La capilla del Nazareno, situada en la calle Tetuán, fue este viernes el lugar al que peregrinaron cientos de devotos para cumplir con la tradición de pedir las Tres Gracias. Como cada primer viernes de marzo, el tránsito de creyentes hasta la ermita fue constante durante toda la jornada, en concreto desde las 7.00 de la mañana hasta la medianoche.
Algunos devotos ofrecieron al Nazareno cirios y exvotos (figuras de cera, para que les ayude a superar sus dolencias) adquiridos en algunos de los puestos situados junto a la ermita.
Y es que la devoción por Jesús Nazareno no tiene límites y puede con las inclemencias meteorológicas. A pesar de la lluvia constante y del frío, los feligreses acudieron a rezar ante la imagen del Ecce Homo para implorarle que les ayude a conservar la salud (y a recuperarla quienes sufren algún tipo de enfermedad), a que les conceda suerte a la hora de encontrar un trabajo y a pedir que haya paz en el mundo.
Miembros de la junta parroquial de San Bartolomé (de la que depende la ermita del Nazareno) agilizaron la entrada, a intervalos de tres minutos, de grupos compuestos por alrededor de una veintena de personas que efectuaron sus peticiones.
Fue a partir de la media tarde cuando el entorno del Teatro Principal registró la mayor concentración de devotos que formaron una larga cola que alcanzó la calle Churruchaos y la Praza de España. La presencia de personas continuó, como es habitual, hasta la medianoche.
Carmen Rodríguez, que reside en Poio, no solo acude todos los años a visitar al Nazareno en el Día de las Tres Gracias, sino que lo hace con bastante frecuencia durante el año. "Le tengo mucha fe. Normalmente le pido salud y fuerzas para todos los miembros de la familia", explica.
María Tomé acudió este viernes por tercera vez a cumplir con el ritual de pedir las Tres Gracias. "Le pido que me ayude en aquellas cuestiones que me preocupan a mí o a mis familiares más directos, además de rogarle que haya paz en el mundo, que buena falta hace".
Entre las personas que aguardaban en la fila para entrar en la capilla se encontraba Irene Álvarez, que le pidió al Nazareno "mucha salud para seguir trabajando y viviendo. Tampoco estaría mal que me ayudase a que me tocase la lotería", apostilló.
