Pontevedrando...

Más jóvenes que jubilados

Es Pontevedra ya una propuesta de vida para la gente joven, para que los nuestros no se vayan y los otros vengan
Familias con niños paseando por la Boa Vila. RAFA FARIÑA
photo_camera Familias con niños paseando por la Boa Vila. RAFA FARIÑA

Pontevedra es la única ciudad gallega con más jóvenes que jubilados. No es que escapemos al envejecimiento de la población que aqueja a todo el país. La media en Pontevedra envejece, pero menos. También es la única ciudad que aumenta el número de habitantes, no solo porque nazcan más, sino porque hay parejas jóvenes que nos eligen para venirse a vivir. Y con todo también somos la ciudad de las personas centenarias.

O sea, que estamos en el mejor lugar para vivir a cualquier edad, pero de todos estos datos los que interesan son los de los nacimientos y los de la gente que nos elige para vivir. Los demás ya estábamos. Todos los viernes se juntan en mi bar un grupo de parejas jóvenes con sus churumbeles y churumbelas. Los padres y las madres charlan de sus cosas y los niños chillan y corretean de aquí para allá.

Claro que si uno está concentrándose en algo, la chiquillería dificulta la labor. A veces hay quien se queja. Si se da el caso, yo le recuerdo que esos niños pagarán su pensión. No falla. Cuando ve usted a un niño como a un futuro cotizante, la percepción cambia radicalmente.

Siempre decimos usted y yo en esta sección que estas cosas no se dan por casualidad. Ocurren por algo. Las parejas jóvenes no se instalan en Pontevedra porque sí. Nuestros hijos no deciden traer nietas al mundo por hacerla a usted abuela, o no solo por eso. Buscan un lugar seguro y acogedor que protege especialmente a la infancia.

Estabilidad, en fin, para que esa infancia crezca lejos de hostilidades, contaminación y ruidos. Y eso es lo que ofrecemos. Uno de los camareros que nos atiende es marroquí. Se casó recientemente y su pareja, que vivía en Barcelona, se instaló aquí. Quieren tener hijos y deciden tenerlos aquí, no en Barcelona. La decisión, según me contó el entonces novio, la tomaron cuando ella vino a conocer Pontevedra.

Y como las cosas no ocurren casualmente, alguna razón habrá. Puede que la gente busque paz, seguridad, diversión, respeto al medio ambiente, zonas verdes. Una parte nada desdeñable de esta gente que se instala en nuestra ciudad son teletrabajadores. Si pueden trabajar desde casa, mejor hacerlo en una ciudad donde el tiempo libre se aprovecha, donde la actividad cultural hierve, donde el deporte se practica en todas partes, donde la infancia disfruta y vive la ciudad como protagonista.

Por ahí está nuestro futuro, por la apuesta por el trabajo remoto, que es de calidad, por la industria tecnológica limpia, por la vida sana. Es Pontevedra ya una propuesta de vida para la gente joven, para que los nuestros no se vayan y los otros vengan y se queden para desarrollar proyectos vitales, profesionales y familiares.

Este es el momento que hemos propiciado. Mientras otras ciudades apostaban por duplicar carriles y comprimir el espacio para la vida, nosotros hemos hecho todo lo contrario: devolver la ciudad a las personas y liderar la apuesta por la ecología, por el uso de calles y plazas para lo que son, para ser disfrutadas. Y cuando nos dimos cuenta, hace ya un buen tiempo, nuestra apuesta era la acertada. Por eso hoy se pelean por copiarnos.

Es bueno que lo hagan. Todas las ciudades acabarán haciéndolo. Aquí estamos para enseñar. Pontevedra ya juega en otra liga. Lo que debemos hacer es seguir caminando con 25 años de ventaja. Nunca bajar los brazos ni ser autocomplacientes pensando que ya está todo hecho. Si algo hemos aprendido es precisamente que para ser los mejores siempre hay mucho por hacer. Los nuevos retos nunca se acaban. Afrontarlos y resolverlos es lo que nos ha convertido en la ciudad que crece y rejuvenece, que nos trae a nuevos vecinos e invita a nuestra juventud a traer niños y niñas, no tanto a este mundo como a esta ciudad verde, limpia, segura, incluyente, sana y divertida. Un reflejo, en fin, de lo que debería ser el resto del mundo.

Todo es mejorable en esta vida. Pontevedra afronta nuevos retos mientras enseñamos a los demás cómo se mejora en esta vida, cómo se compite con otras ciudades limpiamente, sin trampas; cómo se defiende lo nuestro y cómo se avanza frente a todo y a veces contra muchos que ponen palos en las ruedas, que esos suelen ser de los nuestros aunque actúen contra nosotros. A veces en el difícil equilibrio entre el uso racional del pico y la pala, sobra pico y falta pala. Hay quien en un par de meses estará reflexionando sobre este asunto. No lo dude.

En fin. Lo que queda es seguir abriendo caminos, no solo para nosotros. Quien aspire a un futuro mejor, ha de fijarse en quien ha demostrado saber vislumbrarlo, como es el caso de Pontevedra, que siguió el camino correcto cuando todos tomaban el contrario y en ello seguiremos.

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