"La música no es más que una posiblidad"

La última vez que vino a Pontevedra lo hizo para participar en un homenaje a su amigo Alejandro de la Sota. Fue el octubre pasado. El pianista catalán Josep Colom, al que James Rhodes considera un referente, vuelve hoy a la ciudad para ofrecer un recital en el Teatro Principal. Será un preestreno de su último disco, que ha dedicado a Beethoven.

El pianista catalán Josep Colom en una foto promocional.
photo_camera El pianista catalán Josep Colom en una foto promocional.

'THE LATE PIANO. Sonatas & Bagatelles’ es el título del disco que el pianista Josep Colom (Barcelona, 1947) está a punto de publicar. Hoy (20.30 horas, entrada libre), en el Teatro Principal de Pontevedra, ofrecerá un concierto centrado en este nuevo álbum, que presentará oficialmente el día 13 de febrero en el Palau de la Música de Barcelona. "Lo de aquí podemos decir que es como un preestreno", cuenta. Referente para músicos como el pianista James Rhodes ("me da pena no haber conocido antes a Josep Colom", comentó el británico el año pasado), Colom se rinde en su nuevo trabajo al genio de Beethoven.

En realidad, no hace tanto que estuvo usted en Pontevedra, tocando en el Café Moderno. Fue a finales del año pasado.
Sí, estuve en el Café Moderno participando en un homenaje a Alejandro de la Sota, al que yo conocí personalmente. Fue un acto muy emotivo. Aún mantengo amistad con sus hijos, especialmente con Juan, que es fotógrafo. Fue él quien me lo pidió y yo estuve encantado de venir.

Era un acto enmarcado en el Día das Artes Galegas, que se dedicó en 2018 a De la Sota y su obra arquitectónica.
Lo sé. Yo tuve la suerte de mantener con él una cierta amistad, a pesar de la diferencia de edad. Tuvimos mucho trato durante una época en la que fuimos vecinos en Madrid.

En esta ocasión viene al Teatro Principal a presentar su nuevo disco.
¡Sin contar con el disco físico todavía! Ha habido un pequeño problema con la traducción del libreto y no estará físicamente disponible hasta el 4 de febrero. Por muy poco tiempo no lo tendremos aquí. Lo de Pontevedra podemos decir que es como un preestreno.

En este trabajo le ha hecho un homenaje a Beethoven.
Bueno, "un homenaje a Beethoven" es mucho decir porque Beethoven no necesita homenajes. Pero sí, es un disco dedicado a la última etapa de la obra pianística de Beethoven. Interpreto sus tres últimas sonatas. Este programa que propongo no es inhabitual: esas tres sonatas interpretadas a dúo con las seis bagatelas Opus 126, que fueron publicadas después de las sonatas. Estas seis piezas, que se tocan también aisladamente, a mí me ha parecido que funcionan muy bien, de dos en dos, como preludio de las sonatas. Porque lo que está claro es que forman parte de un mismo mundo compositivo.

¿Por qué ha seleccionado estas composiciones para este disco?
Yo siempre me he identificado mucho con Beethoven, aunque esto no es nada original, porque ha sido un modelo para prácticamente todos los compositores que han venido tras él. Éstas son obras muy frecuentadas, muy conocidas por los melómanos, absolutamente geniales, en el sentido de que son innovadoras y únicas. No pretendo descubrir nada. Eso sería una osadía y una arrogancia. Simplemente las he elegido por el placer de disfrutar y compartir esta música maravillosa. Para que exista, necesita que alguien la toque. Como yo puedo hacerlo en este caso.

"La música es un gran privilegio", ha dicho. ¿Se valora lo suficiente?
Es difícil saberlo. Porque es difícil establecer fronteras entre los géneros. No hay música buena y música mala. Lo que denominamos música clásica lo que tiene es una pretensión de trascendencia que en algunos casos se cumple. En este de Beethoven, por ejemplo. En otros casos no, porque lo único que consigue es aburrir. Sin embargo, hay música pop o de baile que sólo pretende ser divertida y consigue trascender. ¿Qué puedo decir? Que, al final, la música forma parte de nuestra vida. Otra cosa es que lo que llamamos música clásica se conforme sobre un discurso complejo y que requiera de un hábito que quizás en nuestro país no se fomenta. Ni en la escuela, ni en los medios de comunicación... Por eso, cada vez que uno toca y lo comparte, hace algo por que se difunda.

Ha hecho mucho por que se conozca la música clásica la popularidad del pianista británico James Rhodes, que le considera a usted un referente. ¿Se siente como tal?
(Se ríe) ¿Cómo voy a considerarme un referente? ¿Para quién?

Para músicos jóvenes como él.
Me halaga que haya gente joven que me considere un referente, pero es una palabra muy grande. Referente es Beethoven.

Rhodes dice que le admira porque usted "hace que una pieza de 300 años suene fresca y renovada".
Esto es un elogio tremendo. Volvemos a que tratamos con obras que trascienden su época, su cultura y la propia persona de su compositor. Sigue conectando con los hombres del siglo XXI. ¿Suena fresca? Yo creo que, si se aborda sin complejos, sin academicismos y sin ideas preconcebidas, siempre sonará fresca. Para mí, la música de Beethoven es fresca. Para mí lo es. Me olvido de que tiene 200 años. Es como si se acabase de componer. La partitura es simplemente una propuesta. Hasta que alguien no la hace sonar, la música no es más que una posibilidad. Cada vez suena diferente. Cada vez que se toca es una aventura.