Más de 47.000 pontevedreses dicen sí a la donación de órganos

Pontevedra es la provincia gallega con más tarjetas de donantes, pero la negativa familiar sigue frustrando cerca del 25% de las cesiones potenciales de órganos ▶ "Hay que luchar y seguir insistiendo en la donación", dicen las asociaciones
Acto celebrado en el Hospital Provincial. DIANA CARRACELAS
photo_camera Acto celebrado en el Hospital Provincial. DIANA CARRACELAS

Pontevedra es la provincia de la comunidad gallega con más ciudadanos dispuestos a ceder sus órganos y tejidos a terceros en caso de fallecimiento. Según los últimos datos publicados por el Sergas, recopilados justo antes de que estallara la pandemia, más de 47.000 pontevedreses disponen ya de su tarjeta de donante, un documento que expide la Axencia de Doazón de Órganos e Sangue y que sirve para dejar constancia (sin compromiso legal) de su deseo de donar. 

El volumen de donantes potenciales es el más alto de las provincias gallegas y, de hecho, representa el 41% de todas las tarjetas de donación que constan en la comunidad. No obstante, quienes han recibido un órgano y quienes están en lista de espera consideran que esa cuota (equivalente al 5% de la población de la provincia) no solo podría, sino que debería ser más alta. 

Hoy cerca del 25% de los órganos susceptibles de ser extraídos y donados en el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés no se llegan a explantar por la negativa familiar y, mientras tanto, la lista de pacientes en espera de un trasplante es de todo menos pequeña. Los datos oficiales de la Organización Nacional de Trasplantes dicen que a 31 de diciembre de 2022 había en el país 4.746 adultos y 66 niños aguardando un órgano

Las campañas de divulgación deben continuar

La situación aboca a instituciones y organizaciones a continuar con las campañas de divulgación y sensibilización. La última se celebró este miércoles en el Hospital Provincial, coincidiendo con el Día Nacional del Trasplante de Órganos y contando con la participación de varias asociaciones vinculadas a la donación, como la Asociación de Amigos de la Pontevedrada (Asampo), la Asociación para la Lucha Contra las Enfermedades de Riñón (Alcer) y la Asociación de Donantes y Receptores de Órganos de Vigo (Adrovi). 

El presidente de esta última entidad, Celso García Estévez, fue uno de los que se colocó al frente de la mesa informativa, un lugar que lleva ocupando 15 años y en el que piensa continuar "hasta que no pueda más". Con 70 años de edad, Celso García manifestó que fue trasplantado hace 26 años de hígado y que esa intervención "cambió la vida al cien por cien", tanto a nivel físico como emocional, porque desde entonces asegura que le da "importancia a todo", hasta las cosas más irrelevantes que antes pasaban desapercibidas.

Como gran veterano en este campo de juego, el presidente de Adrovi indicó que desgraciadamente  las negativas familiares a donar los órganos "son bastante comunes" y que lo son, especialmente, en Galicia. Una región en la que, según dijo, "hay mucho territorio rural donde se mantiene el culto al cuerpo" y donde es más habitual encontrarse con la negación que en entornos urbanos. 

García señaló que la situación obliga a "luchar y a seguir insistiendo en concienciar a las familias para que donen". Sobre todo, en las franjas de mayor edad, porque si hay algo positivo es que "la juventud responde muy bien". De hecho, García está convencido de que "el futuro es esperanzador" y que "la donación irá creciendo" hasta tasas en las que espera "que ya no haga falta hacer estas campañas". 

La mesa informativa también contó con la participación del alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, y el gerente del Área Sanitaria de Pontevedra y O Salnés, José Flores. Este último destacó que la proporción de donaciones del área sanitaria es similar al promedio autonómico pero que, aún así, es necesario "seguir traballando día a día para quitar ese estigma que queda nalgunas familias en canto a doación".  Algo para lo que considera clave actos como el que se celebró este miércoles y asociaciones como las partícipes en la jornada.

"Si no hubiera donantes, yo no estaría viviendo ahora mismo"

Cristina Montouto Vilela, natural de A Estrada y de 35 años de edad, se acercó  a propósito al Hospital Provincial para tomar contacto con algunas de las asociaciones que participaron en el acto de conmemoración del Día Nacional del Trasplante de Órganos. 

Fotógrafa de profesión, esta joven sabe de primera mano lo que es estar esperando un órgano y cómo remonta la vida cuando llega el recambio. Hace ocho meses le trasplantaron de corazón y su día a día experimentó "un cambio del 100%". "No siento cansancio, puedo hacer planes y bailar sin cansarme", subrayó en respuesta a preguntas de este periódico. 

Cristina Montouto. DIANA CARRACELAS
Cristina Montouto. DIANA CARRACELAS

Su estado de salud no tiene nada que ver con el que presentaba hace justo un año, cuando entró en lista de espera a raíz de una enfermedad hereditaria del corazón: una miocardiopatía dilatada, que hace que el músculo cardíaco se vuelva débil y alargado.

En realidad Cristina fue diagnosticada con 17 años, pero fue en la pasada primavera cuando su corazón empezó a fallar. "Me empecé a encontrar mal y veía que no podía hacer nada, ni las cosas del hogar ni la vida social, porque me cansaba mucho. Andaba unos metros y ya me tenía que sentar. Con treinta y pico años no tenía calidad de vida ni vida". 

Los médicos aumentaron la medicación, pero finalmente la joven tuvo que ser ingresada de urgencia en la UCI, porque su corazón "ya no aguantaba y ya no latía lo suficiente como para poder hacer llegar la sangre al cuerpo". Allí permaneció ingresada diez días, hasta que finalmente, cuando se agotaba el tiempo, apareció un donante de corazón compatible. 

Cristina fue intervenida el pasado mes de julio en el Complejo Hospitalario Universitario de La Coruña y, aunque la recuperación "fue lenta y dolorosa",  siempre dará gracias por la solidaridad de ese donante anónimo que le permitió abrir nuevos capítulos en su vida. "Si no hubiera donantes, yo no estaría viviendo ahora mismo. Donar es vida. Por eso animo a todo el mundo a que se haga donante, porque gracias a ese acto de humanidad el resto de las personas que estamos esperando un órgano podemos seguir viviendo". 

"Mis amigos están dispuestos a donarme un riñón"

Dice el refranero que quien tiene un amigo tiene un tesoro, pero en el caso de Nuria Cruz, una ferrolana de 49 años residente en Pontevedra, el lema se queda escaso

La paciente se sometió a un trasplante de riñón hace cinco años, pero el órgano comenzó a fallar hace unos meses y ahora mismo está en fase de pruebas para recibir un segundo riñón de un "donante vivo". La donación correrá a cargo de una de sus amistades más fieles, aunque por el momento no sabe cuál, ya que son más de una las personas que se están sometiendo a los exámenes de compatibilidad. "Siempre pensé que tenía buenos amigos, pero me he dado cuenta de que tengo los mejores, porque llegan al punto de estar dispuestos de donarme un riñón", subrayó mientras narraba su historia a este medio.

Nuria Cruz. DIANA CARRACELAS
Nuria Cruz. DIANA CARRACELAS

En su caso, su entorno familiar más próximo no puede ser candidato a la donación por varias contraindicaciones. Su marido tiene una patología incompatible con un posible trasplante y en sus parientes directos tampoco se aconseja debido a la existencia de una enfermedad genética que padece la propia Nuria. Se trata del Síndrome Hemolítico Urémico Atípico (SHUa), una patología rara que provoca la formación de coágulos en los vasos sanguíneos y que hace que éstos bloqueen el flujo sanguíneo a órganos importantes, como los riñones. 

La paciente empezó "de repente" con síntomas a los 32 años, llegando a estar "más de 20 días sin saber si iba a salir adelante, porque se me paralizaron de golpe los riñones".  Durante diez años y medio estuvo con hemodiálisis, acudiendo tres días a la semana al hospital  para recibir tratamiento durante cuatro horas, y siguiendo una dieta muy estricta. Por eso cuando recibió "el primer riñón", a los 44 años, dice que el cambio fue radical

Ahora, que el órgano ya no funciona, ha reanudado esa rutina hospitalaria y sin perder de vista "la vida saludable y la realización de ejercicio". No obstante, confía en que esta vez la espera será mucho más corta. "La idea es que el trasplante se lleve a cabo en Coruña, porque es el único sitio de Galicia donde tratan a pacientes con mi enfermedad. Y la verdad es que esperamos sea muy que sea muy pronto". 

El CHUP explantó en 2022 un total de 18 órganos y 12 córneas
El Área Sanitaria de Pontevedra y O Salnés explantó el año pasado 18 órganos, 12 córneas y un tejido osteotendinoso, una cifra que supuso un ligero incremento respecto a años previos. Los órganos y tejidos fueron donados por ocho pacientes, mientras que otras cuatro familias negaron la donación. 

75 años de media
La edad media de los donantes que se manejan en el complejo hospitalario sigue siendo elevada, unos 75 años. Esto se debe a que, al tratarse de un hospital de nivel dos, no existen especialidades como cirugía cardíaca, cirugía torácica o neurocirugía, lo que obliga a derivar a muchos pacientes susceptibles de ser donantes.

De hecho, en  Pontevedra únicamente son susceptibles de donación los pacientes que sufren una muerte encefálica, algo que suele ocurrir a edades avanzadas. 

Hospitales autorizados
En Galicia solo hay dos complejos hospitalarios autorizados para realizar el trasplante
de órganos: el CHUAC de A  Coruña y el CHUS de Santiago. En Pontevedra únicamente se lleva a cabo la implantación de tejidos como son las córneas.

A nivel autonómico, el Sergas alcanzó el año pasado 128 donantes de órganos, lo que propició que se realizaran 296 trasplantes en los hospitales gallegos. De estos, 151 fueron de riñón (21 de donantes vivos), 78 de hígado, 38 de pulmón, 26 de corazón y 3 de páncreas