Muchas dudas sobre la desescalada y menos miedo al coronavirus

Sectores como la hostelería o el comercio, vecinos y sindicatos opinan sobre el panorama que deja el alivio de las restricciones
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photo_camera Una trabajadora de un bar limpia una mesa. JAVIER CERVERA-MERCADILLO.

No se le puede llamar normalidad. La tímida apertura de la hostelería que anunció la Xunta este miércoles no convence a los hosteleros, que se mantienen en pie de guerra frente a las restricciones que "culpabilizan al sector" y se muestran contrarios a una vuelta a medias. Pero el comercio acusa también el parón de bares y restaurantes, las peluquerías dan por perdida la Navidad y todos pelean por aguantar más allá de un fatídico 2020. Los taxistas pierden toda la facturación de las noches de fin de semana y los hoteles tratan de resistir pese al cierre perimetral que mantiene a Pontevedra, Poio y Marín aislados. El anuncio de la Xunta deja entre la ciudadanía muchas dudas sobre qué se puede hacer y sobre cual es la clave para vencer a un virus al que se le tiene menos miedo y que causa hartazgo.

La hostelería sigue enfadada

Se ha convertido a su pesar en uno de los sectores protagonistas de una crisis que dura ya nueve meses con cierres y reaperturas que se van encandenando. "Esto no es una desescalada, es un asesinato", explicaba este miércoles la secretaria y portavoz de Hoempo en Pontevedra, Elena Vitoria. La asociación de empresarios de la hostelería de Poio, Marín y Pontevedra celebra este jueves una protesta en forma de caravana de coches por los tres concellos para reclamar más ayudas. Los ánimos entre los integrantes del colectivo estaban caldeados, después de conocer las condiciones en las que podrán abrir. "Parece ser que el coronavirus se activa a las cinco de la tarde, que antes no se contagia", criticaba irónica Elena Vitoria.

Los hoteleros de Pontevedra celebran este jueves una asamblea en la que decidirán qué medidas tomarán en relación al anuncio de la Xunta, algunos de ellos apuntaban a la posibilidad de mantener el cierre. "No compensa abrir una terraza en pleno mes de diciembre, con lluvias, al 50%, para cerrar a las 17.00 horas", contaban fuentes del sector.

Ni trajes de noche ni peinados de fin de año en comercios y peluquerías

Por otra parte, los empresarios tampoco tienen claro si pueden seguir optando a ayudas en el caso de abrir o si se podrá mantener a parte de las plantillas en ERTE. "Vamos sobresalto tras sobresalto, nuestro estado anímico es ya muy preocupante", lamentan desde Hoempo.

Los trabajadores, pendientes del teléfono

Si entre los empresarios de la hostelería la incertidumbre es una sensación común, los trabajadores del sector se encuentran en una situación parecida. "A maioría deles están nun ERTE, pendentes agora mesmo do teléfono por se teñen que incorporarse o venres", cuenta la responsable de CIG Servizos en Pontevedra, Diana Rodríguez.

La crisis generada por la covid-19 se suma a la precariedad y la temporalidad que ya es habitual entre profesionales como los camareros. "Moitos dependen de contratacións eventuais que non se poden producir cando as empresas están nun ERTE", cuenta Rodríguez. Así, la vuelta de la hostelería no es garantía de trabajo para muchos de ellos.

Repercusión en el comercio

Como eslabones de una misma cadena, el comercio se resiente si otros paran. "Tiramos unos de los otros, es evidente que la venta de alimentos para la hostelería, como por ejemplo el marisco, se ve muy afectada, pero también es un problema para las tiendas de ropa. Este año nadie va a comprar un vestido para fin de año, o un traje para estrenar en una cena de empresa o de amigos", explicaba Miguel Lago, presidente de la asociación Centro Comercial Urbano Zona Monumental (CCUZM). Así, aunque el comercio permanezca abierto, nota la falta de actividad en las calles que genera la hostelería, especialmente en el centro histórico.

"Es cierto que en el Black Friday se vendió, pero también es verdad que durante el resto del mes las ventas estuvieron muy paradas", explica. En este sentido, la recuperación de la actividad en la hostelería es una buena noticia. "El problema es que con las duras condiciones que les ponen va a abrir muy poca gente", cuenta Lago.

Los vecinos muestran su hartazgo ante una sucesión de medidas restrictivas que no se han notado demasiado

Otro de los sectores tocados por el cierre de la hostelería es el de los taxistas. "Todo lo que podíamos facturar en las noches de fin de semana, especialmente en esta época en la que había muchas cenas, lo hemos perdido", explicaba este miércoles uno de los conductores de la ciudad.

Los hoteles, por su parte, mantienen las limitaciones en su actividad al no levantarse el cierre perimetral de la ciudad de Pontevedra, junto con Poio y Marín. "Nosotros seguimos en la misma situación que estábamos", explica la presidenta de los hoteleros de Pontevedra, Paula Lourido, cuyo establecimiento permanece cerrado.

"Las de este año van a ser unas fiestas extrañas", adelanta Miguel Lago refiriéndose a la Navidad. Así, explica que los comerciantes se encuentran "algo perdidos" acerca de los nuevos hábitos de la gente. "Por ejemplo, se ha disparado la venta de pequeños electrodomésticos, la gente no se ha ido de vacaciones o no se gasta el dinero en ir de restaurante y lo invierte en casa, con muebles o pequeñas reformas", cuenta el presidente de CCUZM.

Peluquerías a medias

La apertura de las terrazas no significa que se vayan a celebrar cenas de Navidad, por eso las peluquerías no cuentan con el volumen de negocio que generaban este tipo de eventos en los salones de belleza. "En ese sentido la situación no va a cambiar, es bueno que abran los bares poco a poco, pero no creemos que nos vaya a suponer mucho más trabajo a nosotros", explicaba Beatriz Pintos, presidenta de la Asociación de Peluqueros de Pontevedra. "Esto es algo que ya se veía venir, la gente se relajó y hubo que cerrar de nuevo poniendo a los bares como cabeza de turco", indica.

Sobre la actividad en las peluquerías, indica que la nueva normalidad trajo consigo hábitos que no pasan por ir a este tipo de establecimientos. "Hay gente que quiere seguir arreglándose para sentirse bien, pero por los salones no viene ni la mitad que antes, se preparan en casa o no consideran necesario venir porque tampoco tienen vida social", cuenta.

Ahora mismo, la batalla para el sector reside en conseguir que el Gobierno reduzca el IVA a este tipo de servicios. "También sería importante que se redujese el coste que supone cada trabajador, porque con los ingresos que estamos teniendo es insostenible", cuenta mientras asegura que su objetivo es llegar a verano para dejar atrás estos meses de crisis.

Confusión entre los vecinos

La sucesión de medidas restrictivas para frenar la pandemia ha generado un estado de confusión generalizada. "Xa non sabemos nin que horario temos, nin por que concellos nos podemos mover, nin se nos podemos xuntar catro ou seis...", explicaba este miércoles el presidente de la Federación de Asociacións de Veciños Castelao, Juan Loureiro. El líder vecinal lamentaba que las restricciones "a medias" no estaban funcionando en Pontevedra y esto genera cierto hartazgo entre la ciudadanía.

Un paseo por la ciudad bastaba para comprobarlo. Buena parte de la población ha perdido el miedo con el que se enfrentaba al virus en marzo y es partidaria de "convivir con él". Pero esa convivencia no siempre es fácil.

En este sentido, los vecinos reclaman más controles para que se cumplen las medidas. "Eu desprázome por moitos concellos por cuestións de traballo e nos últimos dous meses non vin nin un só control", cuenta Loureiro. Al mismo tiempo, señala la dificultad por la que pasa buena parte de la juventud de la ciudad. "Eu teño un fillo de 21 anos que leva sen saír da casa dous meses, ademais é todo moi lioso porque nos estamos sacrificando para que os casos sigan crecendo, está claro que algo se está facendo mal", se quejaba Loureiro.

Otro representante vecinal, Ramón Agulla, de la Federación de Veciños Boa Vila, explicaba que lo prioritario es "a saúde dos veciños". Sin embargo, también indicaba que una ciudad como Pontevedra depende de la hostelería para mantener su economía a flote. "O que necesitamos é sentido común e responsabilidade, hai que cumprir para que os hosteleiros poidan ingresar algo e se mova a economía", explicaba.

Del mismo modo, Agulla recordaba que este compromiso con poner freno al virus debe ser compartido por toda la ciudadanía, más allá de la ciudad. "Non importa só que cumpramos en Pontevedra, de nada serve que nós cumpramos se en Madrid, por exemplo, a xente segue contaxiándose e expandindo a pandemia", terminaba. De ello dependen las vidas de muchas personas.

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