Las mujeres que reivindican el taller

SECTORES MASCULINIZADOS ►Aún son pocas, pero el taller también es cosa de chicas. Lo demuestran las ocho alumnas y las dos profesoras de la rama de automoción del CIFP A Xunqueira. Quieren acabar con la brecha de género en el motor y animan a más mujeres a formarse en un sector con muchas salidas laborales
Riveira y Quintairos, al frente, junto a sus alumnas y algunos de sus alumnos. DAVID FREIRE
photo_camera Riveira y Quintairos, al frente, junto a sus alumnas y algunos de sus alumnos. DAVID FREIRE

A Leticia Pequeño le empezó a entrar el gusanillo del motor con un curso del Inem. Luego hizo un ciclo medio de este ámbito y ahora trabaja como pintora en un taller y estudia el Ciclo Superior de Automoción que se imparte en el CIFP A Xunqueira. En el futuro le gustaría ser profesora de formación profesional en este sector. Es una de las ocho mujeres entre los más de 150 varones que se forman en los títulos de Electromecánica, Carrocería y Automoción impartidos en el CIFP A Xunqueira. Ellas, junto a sus dos profesoras, reivindican el taller como un lugar también para las mujeres.

"Cuando llegué a este centro, en 2015, había dos mujeres en el alumnado y hoy son ya ocho. Yo estoy encantada de sumar cada vez a más chicas a este ciclo, por eso hacemos charlas informativas en institutos entre alumnos de ESO, que vienen a visitarnos y todavía se asombran de que haya profesoras y alumnas. Nos encantaría formar a más mujeres y tenerlas en un futuro trabajando con nosotras como compañeras, formando equipo", cuenta Marisa Quintairos, profesora de Organización y Mantenimiento de Vehículos en el CIFP A Xunqueira, ingeniera especializada en automoción. "Me encantaría que viniesen más alumnas, porque son tan capaces o más que sus compañeros hombres", añade Quintairos.

Nazaret Riveira es también profesora, ella del cuerpo técnico, en los ciclos de automoción de A Xunqueira, en los que imparte Mantenimiento de Vehículos. "Se nota un gran vacío de mujeres, la automoción en general es un mundo muy masculinizado", apunta. La brecha llega al equipo docente, de modo que el departamento de Automoción del centro está formado por 13 hombres y dos mujeres, las propias Nazaret y Marisa.

Marisa y Nazaret con una maqueta de multiplexado y un osciloscopio. DAVID FREIRE
Marisa y Nazaret con una maqueta de multiplexado y un osciloscopio. DAVID FREIRE
 

"En mi familia no hay nadie que tenga talleres, yo conocí por casualidad a Marisa mientras estudiaba una FP Básica en el mismo centro y, hablando con ella, me animó a venir", explica Lorena María Bouzas cuando le preguntan por qué ha escogido la automoción para formarse. A su compañera, Fátima Senín, que estudia con ella el Ciclo Medio de Electromecánica en una clase en la que son dos chicas entre 16 chavales, lo de los coches sí le viene de familia. "Supoño que me gustan os coches porque me influíron os meus irmáns, que son afeccionados ao motor", cuenta la joven. Otra de las alumnas de Marisa y Nazaret, Paz Rodríguez, llegó al Ciclo Superior de Automoción desde el ámbito laboral. "Me interesé por esto al trabajar como diseñadora gráfica en una empresa que gestiona bases de datos de automoción", cuenta. Laura Iglesias, su compañera de ciclo, lo resume en pocas palabras: "Me gustan los coches". Por eso, sin darle más vueltas, después de estudiar en Bachillerato por la rama de Humanidades se lanzó a formarse en Automoción.

"Este es un ámbito en el que hay muchísimo trabajo y ofrece muchísimas posibilidades de iniciar proyectos, sobre todo teniendo el Centro Tecnológico de Automoción tan cerca, en Porriño. Yo tengo muchas ganas de trabajar con mis alumnas en este campo, sin descuidar nunca a los chicos, eso por supuesto, pero se trata de conseguir que vengan cada vez más mujeres", cuenta la profesora Quintairos, que asegura que el trato tanto entre el alumnado como entre el equipo docente ha sido siempre muy bueno en el ciclo. Pero eso no quiere decir que todavía sorprenda ver a una mujer en el taller. Quintairos lo sabe y tiene montones de anécdotas en las que queda patente que todavía cuesta relacionar a una chica con el motor. Ella es tutora de un grupo de estudiantes, lo que implica hacer visitas a empresas en las que estos realizarán sus prácticas. "Normalmente vamos yo y mi compañero, profesor de Formación y Orientación Laboral (FOL), y cuando nos reciben en las empresas nos suelen cambiar los roles, creen que él es el profesor de Automoción y yo la de FOL", cuenta.

Tanto ella como Nazaret animan a las chicas que están en el momento de decidirse por una rama profesional a que se quiten los prejuicios con respecto a la automoción. "Aquí somos todos y todas iguales y, por supuesto, tenemos las mismas capacidades", cuentan ambas, que añaden que el CIFP A Xunqueira cuenta con horarios fáciles de compatibilizar con la jornada laboral y la conciliación, al tener turnos de clase nocturnos. "Cuando abra el plazo de admisión animamos a las chicas de Bachillerato y 4º de ESO a que se apunten", señala Quintairos. Las opciones profesionales que ofrecen estos títulos son varias: jefas o técnicas de taller, trabajadoras de Inspecciones Técnicas de Vehículos (ITV) o profesoras en ciclos de la familia profesional de la automoción. "Hay muchísimo trabajo, a mí me llaman mucho de talleres para contratar a gente, sobre todo con la FP dual", cuenta Quintairos.

A pesar de los esfuerzos por luchar contra los prejuicios que hacen que las mujeres se distancien de determinados ámbitos vinculados a lo masculino, la realidad es que las carreras con un carácter técnico siguen resultando menos atractivas para ellas a día de hoy. Los datos de la propia Universidade de Vigo reflejan esta brecha: pese a haber más alumnas que alumnos en el total de la institución, la mayoría de hombres es abismal en las carreras técnicas. Lo saben Nazaret y Marisa, que también fueron minoría en la facultad de ingeniería.

"Aquí, al principio, cuando los alumnos entran en clase el primer día y ven una profesora también se sorprenden un poco, pero solo al principio, luego ya lo ven como algo normal", apunta Nazaret, mientras Marisa señala que, en general, a la gente le encaja más que su papel en el centro sea en de psicólogas u orientadoras laborales. Contra esa brecha se imponen chicas como Leticia, Lorena, Fátima o Paz, que quieren que el taller sea también un opción profesional para ellas.

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