Máxima alerta en la comarca con la primera ola de turistas

Concellos, hoteles y sector hostelero apuran las medidas de seguridad para evitar contagios ►Las playas estrenan las nuevas reglas y la Guardia Civil acelera el control en carrreteras
Tino Lores empapando una alfombra con lejía. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Tino Lores empapando una alfombra con lejía. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

El mes de julio dejará en la comarca más de 25.000 visitantes, según las previsiones de los sectores hotelero y hostelero. La mayoría serán gallegos y habituales del verano en las Rías Baixas. Otros llegarán de distintas comunidades españolas, fundamentalmente de Madrid, Castilla y León, Barcelona, País Vasco o Asturias. Estos suplirán en alguna medida el turismo extranjero, absolutamente derrumbado en todas las estadísticas, con la excepción de Portugal, que a estas alturas es todavía una incógnita. La única certeza es que la apertura desde este mismo miércoles de las fronteras con el país vecino aportará otro buen puñado de visitantes a la provincia, pero el flujo en la raia se prevé mucho más contenido que en un verano habitual.

Son las novedades e incertidumbres del turismo post-covid, con el que el sector confía cubrir en torno al 50% de su oferta total de alojamientos. Esa es la expectativa y estos sus pronósticos. Los hoteles esperan llegar con suerte al 55% de ocupación (en total suman 26.000 plazas en la provincia). Casas rurales y pisos turísticos, algo más de 27.000 plazas en total, también pronostican alcanzar entre un 55% y un 65% de ocupación en julio. Y en los campings se meta es superar incluso estos baremos y rondar el 70% de ocupación media.

Los caminantes utlizarán sábanas de un solo uso. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
En el albergue los caminantes usarán sábanas de un solo uso. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
 

Todavía con la covid-19 en circulación, estas expectativas tienen a los profesionales y a las autoridades en situación de máxima alerta. Con el arranque de julio y la llegada de la primera ola de visitantes, las playas estrenan sus nuevas medidas de seguridad. Dependiendo del lugar, los usuarios podrán desde ver drones en Sanxenxo o Marín, hasta sufrir restricciones de aforo, anulación de aparcamientos, prohibición de actividades en la arena o turnos para la ocupación de los arenales.

La Guardia Civil inició este martes controles extraordinarios en los tránsito entre los principales lugares turísticos de las Rías Baixas. Y los Concellos tienen formadas a sus policías locales para que sitúen como una prioridad el control de las medidas de higiene y seguridad, evitar en la medida de lo posible las concentraciones y controlar al máximo el uso de mascarillas. Sanidade también mantiene a sus unidades de control y seguimiento a pleno rendimiento. El presidente de los hosteleros gallegos, Héctor Cañete, lo resumía todo en una frase esta semana: "Claro que hay riesgo, pero es necesario".

Doble filtro anti covid-19 en el albergue de peregrinos

Toma de temperatura corporal a la entrada del albergue de Pontevedra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Las instalaciones jacobeas vuelven este miércoles a la vida con la puesta en práctica de un estricto protocolo de acogida al peregrino y la reducción del 32% de las camas

"Hay que ponérselo difícil al coronavirus". Esta es la consigna con la que los 40 hospitaleros que colaboran como voluntarios en el albergue de peregrinos protagonizaron en la tarde de ayer un simulacro en las instalaciones jacobeas. La clase práctica que impartió el presidente de la asociación Amigos do Camiño Portugués, Tino Lores, les mostró cuál será a partir de este miércoles el nuevo protocolo de acogida a los caminantes.

El ensayo devolvió la vida al albergue, que permanecía cerrado desde el decreto del estado de alarma por coronavirus. La prueba tenía dos objetivos, por un lado informar a los hospitaleros de una forma práctica de cómo hay que llevar a cabo el protocolo de seguridad sanitaria para la prevención de contagios de la covid-19 (la mayoría de los voluntarios son personas de cierta edad y, por lo tanto, población de riesgo) y, por otra parte, demostrar a los peregrinos que las instalaciones de Otero Pedrayo son un lugar seguro libre del nuevo virus.

"Estamos obligados a adoptar unas medidas preventivas más drásticas que los demás establecimientos de acogida de la ruta jacobea", precisó Tino Lores. Las características del albergue, un local con mucho espacio, permiten la puesta en marcha de un doble filtro que tienen que superar los caminantes para alojarse: el primero comienza con la recepción del caminante, que debe mostrar su credencial y el carné de peregrino al voluntario que le espera tras una mampara situada en la entrada del local. "Al peregrino no se le toca para nada", advierte el presidente de Amigos do Camiño.

"No se puede garantizar al 100% que no habrá contagios, pero al menos intentaremos ponérselo difícil a la covid-19"

El uso del gel hidroalcohólico desinfectante de manos y el control de la temperatura corporal (para descartar que el caminante pueda tener la enfermedad) son los pasos siguientes en el primer filtro. En caso de que se observe algún síntoma se le prohibirá la entrada al albergue y se dará cuenta de la situación al teléfono de emergencias sanitarias del coronavirus, que enviará a un equipo que determinará si el caminante está libre del virus o si, por el contrario, puede suponer un riesgo de contagio para los demás usuarios del albergue y voluntarios. En este caso, las autoridades sanitarias aplicarían el protocolo correspondiente.

Además, en este primer filtro (antes de acceder al interior del albergue) el caminante deberá usar mascarilla, desinfectar su calzado en una alfombra humedecida con lejía. Los hospitaleros le facilitarán dos bolsas de plástico con las que el peregrino deberá cubrir su mochila y el calzado (las botas quederán guardadas en un zapatero).

La segunda fase de control al peregrino tiene lugar en el espacio de recepción, donde se le efectúa el check in (toma de los datos personales y entrega de la credencial sellada). Además, se les proporciona una sábana de un solo uso para la litera. El dormitorio ha visto reducida de forma significativa sus plazas, ya que de las 72 literas con las que cuenta el albergue solo estarán disponibles 22. Esto significa que se pierden 50 camas al guardar el espacio de seguridad de 1,5 metros tanto en los pasillos como entre literas. Cada plaza está delimitada con cintas.

De las dos camas de las que consta cada litera, las de arriba quedarán inutilizadas. Los caminantes podrán depositar en ellas sus enseres personales, evitando dejarlos en el suelo. Además, de esta forma será más fácil la realizacion de los dos zafarranchos de limpieza diarios del albergue: por la mañana (cuando los peregrinos abandonan el local) y por la tarde.

La entrada al centro de acogida se realizará por la puerta principal, mientras que la salida se efectuará a través del jardín.

La puesta en práctica de este protocolo supone un reto para los hospitaleros, un nueva experiencia que afrontan "con mucha ilusión y ganas. Queremos que los peregrinos del mundo sepan que el albergue de Pontevedra es seguro. Nuestro objetivo con este simulacro es que lo vean a través de las redes sociales para tranquilizarles y animarles a venir", subraya Tino Lores. En todo caso, reconoce que "no se puede garantizar al 100% que no habrá contagios, pero al menos intentaremos ponérselo difícil al coronavirus".

El presidente de Amigos do Camiño entiende que el éxito de las medidas de prevención en la acogida de peregrinos va a resultar fundamental para la reactivación de la economía de la ciudad. "Los caminantes son una buena fuente de ingresos para la ciudad, cada uno de los cuales efectúa un gasto medio de 30 euros diarios", subraya Tino Lores. Según sus cálculos, "de los 13.000 caminantes que solían pernoctar al año en el albergue de Pontevedra, este año se alojarán 4.000".

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