La huelga del transporte ha colocado las exportaciones de la patronal pontevedresa en la cuerda floja y, además, lo hace desde un doble frente. Las dificultades para obtener las materias primas retrasa la producción de esos bienes que se pretender comerciar al exterior, y a su vez el paro de los transportistas obstaculiza el traslado del producto ya elaborado desde las fábricas a las plataformas logísticas.
Quienes se mueven en el comercio internacional veían difícil superar los traspiés plantados por la pandemia y la crisis de los contenedores marítimos, pero una vez más la realidad ha atestado más de una bofetada sin previo aviso.
La crisis de carburantes (agravada por la invasión de Rusia a Ucrania) ha disparado los costes de distribución y el paro de los transportistas ha terminado por generar cuellos de botella en los canales de comercialización. Barcos, ferrocarriles y aviones siguen en funcionamiento en las terminales pontevedresas, pero el grueso de las empresas que practican comercio exterior son incapaces de llegar a los puntos de distribución. La mayoría de los transportistas que actúan de enlace están parados.
RIESGOS. La premura de los hechos impide cuantificar todavía la factura que dejará tras de sí los efectos de la huelga, pero desde ya se antoja muy complicado conseguir llegar a las cifras de marzo del año pasado, cuando en la provincia se registraron exportaciones superiores a los 1.170 millones de euros.
Pablo Cabanelas, profesor y coordinador del Máster de Comercio Internacional de la Universidade de Vigo confirma que "existe una preocupación importante" por los hándicaps que dificultan la producción o comercialización. Para ilustrar esa inquietud pone un ejemplo muy claro: "La logística es un sistema asimilable al sistema circulatorio del ser humano, por lo que si deja de funcionar, puede generar un colapso del sistema", llámese cuerpo o empresa.
La mayoría de las mercancías que se envían desde Pontevedra al territorio internacional viajan por carretera o a través de la vía marítima, dos canales afectados de plano por la huelga del transporte y la crisis de los carburantes. "En ferrocaril hay intentos de exportar, pero todavía es residual. Y el transporte áereo se usa sobre todo en productos de mayor valor añadido o por parte de empresas que están muy acostumbradas a trabajar en logística", precisa el experto.
La situación aboca a la patronal a buscar alternativas diferentes a los canales habituales de comercialización. Sin embargo, el escenario es tan adverso que la localización de vías de escape no es sencilla e incluso abre la puerta a que algunos clientes recurran a suministradores de otros países con más garantías de abastecimiento. "Si los contratistas descubren otros proveedores y quedan satisfechos, puede suceder que esa relación comercial se pierda de forma permanente. Es un riesgo que está ahí", concluye Cabanelas.
Sectores. La patronal pontevedresa facturó en enero de este año 996 millones en el extranjero, el mejor comienzo de ejercicio que figura en la serie histórica. El listado lo encabezó una vez más PSA Peugeot Citroën (con ventas valoradas en 612 millones), seguida de empresas comercializadoras de pescado fresco (78 millones), productos metalúrgicos (58), productos químicos ( 40), maquinaria (37,4), elaborados de carne, pescado y mariscos (20,4), materias plásticas (20), pasta de celulosas (18) y combustibles minerales y aceites (19).
Importaciones. Las importaciones, que también acusan la huelga, alcanzaron el pasado mes de enero los 877 millones.
