Hablar de la calle Michelena es hablar de transformación urbana porque este es el claro ejemplo del modelo de ciudad que se comenzó a implantar a finales del siglo pasado.
La vía ocupa el camino, denominado Poza das Rans, que bordeaba en la antigüedad el tramo de la muralla que se extendía desde la puerta de Santo Domingo hasta la de Trabancas. Cuando se derrumbaron las murallas, cara 1850, el gobernador civil Ramón de Michelena fue uno de los grandes impulsores de la mejora de esta calle. Esto provocó que el Concello decidiese, en 1858, rotular la vía con su nombre.
La calle une la Praza da Peregrina con la de España y por ella han pasado a lo largo de los años infinidad de establecimientos históricos. Desde el Banco de España, pasando por las estaciones de Teléfonos y de Correos, hasta el Casino Mercantil e Industrial, que instaló aquí su sede cuando se fundó, en 1928.
Aunque si se habla de negocios emblemáticos, es importante resaltar grandes cafeterías como el Carrillo, el Royalty o el Café español, también otros como la peluquería de Hereder Solla, la fotografía de Pintos, la farmacia de Eduardo Mosquera, la sastrería de Germán Gómez o la joyería de Suárez. Ningún pontevedrés olvida tampoco los almacenes de Simeón, la Óptica Moderna, la Droguería Magus, la zapatería California, Calzados Cerra o la popular Librería Michelena.
De los que quedan en la actualidad, hay tres que superan el medio siglo. La primera de ellas es Ricar Moda, establecimiento que abrió hace 63 años. "Lo abrió mi abuelo, Ricardo, después cogió el testigo mi padre, y después cuando él falleció, hace 7 años, lo cogimos mi madre, mi hermana y yo", explica Carlota Magariños, actual propietaria.
Ella recuerda a la perfección la transformación que sufrió esta calle. "Antes aparcaban los coches aquí delante y ahora, desde la peatonalización, hay mucho tránsito de gente, a todas horas".
Otro de sus vecinos más veteranos es la Mercería Dokar. Su dueño, Eduardo Rodríguez, recuerda como sus padres pusieron en marcha este establecimiento hace 65 años y como cambió "hasta la forma de comprar de la gente". "Se nota mucho el impacto de internet", afirma.
Rodríguez tiene pensado jubilarse en un par de años, "cuando pueda hacerlo mi mujer", y, llegado ese momento, "la tienda cerrará porque no hay relevo".

El tercer negocio más antiguo de esta calle es la Confitería Solla, parada obligatoria para los amantes del dulce. "El negocio lo abrieron mis padres en el año 67 y yo lo cogí hace 5 años", explica su dueña, Maica Solla que recuerda cuando "en el cruce con Gutiérrez Mellado había un guardia con el casco blanco dirigiendo el tráfico. Era un no parar de coches, y los autobuses de La Unión se cogían ahí al lado". "Antes había un montón de tiendas de pequeño comercio, todos nos conocíamos, éramos vecinos y amigos", añade.
Siguiendo con los locales históricos, en esta calle se encuentran dos de las zapaterías más populares de la ciudad. Por un lado, Pasarela, negocio que se inauguró en agosto del año 2001. "Esta zona para mí ha mejorado muchísimo, ha tenido cambios muy positivos. Es verdad que hay una parte negativa, que es la de que han ido cerrando algunas tiendas, pero al final es una zona de mucho tránsito, por donde pasa el Camino de Santiago", apunta su propietario, Jaime Troncoso.
En lo que respecta a Calzados Chiqui, Jorge Veiga puso en marcha esta tienda hace 36 años y rápidamente se convirtió en un referente entre el público infantil y juvenil de toda la comarca.
Los más novatos
Además de comercios históricos, en la calle Michelena destacan también otros establecimientos más modernos. Es el caso de las tiendas Paralel, Delirious (que se trasladó en el 2017), Le Petit Matt (que abrió hace 4 años) o Nonna (que lo hizo hace poco más de una semana).
"Antes estábamos en las galerías y evidentemente esta es una zona mucho más céntrica con más ambiente", apunta Ana Pazos, propietaria de Le Petit Matt.
"Yo creo que la calle ya es una locura de la gente que hay, pero si finalmente Zara se traslada para aquí, lo será aún más", señala Ángeles Santiago, dueña de Nonna.
Cerrando la lista de negocios más actuales se encuentra Candela Nails & Beauty, un establecimiento que aterrizó en la zona en enero de 2022 y que fue un 'boom' para el entorno. "Esta es una zona muy transcurrida, sino llenas el local con gente de fidelización, lo haces con la gente de paso, con los turistas. En el primer trimeste del año son meses más tristes pero a partir de mayo esto es pura alegría", confirma la fundadora, María del Mar Martín.
El epicentro de los helados
Si hay algo que triunfa en esta zona eso son las heladerías. En apenas 90 metros hay tres: Bico de Xeado, Copacabana y Stromboli. El dueño de este último negocio, que abrió en mayo de 2020, asegura que "no hay mejor ubicación para un negocio así. Cualquier turista que venga a Pontevedra va a pasar sí o sí por aquí".