En el colegio le llamaban Chino, por sus ojos rasgados. Sus colegas del mundo audiovisual se refieren a él como el rey que convierte en oro todo lo que toca. En Pontevedra es Pepo.
Es un viernes de noviembre y diluvia en la Boa Vila. José Manuel Lorenzo interrumpe la sobremesa con sus padres para acudir a una cita médica y a una entrevista con Diario de Pontevedra. "Mi hermano es peor que cualquier agente, no me deja parar", bromea el segundo de los hermanos Lorenzo en el día que ha mantenido sendas reuniones en el Concello y la Diputación para hablar del rodaje que su productora DLO proyecta en la ciudad en enero.
"Parecía Spielberg, rodeado de políticos y fotógrafos", ríe. Acostumbrado a los focos, desde hace algún tiempo, confiesa, prefiere pasar desapercibido. "Me gusta ver mi nombre en los créditos de mis series, pero nada más. Que mi trabajo hable por mí", dice.
Gerardo y José Manuel Lorenzo se refugian de la lluvia en el edificio Castelao del Museo de Pontevedra para mantener este encuentro; un viaje a través de los recuerdos hasta su infancia, que les llevará por algunos de los momentos que marcaron la vida del ingeniero nuclear que dirigió todas las televisiones y que firma producciones de éxito como ‘El inmortal’, con millones de espectadores en todo el mundo.
"Nuestros primeros recuerdos son de cuando compartíamos la habitación de chiquillos, luego yo llevándolos a la escuela de la mano... ", comienza el mayor de los hermanos. "Cuando se fue a Madrid a estudiar iba en aquellos trenes de la Renfe que tardaban 12 o 14 horas y en Navidad esperábamos en la estación toda la familia, Hoy vuelve con un proyecto importante para rodar aquí", añade.
"No conozco ninguna ciudad del mundo que cumpla todos los requisitos como Pontevedra para este proyecto y me siento feliz no, lo siguiente", reconoce el productor. "Allá donde voy siempre digo que tienen que venir a Pontevedra, una ciudad diferente a todas, mágica".
En Navidad esperábamos en la estación toda la familia, Hoy vuelve con un proyecto importante para rodar aquí" (Gerardo Lorenzo)
No es la primera vez que pasa por su cabeza hacer de la Boa Vila la ciudad protagonista de una de las historias que lleva a la pequeña pantalla. "Este proyecto no nació para rodarse en Pontevedra, llega aquí porque es lo mejor para el proyecto".

Recuerdos en Pontevedra
El primer escenario pensado para celebrar este encuentro era la Alameda, donde transcurrió parte de su infancia. Por allí cruzaban los hermanos para ir al colegio. "También jugábamos al fútbol, teníamos un club que se llamaba el Chelsea, con camisetas blancas y verdes", dice entre risas José Manuel Lorenzo.
"Uno de los recuerdos de mi infancia asociados a la Alameda es el del día que hacía mucho frío y le pedí a mi hermano que me llevase la cartera, él me dijo que no y la dejé tirada en el suelo. Al llegar al instituto me preguntaron por qué no la llevaba y mandaron a mi hermano a buscarla. Hasta recuerdo cómo era la cartera", ríen los dos.
Cómplices, durante la conversación, que oscila entre la emotividad y la camaradería, Gerardo observa a su hermano pequeño que va trazando un relato de su vida. Y este recurre al humor en los momentos más emotivos. Comparten recuerdos y alguna que otra carcajada.
"Teníamos la suerte de tener un hermano mayor como Gerardo. Ya de pequeño era un mangallón que nos defendía de todo. Yo era enclenque, delgadito... Nos influyó mucho y luego en Madrid fue el primero que despuntó. Fue como un segundo padre", confiesa José Manuel, "luego de mayor se ha ido estropeando", dice .
Gerardo asiente. "Crecimos todos muy juntos. Dormíamos los cuatro en la misma habitación, jugábamos al fútbol dos y dos... Éramos un clan muy unido, hasta los 17 que se fue estábamos todos juntos".
También comparten su devoción por sus padres, Erundino Lorenzo, en su día director del colegio de la Cidade Infantil Príncipe Felipe, y María del Carmen Torres, profesora de Educación Especial, con quien horas antes habían estado compartiendo mesa y una conversación. "Todavía hoy cuando viene José Manuel tienen un extra en la nevera", dice el empresario.
"Nos han inculcado enormes valores, los cuatro hermanos somos distintos, tenemos ocupaciones distintas, ideologías políticas y hasta religiones distintas. Nos han hecho muy tolerantes", observa José Manuel, que también destaca la relación con los hermanos pequeños, Francis y Miguel, con quienes de niños emprendían guerras "a sifonazos".
"A mi padre le gustaba el sifón González de Dios. Tengo una burbuja de sifón todavía pegada en la retícula", ríen de nuevo.
De ingeniero de válvulas a rey Midas de la televisión
Con un expediente brillante, José Manuel Lorenzo escogió la carrera de Ingeniería porque quería irse de Pontevedra. Obtuvo dos becas y pudo irse a Madrid.
"Había que esforzarse porque la herencia que tenías iba a ser la educación y la formación", apunta el hermano mayor.
Amante de la literatura, el cine y el arte, en aquella época José Manuel estaba ligado al mundo más underground, por lo que se reconoce "una rara avis en la universidad de Ingeniería". "Fui un tipo bastante hippy", indica. "Muy bohemio", apostilla Gerardo.
Así que además de formarse en Ingeniería estudió Dirección de Cine. Pese a todo, su primer trabajo fue como ingeniero de sistemas en Trillo, en Guadalajara. "Siempre digo que había miles de válvulas aprobadas con mi nombre que tenía que irme de allí antes de que una saltase por los aires", vacila de nuevo.
Pocas veces tuvo que buscar trabajo y una vez se adentró en el mundo audiovisual se olvidó de la ingeniería y fue "saltando" de una televisión a otra hasta convertirse muy joven en un alto ejecutivo. Tras un tiempo en TVE, estuvo en Telecinco, vivió la época de Antena 3 como director general con Antonio Asensio y marcó la evolución de la pequeña pantalla. "Entonces se transformó la industria, fue el nacimiento de las series de ficción y yo tuve la suerte de pilotar aquella nave con Asensio".
Más tarde se pasó a Canal Plus, la primera plataforma en España. "Tuve la suerte de poder trazar con línea gruesa el recorrido del audiovisual que se iba desarrollando".
Muchas veces le han considerado un visionario ,pero José Manuel Lorenzo, asegura, "nunca me he sentido así. Todo lo que hice fue porque me movió una pulsión, un motor creativo y además tenía claro a dónde quería llegar".
Años después se convirtió en un productor independiente para poner en marcha sus propios sueños. Y al principio, confiesa, pasó años "durísimos".
"Llegar es difícil, mantenerse es la hostia pero cuando te caes después de haber estado tan arriba te haces añicos", explica el productor del musical español ‘Hoy no me puedo levantar’. Sin embargo, si alguna arista positiva tiene la experiencia del fracaso, asegura, es que tras este "cuando tienes un éxito te lo crees menos".
"Con un éxito se abren las puertas a cada paso que das y sale una mano a abrazarte. En el mismo camino, cuando traes un fracaso en la mochila no se abre una puerta, es más, si se abre y te ven se cierra", sentencia ante la mirada atenta de su hermano.
"Llegar es difícil, mantenerse es la hostia pero cuando te caes después de haber estado tan arriba te haces añicos" (José Manuel Lorenzo)
A pesar de las puertas cerradas, nunca se ha sentido solo del todo. "Tienes familia y un grupo reducido de amigos incondicionales que siempre están y, por cierto, algunos están aquí, en Pontevedra. Son esos amigos que pasas años sin ver y cuando los has vuelto a ver en las mismas calles donde te tirabas piedras o sorbías los mocos el abrazo vuelve a ser igual".
A lo largo de su trayectoria, José Manuel Lorenzo ha entablado amistad con personajes de todos los ámbitos, la política, la economía, la empresa,el cine o la televisión... Nombres como Jesús Quintero ("con quien he compartido tantas cosas"), Felipe González ("al que a pesar de todo sigo admirando"), Alberto Cortina o, a nivel internacional, Carlos Slim, en México, y Andy García, en Los Ángeles, son algunos de los que le han marcado. "Los domingos de resaca en el hotel eran duros y cuando te invitaban a su casa a comer era maravilloso".
"La verdad es que me ha impactado todo tipo de gente. Yo me muevo muy bien en las altas esferas, pero en los bajos fondos soy la leche", añade rescatando una frase que utilizó en la presentación de su serie El inmortal.
Gerardo Lorenzo le pregunta por Berlusconi, que fue a buscarle para que trabajase con él. "Éramos personas absolutamente distintas, no teníamos ningún tipo de conexión, pero era tan entrañable conmigo más allá de todas las diferencias que me unían a él", responde.

El futuro
Confiesa el creador de DLO Producciones que se ha cansado de ver la tele, eso sí, lee hasta tres periódicos al día, sigue algunas firmas de opinión y devora series de ficción. Tampoco a nivel profesional mira ahora hacia la televisión. "Me gusta contar historias pero la tele ya no es para mí, igual me empaché".
Ahora reconoce estar viviendo uno de los mejores momentos de su vida. "Me pellizco cada día. He tenido mucha suerte, tengo mucho trabajo y una gran capacidad de olvido, cero rencor. Me he hecho más a mi bola".
"Lo local y lo cotidiano es lo más grande que hay, siempre que he triunfado en algo ha sido con historias pequeñas". (José Manuel Lorenzo)
¿Y el futuro? "Como buen yogui que soy te diré que el futuro depara lo que uno es capaz de hacer".
En la actualidad los sueños los reserva para su faceta más íntima, a nivel profesional "tengo realidades, muchos proyectos por hacer". Así, a la producción que en enero empezará a germinar en las Rías Baixas añade al menos dos proyectos más: uno de ellos inspirado en el libro ‘Anatomía de un instante’, de Javier Cercas, que pronto verá la luz; y otro inspirado en el libro de Julia Navarro ‘Dispara, yo ya estoy muerto’.
De lo que no hay duda es de que José Manuel Lorenzo seguirá contando historias. "Moriré con las botas puestas", remata. Desde Madrid, o desde su refugio de Ibiza o su casa de Pontevedra.
"Lo local y lo cotidiano es lo más grande que hay, siempre que he triunfado en algo ha sido con historias pequeñas".
Pasó su infancia en Pontevedra hasta los 17 años que se fue a Madrid a estudiar Ingeniería Industrial. En un principio dirigió su trabajo hacia la ingeniería, aunque tras realizar un máster en marketing televisivo en la San Diego State University, se incorporó primero a CBS/Fox España y seguidamente a Televisión Española, en ambos casos como director comercial. Fue director general de Antena 3 y Canal +, presidente de la productora Boomerang.
En 2011 fundó DLO Producciones porque «quería crear mis sueños» y con la que firma
El ángel de Budapest (2011), Las aventuras del Capitán Alatriste (2015), La caza (2019), Los Japón (2019), Señor, dame paciencia (2022), El inmortal (2022), documentales como Planeta Zara o Ciudadano Cheng y formatos de nueva creación como Radio Gaga.