O Mulo estará 22 años entre rejas

EL SUPREMO DICTA UNA NUEVA SENTENCIA ►El alijo frustrado de agosto de 2008, cuando apareció una planeadora en llamas en la playa de A Lanzada, ya tiene su sentencia. Rafael Bugallo, O Mulo, que había recurrido el dictamen, se encuentra con una nueva condena
Rafael Bugallo Piñeiro, O Mulo. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Rafael Bugallo Piñeiro, O Mulo. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

El asunto del procés paralizó en buena parte las actividades del Tribunal Supremo, lo que ha retrasado la resolución de numerosos asuntos pendientes. Ese era el caso del alijo fustrado dirigido por Rafael Bugallo Piñeiro, O Mulo, uno de los narcotraficantes más activos de las Rías Baixas en el siglo XXI y, probablemente, junto a Sito Miñanco, el que más tiempo se pasará entre rejas.

Ocurrirá así en virtud del último fallo del TS, que confirma la condena de ocho años y medio de cárcel para el capo de Cambados por el intento de introducción de unos 4.000 kilos de cocaína en agosto de 2008. A esa pena de prisión, además, deberá sumarle a los 14 que le fueron impuestos por el mismo órgano judicial tras su participación, también como jefe, en el alijo frustrado que viajaba hacia las costas gallegas a bordo del Coral I en enero de 2015. En total, O Mulo tiene por delante 22 años y medio más de cárcel, de los que, eso sí, ya ha cumplido buena parte, pues permanece encarcelado desde el día de Reyes del citado 2015.

La sentencia que hoy se conoce procede de una laboriosa investigación de la unidad Greco Galicia que acabó con las actividades de un grupo delictivo con capacidad para introducir ingentes cantidades de cocaína por las costas gallegas. Han transcurrido doce años desde que cientos de bañistas se encontrasen con una planeadora en llamas en plena playa de A Lanzada. Los narcos decidieron plantarle fuego para intentar borrar pruebas. La Policía, para su desgracia, ya había recopilado las necesarias. Tras un error de cálculo entre la lancha rápida y las personas que debían recepcionar la droga en tierra, los criminales decidieron fondear la mercancía cerca de Cabo Silleiro (fue recuperada en su mayoría) y poner pies en polvorosa. En las horas siguientes, todos serían atrapados.

La sentencia detalla que los condenados, entre los que también se hallan José Luis Devesa, José Antonio Búa, entre otros, se concertaron para pertrechar planeadoras, fletar barcos, alquilar naves y vigilar las salidas de los agentes de Aduanas, todo ello con el fin de colar el monumental alijo que finalmente fue decomisado. En el seno del grupo jugaba un papel trascendental Fernando Prado, primo de Sito Miñanco, también condenado y que permanece en fuga después de verse acorralado por la Policía en 2018: se le relacionó directamente con su archifamoso allegado (al volante de sus lanchas) en la histórica operación Mito.

El único aspecto de la sentencia de la Sección Segunda de Pontevedra que modificó el Supremo afecta a Fernando Bugallo Varela, también con prima famosa (Tania Varela, la narcoletrada). En su caso, el TS entiende que solo actuó como cómplice y reduce su pena a tres años de prisión.

Tampoco estimó el Supremo las alegaciones presentadas por la Fiscalía Antidroga, que entendían que los condenados actuaron en el seno de una organización criminal. Nadie duda de que todos trabajaban en una misma dirección y con un orden jerárquico preestablecido, pero la jurisprudencia exige una acreditada permanencia en el tiempo, entre otras cuestiones, para condenar por tal delito.

La historia de Felo O Mulo es bien conocida entre los narcotraficantes de la ría de Arousa. Apodado así por tener la fuerza suficiente como para cruzarla a nado (o eso se dice), comenzó como piloto de planeadoras y efectuando labores de contravigilancia, dicen que para gente de Sito Miñanco. Entre los años 2000 y 2005 fue investigado por la DEA y la Brigada Central de Estupefacientes. Ya había promocionado a capo de la droga. Sin embargo, no fue cazado in fraganti hasta 2006, cuando la Policía Nacional trató de interceptarle en el peaje de San Simón, a las puertas de Pontevedra, cuando transportaba un gran alijo. Aquel día embistió a la Policía y huyó, permaneciendo oculto hasta que, disfrazado, fue detenido en Vilagarcía.

Antes de entrar en prisión volvería a ser arrestado. Fue en 2008, en relación con el caso que ahora conoce su resolución. Permaneció un tiempo entre rejas y, cuando salió, a la espera de juicio, no tardó en retomar su negocio. Así llegó su última detención (hasta la fecha), que tuvo lugar en su propio domicilio. Estaba agazapado en un zulo.

En el futuro, le resta por afrontar un nuevo juicio, en este caso por blanqueo de capitales.

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