"Nas Peregrinas comen pouco; véndese máis para as festas das aldeas"

La Praza de Abastos es un hervidero pese a los precios al alza. El motivo, más que las celebraciones de estos días, es el turismo
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photo_camera Una de las carnicerías, que despachó cordero y chuletas. DAVID FREIRE

Mediodía del viernes en vísperas del día grande de las fiestas de A Peregrina. El Mercado de Abastos de Pontevedra es un hervidero de gente que curiosea entre los puestos, pregunta precios, regatea y, en algunas ocasiones, incluso compra. ¿Influyen en esta actividad frenética las celebraciones de la capital? ¿Se despacha más marisco, pescado y carne para abastecer las mesas de las tradicionales comidas familiares en estas fechas señaladas?

"Ahora la gente de Pontevedra no hace tanta fiesta, es diferente", asegura una carnicera que, explica, no tiene muchos clientes en estos momentos porque no despacha ni cordero ni "pollo de casa", dos clásicos en banquetes especiales.

Unos metros más allá Margarita Barreiro lo tiene claro: "Cada vez faino menos xente. Óptase por ir comer fóra ou encargar un catering". Esta pescantina lleva 33 años ("desde que naceu o meu fillo") despachando los tesoros del mar en la Praza capitalina. "Mírase moita xente, pero comprando non tanta". Muchos son "turistas, que veñen aquí cando chove". Los precios tampoco coinciden con todos los bolsillos. "A nécora da ría está algo cara e o camarón tamén, pero este ano hai moi pouco". De hecho, apunta, "o grande subasteino aquí na lonxa a 110 euros o quilo, levouno un restaurante".

Los establecimientos de hostelería suponen la mayoría de la clientela para puestos como la carnicería J. Veiga, donde lo que más venden estos días es cordero, chuletas y filetes de ternera, que acaban en los menús que degustan los visitantes de la ciudad, explica Javier. También coincide en que "cada vez hay menos comidas familiares y quienes las hacen son personas de una edad elevada".

COSTUMBRES. Quizá sea por eso que las costumbres gastronómicas que dan vida al Mercado de Abastos se siguen manteniendo, sobre todo, en el rural. Así lo explica Olivia González, de la Pescadería Bea, que lleva más de seis décadas a pie de puesto. "Nas Peregrinas comen pouco, onde de verdade se vende é para as festas das aldeas. Aquí non queren gastar cartos", afirma sin morderse la lengua.

Es por ello que para el 15 de agosto, donde se multiplican los festejos en parroquias de toda la comarca, "vendemos o triple" que para este fin de semana.

"Cando é unha casa de aldea levan catro ou cinco quilos e as de aquí unha merluza de quilo e medio para oito. Sempre foi así", dice resignada mientras una familia de turistas se interesa por los percebes, que vende a 40 el normalito y a 75 "o gordo".

MÁS CARO. De la misma idea es otro clásico del Mercado, Santi Cachadas, al frente del puesto homónimo, donde despacha pescado y marisco, "a unos tres o cinco euros más caro el kilo este mes" debido al incremento de la demanda.

El aumento en las ventas durante agosto, señala, no se debe a estas fiestas ni mucho menos, sino a la mayor actividad en la hostelería y al turismo. "Tengo 52 años, llevo aquí desde los 14 y cuando hay fiestas en Tenorio, Poio, Figueirido, en las parroquias... Eso eran fiestas. Va toda la familia y la madre se mete en mariscos, pescados...", una costumbre cada vez menos habitual en las nuevas generaciones. En verano, la clientela habitual ("muchos funcionarios") se va "a Sanxenxo o a sus casas y aquí nos quedan turistas y restaurantes".

Entre los visitantes "hay de todos, el que entiende y el que no". Admite que "nos dan mucha vida" los bares del primer piso, que preparan el marisco a quienes los adquieren en la primera planta. Aunque sean cuatro cigalitas.

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