El balance contractual de 2018 evidencia una vez más la fuerte dependencia de la economía local del sector servicios y la extrema fugacidad de los contratos.
Las estadísticas del Instituto Galego das Cualificacións señalan que el año pasado se firmaron en la ciudad 32.671 contratos clasificados en más de 130 categorías distintas. Pues bien, en ambos sexos la ocupación que generó más contrataciones fue la de "camareras y camareros asalariados": 2.744 en el caso de las mujeres (el 18% del total) y 2.454 en el caso de los hombres (14%).
En conjunto supone que en doce meses se formalizaron 5.198 contratos para el servicio de mesas, lo que arroja una media diaria de 14 relaciones contractuales al día para ejercer como camarero/a. El volumen subraya la relevancia de la hostelería en el mercado laboral local, pero también la temporalidad que predomina en el mismo.
El secretario comarcal de la CIG, Marcos Conde, subraya que el número de contratos no tiene que ver con el número real de puestos de trabajo ni de altas en la Seguridad Social, y mucho menos cuando se trata de sectores como el de la hostelería, "onde a temporalidade é moi notable". "Hai máis contratos que postos de traballo. No sindicato vemos moitos casos de xente que sistematicamente non supera o período de proba, á parte de ilegalidades varias e dunha rotación incrible que está amparada pola lei actual", advierte.
El contrato tipo que se formaliza en verano, la época de mayor demanda de estos profesionales, es por obra y servicio, de modo que la mayor parte de las veces el firmante desconoce la duración del empleo. "Nalgúns casos dura os tres meses da tempada, pero noutros dura un mes, quince días, unha semana... Ademais, as xornadas de traballo adoitan ser máis longas que as que figuran no contrato e en moitas ocasións non existe o descanso semanal", alerta Conde.
INSPECCIÓN. El sindicalista confirma la supervivencia de las malas prácticas en este campo. Muchos de las camareras y camareros que forman parte de las estadísticas son contratados por media jornada, pero en realidad trabajan a tiempo completo. En el mejor de los casos reciben un extra en negro, pero otros corren peor suerte y trabajan toda la jornada percibiendo la mitad de la nómina que dicta el convenio. "Hai xente que percibe o que lle corresponde, pero tamén a hai que traballa a xornada completa por 400 ou 500 euros. Os empresarios alegan que non hai horarios na hostelería en verán, pero iso non é xustificación ningunha. Terán que contratar máis persoal", reivindica el secretario comarcal.
Relacionado con esto, Conde advierte de que este verano la delegación provincial de Inspección de Trabajo llevó a cabo una campaña en el sector de la hostelería local para comprobar qué trabajadores repetían como empleados en el mismo local. "Pensabamos que sería para controlar as xornadas, pero non. Os traballadores que repetían no mesmo establecemento recibiron pouco despois unha notificación oficial na que lles comunicaron que, ao repetir centro de traballo, pasaban a ser fixos-discontinuos. Deste xeito, deixan de figurar como desempregados. É dicir, en setembro remataron o seu traballo, pero xa non aparecen como parados, senón como traballadores fixo-discontinuos", explica el portavoz sindical.
El total, incluyendo empleos femeninos y masculinos, deja ver que en 2018 se firmaron un promedio de 89,5 contratos al día.
El 94%, temporales
El total, incluyendo empleos femeninos y masculinos, deja ver que en 2018 se firmaron un promedio de 89 contratos al día. Ahora bien, solo el 6% fueron indefinidos. El resto fueron temporales.