La situación sanitaria permitió retomar este año la competición, que en 2019 estrenó nuevas reglas en las que el tiempo no es ya la única vara de medir. También se valora la destreza, habilidad e ingenio a la hora de superar las diferentes pruebas que se encontrarán en el camino. Porque el peregrinaje de estos militares está plagado de adversidades y de obstáculos a superar en poco tiempo.
Desde cruzar ríos a nado hasta colgarse de varios puentes, alguno de ellos siempre en Pontevedra, los soldados superarán un mínimo de siete pruebas a lo largo de los 120 kilómetros que separan Tui de la capital gallega.
[Tres participantes, tras las pruebas de natación en Pontevedra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO]
La competición incluye recorridos topográficos, tiros de precisión con fusil, pistas de obstáculos, rápel y pasos de río (ambos en la Boa Vila), recorridos cronometrados o lanzamientos de granadas.
En su mayoría, los contendientes pertenecen a las tres bases de la Brilat, que es la organizadora oficial de la prueba, en Figueirido, Valladolid y Asturias. Pero cada año se suman representantes de otras unidades como La Legión, el Tercio Norte o el Ejército del Aire. En la última edición participaron representantes de la Comandancia General de Ceuta, la Brigada Canarias o el Tercio Viejo de Sicilia.
[Imagen de la salida de la expedición, en Tui, con el puente internacional al fondo. CEDIDA]
Numerosos ciudadanos son testigos, cada año, de las pruebas. Entre las más conocidas está el descenso en rápel desde el puente de las Palabras o el cruce a nado del río Lérez.
Un problema mecánico impidió realizar este miércoles el siempre espectacular descenso que estaba previsto en el puente de Pontevedra. Lo que sí pudo ejecutarse fue el cruce a nado del río Lérez, una prueba en la que los militares deben nadar con el petate a cuestas.
La competición culminará este año como siempre, con la tradicional entrega de premios en la plaza del Obradoiro.