"Los gallegos han modificado sus formas de actuación, se han dirigido en muchos casos a la zona sur, donde ya se han hecho detenciones, y haremos pronto algunas más". Santos Bernal, máximo responsable de los cuerpos antidroga del Cuerpo Nacional de Policía, destaca la diversificación del negocio que han llevado a cabo los narcotraficantes de las Rías Baixas en los últimos tiempos, aprovechándose de la ingente actividad criminal existente en torno al Estrecho y de las enormes dificultades que tienen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para hacer frente a un problema mayúsculo.
Bernal explicó que la Udyco Central tiene en marcha varios operativos en los que han detectado que personas procedentes de la provincia de Pontevedra, con gran pericia en el manejo de las embarcaciones a alta velocidad, se han instalado en Andalucía, en algunos casos, o se desplazan allí de forma puntual, en otros, con el único objetivo de obtener beneficios económicos que emplean para una doble vía. Por una parte, para mantener activas sus siempre costosas organizaciones criminales. Y por otra, para poder invertir en los alijos de cocaína, dado que los narcotraficantes colombianos están exigiendo ese requisito a los gallegos para cerrar los negocios a gran escala en la actualidad.
En los últimos meses se han visto varias actuaciones policiales relacionadas con gallegos en el sur. Por una parte, casos de personas que fabrican narcolanchas o que aportan infraestructura terrestre (camiones) para el transporte de los alijos hacia el norte. La semana pasada, la Guardia Civil informaba de un episodio de este tipo.
Por otra parte, es usual la presencia de pilotos gallegos, experimentados en un mar de gran dificultad como el Atlántico, al volante de las gomas que cruzan día sí, día también, el Estrecho, cargadas con cientos o miles de kilos de droga.
El último ejemplo constatado de ello fue el que se saldó con un accidente mortal de un presunto narco en una lancha que, supuestamente, era manejada por un traficante pontevedrés.
Bernal, que sitúa al puerto de Santos, el mayor de América Latina, como lanzadera básica de cocaína hacia dársenas europeas, puntualiza que "no solo en ese país, sino también en Ecuador existe un problema importante. Estamos abriendo vías de trabajo allí, y también con Paraguay y Uruguay".
Sin embargo, el país amazónico, con sus interminables fronteras terrestres con todos lo países productores de hoja de coca, ha pasado a un primer plano en el negocio. "Brasil probablemente sea hoy en día junto como Venezuela como país de tránsito y Colombia el territorio más activo".
