones está acusado de liderar un grupo en el que contaba con un guardia civil para robar cocaína a narcos arousanos empleando vehículos oficiales
Una redada en el poblado de O Vao
photo_camera Una redada en el poblado de O Vao

Marino Giménez Jiménez, hermano de Sinaí y número 2 del clan de Los Morones detenido este martes en Tomiño, se enfrenta desde hace meses a una petición de condena de doce años de prisión por dirigir, según el fiscal Antidroga, Luis Uriarte, una organización criminal dedicada al vuelco de importantes partidas de cocaína a otros narcotraficantes.

La presencia de Marino en O Salnés llamó la atención de los agentes del Grupo de Estupefacientes de la Policía Nacional de Pontevedra en el marco de la investigación por la operación Zeus, en la que cayó un gran grupo delicitivo dedicado al narcotráfico a mediana escala en toda Galicia. Los agentes no pudieron vincularle con aquella trama, pero siguieron sospechando de su presencia en Ribadumia.

Las posteriores pesquisas demostraron, según el fiscal, que Marino era el líder de un grupo dedicado a engañar a narcotraficantes indicándoles que iban a adquirir importantes cantidades de cocaína con el objetivo de robárselas. Para ello, les conducían a un punto en concreto, donde aguardaba la pieza clave de la organización: Enrique P.M., ‘Kike’, cabo del puesto de Mos del Instituto Armado y a las órdenes del hermano del ‘príncipe de los gitanos’. El agente, perfectamente uniformado y haciendo uso de su arma reglamentaria y su vehículo oficial, se apoderaba de la droga simulando un control para después entregársela a su jefe.

La Policía Nacional cazó in fraganti a varios miembros de la organización realizando la citada maniobra después de quedar con los narcos en Poio e intentar el vuelco en Redondela, tras pasar por Pontevedra. Todos ellos (siete acusados) se enfrentan a 60 años y medio de cárcel y más de un millón de euros en multas.