Miguel Fernández-Cid, director del Museo de Arte Contemporánea de Vigo

"El Marco es un reto al que hay que dedicar 48 horas al día"

Programar más exposiciones individuales, aprovechar todos los espacios disponibles en el edificio y dialogar de forma permanente con el resto de los centros de arte de Vigo y con la propia ciudad son algunos de los retos que se plantea el pontevedrés Miguel Fernández-Cid apenas un mes después de ser nombrado oficialmente nuevo director del Marco

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photo_camera El nuevo director del Marco de Vigo, el pontevedrés Miguel Fernández-Cid. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

La controversia rodeó el abandono de la dirección del Museo de Arte Contemporánea (Marco) de Vigo por parte de Iñaki Martínez Antelo (2006-2017) y la controversia ha rodeado el nombramiento de Miguel Fernández-Cid (Pontevedra, 1956) como su sustituto. El nuevo director de la institución aspira a que su trabajo acalle las críticas que han rodeado su designación, avalada por un tribunal en el que estaban, entre otros, Miguel Zugaza (actual director del Museo de Bellas Artes de Bilbao y exdirector del Museo del Prado) y Juan Miguel Bonet (exdirector del Instituto Valenciano de Arte Contemporáneo y exdirector del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid). Fernández-Cid, miembro de la Academia Galega de Belas Artes; entre 1998 y 2005 director del Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC), y entre 2010 y la actualidad director de la Fundación Torrente Ballester, enfrenta el reto de recuperar el prestigio del Marco y consolidar su reputación como referente museístico en Galicia.

¿Cómo están siendo estos primeros días al frente del Marco?
Están siendo de puesta al día de conocimiento sobre el museo y de diálogo con los distintos actores implicados en  la institución. Estoy haciéndome incluso con los espacios. No es lo mismo verlos como espectador, que sabiendo que vas a tener que trabajar en ellos. Estoy haciéndome también con el equipo que, por cierto, me ha recibido muy bien. Al mismo tiempo, estoy empezando a articular el trabajo futuro. No he tenido tiempo de aburrirme. 

Ha tenido que abandonar la dirección de la Fundación Torrente Ballester.
Así es. La posibilidad de compatibilizar los cargos ni se contemplaba. La dirección del Marco es un reto al que hay que dedicar, como suele decirse, 48 horas al día. 

¿Se ha marcado algún objetivo inmediato como director?
El que te acabo de decir: hacerme con todo esto. También quiero hacerme con la ciudad. Es una obviedad que Vigo es muy distinta a Santiago o a Pontevedra, ciudades más abarcables. Ésta es más grande, más dinámica, más difícil. Si me preguntas por objetivos más generales, uno que me ocupa y me preocupa es sacarle la rentabilidad debida a la situación estratégica que tiene el Marco. Está en el centro de Vigo, en una zona peatonal, uno de los lugares de paseo por excelencia, pero, probablemente debido a su lenguaje arquitectónico y su volumen, se percibe como un edificio cerrado. Tenemos que darle más visibilidad. De la misma manera hay que conseguir una mayor complicidad con la propia ciudad y con el barrio. Así que no solo estoy pensando en un perfil expositivo sino también en este tipo de detalles. Como darle un mayor impulso a la Biblioteca-Centro de Documentación o definir diferentes exposiciones de acuerdo con espacios concretos... Pero las cosas requieren su tiempo. Y a mí me gusta ir de abajo arriba, consolidando cada paso.

¿Le parece que el Marco no ha acabado de integrarse en Vigo?
No, no es eso. Creo que tiene unas condiciones excelentes para ser un museo más visible. Pongamos por caso mi experiencia en el CGAC. Al lugar en el que se encuentra, las afueras de Santiago, solo llega gente que va allí adrede. El caso del Marco es completamente diferente. Ocupa un lugar privilegiado en Vigo y hay que aprovecharlo. Su emplazamiento es un auténtico lujo. Hay que conseguir que la gente que pasea por allí, entre.

Aunque ya me ha dicho que el perfil expositivo se definirá más adelante, ¿tiene previsto atenerse a lo que era hasta ahora el museo como espacio de arte contemporáneo? ¿O habrá algún cambio?
En líneas generales, el Marco es un museo de arte contemporáneo y lo seguirá siendo. Porque es lo que tiene que ser. Yo lo que voy a intentar es que sea un poco más plural. Es decir, tendrán cabida muestras que quizás hasta ahora no la tenían. Sobre todo, en sus inicios. Me explico: en la apertura del museo, su primera directora [Carlota Álvarez Basso, en la dirección entre 2002 y 2005] avanzó que, como el CGAC hacía fundamentalmente exposiciones inviduales, el Marco iba a centrarse en diseñar un línea de exposiciones colectivas y de trabajo más intenso con los comisarios. Bien, pues va a haber más exposiciones individuales. De hecho, la propia evolución del Marco ya iba por este camino. Me interesa mucho que los artistas se puedan medir a los espacios que tiene este museo. En este sentido, la exposición que ya está prevista, la de Colmeiro...

Por supuesto que no me gustó que se filtrase mi nombre, pero tengo mi conciencia muy tranquila. Espero que el tiempo ponga las cosas en su sitio y mi trabajo hable por sí mismo

Precisamente una exposición también rodeada de cierta polémica al estar protagonizada por un pintor de la vanguardia gallega y no por un artista contemporáneo en sentido estricto.
Ya. Pero lo que no va hacer nunca el Marco es una exposición historicista de Colmeiro. El Marco tiene la obligación de buscar una mirada distinta sobre él, una mirada en clave contemporánea. De verdad que yo creo que en el Marco tienen cabida exposiciones en las que se vuelva a artistas importantes para hacer una lectura contemporánea de su obra. Pediría que se espere a ver la exposición antes de juzgarla. Y recordaría que el propio Marco le dedicó ya una gran exposición a Luis Seoane. Como el CGAC que, antes de llegar yo a la dirección, acogió una gran exposición de Medardo Rosso. Puede ser que lo que pase es que unos artistas estén mejor vistos que otros por determinados perfiles de historiadores y críticos.

En su controvertida salida del Marco, Martínez Antelo habló, entre otras cosas, de «desilusión» y de «presupuestos al límite de lo razonable». ¿Le preocupan estas cuestiones que marcaron el final en el cargo de su predecesor?
Claro que me preocupan. P¡Cómo no me van a preocupar! De Iñaki Martínez Antelo me quedo con algunas reflexiones, que me parecieron muy honestas, sobre el descenso del presupuesto, de cómo intentó buscar recursos sin suerte y de cómo quizás eso marcaba el final de su etapa y la llegada de alguien diferente que pudiese tener más fortuna. Yo espero tenerla. Porque desde luego el Marco necesita dotarse de un mayor presupuesto para situarse entre los espacios que marcan tendencia. Pero insisto: soy una persona a la que le gusta ir poco a poco consolidando cada paso. Voy a tomarle el pulso a todo esto y luego veremos qué se puede hacer. No soy de los que entran pidiendo más presupuesto y personal. Aquí todo es justito. Así que lo haremos lo mejor que podamos con trabajo e imaginación. Ahora, si se quiere dar un paso más, que se quiere, hay que tener claro que se necesitan más recursos.

¿Ha hablado con Iñaki Martínez Antelo? ¿Le gustaría hacerlo?
Lo voy a hacer. Por supuesto que quiero hacerlo. Ha sido el director del Marco en los últimos años y maneja una serie de claves que me gustaría que compartiese conmigo. Igual que quiero hablar con el actual director del CGAC [Santiago Olmo] e igual que también quiero hablar con los responsables de otros espacios de la ciudad. 

Las bases del concurso para la nueva dirección del Museo de Pontevedra no están en sintonía con la importancia de la institución. Es un 'gigante' que tendría que tener al frente a otro 'gigante'


¿Es precisamente uno de los retos del Marco dialogar con los otros espacios de arte de Vigo? Aparentemente, la relación de la ciudad con sus museos es complicada.
Para mí es absolutamente esencial que exista un diálogo entre los diferentes espacios. Se puede y se debe colaborar.  

Su llegada a la dirección del Marco ha estado rodeada de polémica al salir su nombre como designado antes de oficializarse el nombramiento. El portavoz de Marea de Vigo llegó a hablar de «dedazo». ¿Ha sido éste un proceso limpio?
Por supuesto que lo ha sido. Se acusó a la Academia Galega de Belas Artes, a la que yo pertenezco, de haber participado en la redacción de las bases. Inmediatamente fue desmentido. Me da pena que se produjesen esas declaraciones que parecían poner en tela de juicio el nombramiento. Pero estoy muy tranquilo porque sé que nada de eso es verdad. Es cierto y es público que la Academia como institución le manifestó en su día al alcalde su preocupación por la situación del Marco y que, a partir de ahí, hubo una serie de reuniones con representantes municipales sobre este asunto. Y es cierto y es público que yo participé en dos de ellas en las que desde el Concello se nos consultó sobre los distintos espacios expositivos de la ciudad. Todo fue público porque ni teníamos nada que ocultar, ni yo tenía idea alguna de que la vida acabaría trayéndome al Marco. Estoy hablando de abril del año pasado y el concurso se convocó en noviembre. ¿Por qué se filtró mi nombre? Quién sabe. ¿Porque a alguien no le apetecía que yo viniese a ocupar este cargo? No lo sé. Te hablo con absoluta franqueza: por supuesto que no me gustó que saliese mi nombre, pero tengo la conciencia muy tranquila. Solo hay que ver las personas que formaban parte del tribunal del concurso. Es difícil de creer que aceptasen una designación impuesta. En fin, espero que el tiempo ponga las cosas en su sitio, el trabajo hable por sí mismo y se me juzgue por él.

El nombramiento de los directores de los museos gallegos parece condenado a producirse entre polémicas. Así fue con Santiago Olmo al frente del CGAC, así ha sido con usted y parece que así va a ser con el del Museo de Pontevedra. ¿Conoce las bases de esta última convocatoria? ¿Qué le parecen? 
En un asunto como éste no puedo permitirme ninguna tibieza porque mi relación con el Museo de Pontevedra es muy especial. Está incluso ligada al ámbito de los afectos. No soy neutral. Me siento implicado en todo lo que atañe al Museo de Pontevedra. Así que me pronuncié cuando al director, en una etapa anterior, se le quitó la autonomía que tenía. Y puedo pronunciarme exactamente igual ahora. ¿He leído las bases de la convocatoria? Sí, las he leído. ¿Qué me parecen? Me parece que son unas bases que no están en sintonía con la importancia que tiene el Museo de Pontevedra. Estamos hablando de un ‘gigante’ que al frente tiene que tener a alguien que sea también otro gigante. Ojalá se acierte en la elección porque esa persona tiene por delante un trabajo ímprobo.