Camino a la normalidad

Negociar en A Verdura

Javi Necesitaba una foto de terraceo en Pontevedra. A Verdura o A Leña me valen. Tambien Carabela.
photo_camera Imagen de archivo de la Praza da Verdura, antes del estado de alarma. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

DECIDIDAMENTE nuestros gobernantes no están a la altura de sus representados. Montar una Comisión para la Reconstrucción y que a la primera de cambio acabe como el rosario de la Aurora ya es el no va más. ¿Qué van a reconstruir si no son capaces de permanecer cinco minutos dialogando? ¿Es que todo lo tienen que convertir en cruces de insultos y acusaciones?

Tras la bronca de este jueves entre Pablo Iglesias y Espinosa de los Monteros fue Patxi López, quien preside la comisión el que impidió su voladura al reconocer que no había estado a la altura, disculparse por ello y pedir sosiego y moderación a los ponentes. No le harán ni caso, lógicamente, pero con 30.000 muertos, que parece que hay que recordarlo a diario y una economía en caída libre, de una comisión para reconstruir el Estado se espera un poco de altura, tanto en el debate como en la búsqueda de soluciones y en su aplicación. Pero si empezamos así, mal pronóstico tiene esto.

Este jueves no había demasiada gente en la calle por Pontevedra. Demasiado calor, creo. Algunas de las pocas terrazas que han abierto estaban semivacías. Ahí, en una sombra, en A Verdura, pongo por caso, se debía celebrar esa comisión, con unas cañas sobre la mesa, sin prisas, empezando por hablar del tiempo o de cuándo vuelve el fútbol. El ambiente se iría relajando y entre tragos de caña y aceituna se podría ir hablando de cosas poco sustanciosas: que uno prefiere los chocos en su tinta, que otro no; podrían cotillear sobre los no presentes, no sé, ir conociéndose, lo que se llama romper el hielo, que es algo que necesita mucho la política española. Después de los preámbulos podría llegar en momento en que alguien dijera: "Bueno, y entonces lo de la reconstrucción cómo lo veis".

Es que llegar así a palo seco al Congreso, con el calor que hace y ponerse a discutir directamente no parece buena solución. Tiene que buscarse cierta predisposición al diálogo. Que luego no hay acuerdos unánimes, pues será lo lógico, que para eso se votan las cosas y se articulan las mayorías. Pero esto ya cansa. Si Fraga y Carrillo eran capaces de sentarse a hablar, no veo por qué estos de ahora sólo saben insultar y chillar. Fraga venía de firmar sentencias de muerte de comunistas y Carrillo no era precisamente un angelito, y para decir esto ni hace falta recurrir a Paracuellos. Uno y otro venían de tradiciones políticas en las que lo que había que hacer con el adversario era matarlo. Nunca fueron aliados, pero al menos hablaban sin recurrir al insulto ni a la amenaza.

Fraga acabó jugando al dominó con Fidel Castro. Sus herederos políticos, llámense Abascal, Espinosa de los Monteros, Cayetana o Casado, no le llegan a Manuel Fraga ni a la suela de los zapatos. Algo parecido le ocurre a Pablo Iglesias con Carrillo o con Anguita. Se le llena la boca de elogios cada vez que habla de ellos, pero no es capaz de medir sus palabras cuando tiene delante a uno de derechas. ¿Que a los de Vox les encantaría un golpe de Estado? Bueno, algunos lo han dicho públicamente, o sea que nadie lo puede dudar, pero no veo yo que España se vaya a reconstruir sobre improperios y acusaciones de todo signo que vuelan en toda dirección.

Imagino que esta Comisión tiene su importancia, a juzgar por la rimbombancia de su nombre: Reconstrucción. Significa que algo ha sido destruido y hay que levantarlo de nuevo, pero que yo tenga noticia, jamás se ha reconstruido nada utilizando el odio como herramienta. Sería como poner a Hitler y a Churchill a reconstruir Londres o Berlín tras la II Gerra Mundial. No funcionaría. Pues esto lo mismo.

Una partida de dominó también sería una solución. Una partida de dominó en A Verdura, entre cañas, cacahuetes y aceitunas. Casado y Sánchez contra Abascal e Iglesias. Una partida de ésas que se alargan durante horas y forjan amistades eternas. A Fraga le funcionó con Fidel, y si ambos se hubieran propuesto al acabar reconstruir lo que fuera lo hubieran hecho a las mil maravillas.

Lo que ocurre es que tanto Fidel como Fraga eran grandes y muy expertos diplomáticos y entre estos de ahora no hay uno que valga para la diplomacia. Tienen tantas dotes para la diplomacia como un dragón de Komodo, una especie conocida por no haber negociado nada con nadie en millones de años. Pues que vayan aprendiendo, que no les pagamos para enfrentarse, sino para reconstruir España y eso sólo puede hacerse con diálogo, por mucho que las ideologías de unos y otros sean divergentes. Es que si van a un Parlamento y no saben parlamentar, no sirven para nada. Que se vayan. Fóra da ría. Que se moderen, encierren a sus perros de presa y empiecen por jugar al domino y cuando estén en condiciones de hablar, que hablen.

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