Nervios bajo control en la cuenta atrás para la Abau

La prueba de Avaliación do Bacharelato para o Acceso á Universidade (Abau) se celebra la próxima semana para los bachilleres, que exprimen el último fin de semana de estudio, muchos de ellos en academias, y, la mayoría, con los nervios a raya
#Javi #Bibliotecas do campus#. Estudantes preparando o exame de selectividade. Se tendes dubidas chamademe (sara)
photo_camera Paula Sánchez, Alba Rodríguez y Cristina García repasando apuntes.

EL TIC-TAC de la cuenta atrás para las pruebas Abau suena para los bachilleres estos días. Los estudiantes que quieren acceder a la universidad ultiman la preparación de los exámenes que son vía de acceso a estudios superiores y que determinarán su nota de ingreso. Poder entrar o no en el título deseado es uno de los motivos que aumentan el estrés en estos días. Sin embargo, la mayoría de los estudiantes afirman tener los nervios bajo control.

Lo repite el alumnado, el profesorado de Bacharelato y el de las academias que le ayuda a preparar los exámenes: la llamada selectividad es un trabajo de un curso. Por eso, si los conocimientos están fijados, no merece la pena tensionarse en la última semana.

Los exámenes tendrán lugar los próximos martes, miércoles y jueves, 8, 9 y 10 de junio, respectivamente, en facultades de toda Galicia que acogerán a los 13.000 alumnos y alumnas que se presentan. En Pontevedra, más de mil jóvenes participarán en la Abau.

La covid volverá a marcar los exámenes. Si bien este año las fechas de celebración se han sabido con más anterioridad, ciertos protocolos hacen que el estudio sea diferente. Por ejemplo, el control de aforo de la biblioteca de Ciencias Sociais hace necesario reservar plaza mediante un carné de usuario que solo se entrega a mayores de 18 años. La gran parte de los bachilleres no han cumplido todavía esa edad, por lo que optan por estudiar en grupos en mesas situadas en los espacios abiertos de la facultad.

BIBLIOTECAS. Los estudiantes menores sí tienen opción de utilizar las instalaciones de la biblioteca de la Uned, una sala concurrida por las alumnas y alumnos del IES Luís Seoane, de Monte Porreiro.

Pero los días previos al examen no solo deben servir para estudiar, sino también para relajarse. Alba Rodríguez, Cristina García y Paula Sánchez lo hacían el pasado viernes en los jardines de Ciencias Sociales, en donde repasaban los apuntes y compartían sus miedos de cara al examen. Son estudiantes del IES A Xunqueira I y están "menos nerviosa de lo que imaginaba", tal y como explicaba Alba Rodríguez. Matemáticas y Química son las asignaturas más temidas para las estudiantes de la rama de Ciencias da Saúde e Historia para las demás. Tanto Cristina como Alba quieren estudiar Enfermería, una carrera que se revalorizó con la pandemia y subió la nota de corte, por lo que deben sacar una buena cualificación para entrar. Por su parte, Paula Sánchez quiere matricularse en Derecho, "lo que pasa es que como subieron las notas no sé si me dará", apunta. Aun así, se muestra confiada de cara al examen.

Nerea Nores y Paola Rondón, del IES Luís Seoane, están más preocupadas por el examen, no por no haber estudiado, sino porque reconocen ser bastante nerviosas. El significado de la selectividad les asusta, aunque hayan estudiado y no estén demasiado pendientes de la nota. Para Cintia Leins no es su primera vez en la Abau. Repite las pruebas este año para poder subir la nota y entrar en la carrera que le gusta, Maxisterio. Lo que le causa estrés es tener que compatibilizar los exámenes con su trabajo como camarera.

Una de las ventajas de examinarse en plena pandemia es la modificación de los exámenes, que desde el año pasado permiten elegir a quienes se presentan entre más opciones del temario. "Es algo más fácil que otros años porque puedes ir eligiendo preguntas que te sepas mejor", indica Paula Sánchez.

superstición. Ante los miedos e inseguridades, algunas tiran de superstición y buscan la ayuda de la suerte en talismanes o hábitos. "Yo tengo un anillo, que es un tetragramatón, y suelo llevarlo a los exámenes para que me de suerte", cuenta Alba Rodríguez. Por su parte, su amiga Paula Sánchez optará por llevar "el mismo bolígrafo con el que hago los apuntes, porque me da suerte". Esta misma rutina la repetirá Nerea Nores y Paola Rondón llevará al examen algún objeto que le deje su madre. Además, pedirá a su abuela que encienda una vela por ella durante la celebración de las pruebas.

Más allá de los efectos mágicos de ciertos rituales, el profesorado recomienda asistir a examen con tranquilidad, después de haber dormido bien para tener la mente descansada y con la confianza de haber trabajado durante todo el curso. A algunas estudiantes, como a Nerea Nores, le funciona charlar con los compañeros antes de empezar la prueba. Otras prefieren aislarse para concentrarse en los minutos previos.

Lo que todas tienen en común son las ganas de que llegue el próximo fin de semana para descansar después de todo un curso preparándose para las pruebas de estos días. "Estamos deseando guardar los apuntes y disfrutar del verano", cuenta Paula Sánchez. Que así sea.

"Por las mañanas estudio y por las tardes trabajo, por eso estoy algo estresada"

Después de dejar el instituto, Cintia Leins, de 27 años, volvió a retomar los estudios con la idea de estudiar Maxisterio. "El año pasado hice la selectividad y aprobé, lo que pasa es que este este año voy a repetir las asignaturas específicas para poder subir nota y entrar en el grado que quiero", explica la joven. A medida que se acerca la fecha de los exámenes, reconoce notar más los nervios. "Por las mañanas estudio pero por las tardes tengo que trabajar, por eso ahora estoy algo estresada", cuenta.

Su rutina comienza a las ocho de la mañana, cuando se levanta para ponerse frente a los libros. Por la tarde se va a trabajar ocho horas y, por la noche, "para desconectar, me conecto un rato a un juego online con unos amigos y echo unas partidas», explica la joven.

Reconoce que, el año pasado, el hecho de no haber alcanzado la nota necesaria para entrar en la carrera que quería la frustró. "Fue una época de mucho lío, no sabíamos la fecha concreta de los exámenes por el covid, no nos podíamos organizar para poder estudiar porque no sabíamos de cuántos días disponíamos y, además, justo empecé a trabajar de camarera y en el bar estábamos a tope porque la gente estaba deseando salir. Reconozco que fue un año difícil y no di todo lo que podía dar", explica.

Pero, al mismo tiempo, se muestra orgullosa de haber llegado hasta aquí. "Yo podía escoger otras opciones para entrar en la universidad al tener más de 25 años, pero escogí esta, que es más difícil, porque es un reto personal que me pongo, si no salió a la primera ya lo conseguiré a la segunda o cuando sea", apunta con optimismo. Además, asegura que este año se siente más segura y tranquila de cara a los exámenes de la próxima semana.

Al mismo tiempo, se queja de la densidad de las asignaturas de su especialidad, Historia da Arte y Filosofía. "Es un temario muy denso que a veces ni los propios profesores consiguen dar en todo el curso y, aunque tengas varias opciones para elegir, en Historia da Arte, por ejemplo, te preguntan por cinco obras de más de cien que tienes que estudiar, así que si no te sabes ninguna de esas cinco ya no tienes opciones", cuenta.

"No temo por la nota, sino por la situación"

A Nerea Nores no le preocupa la nota que saque en las pruebas Abau porque cree que podrá ingresar en Maxisterio, la carrera que quiere estudiar. Aun así, reconoce que lleva mal el control de los nervios. "No me da miedo la nota, sino la situación en si, porque es algo por lo que no pasé nunca y siempre asusta no saber lo que va a caer, llegar al examen y quedarme en blanco...", cuenta la joven después de pasar la mañana del sábado en la academia para repasar.

Fue alumna del IES Luís Seoane de Monte Porreiro, donde cursó el bachillerato de ciencias Sociais. Durante las semanas desde el fin de las clases estudió en la biblioteca de la Uned junto a otros compañeros y, además, acude a una academia para preparar los exámenes de Matemáticas e Inglés. Pero la asignatura a la que más miedo le tiene es a Historia porque el temario es más amplio. "Lo bueno es que es el primer examen y a partir de ahí ya voy a estar más tranquila", explica. Como ritual, llevará "el mismo boli con el que hice los apuntes para que me de suerte".

"Mi madre me da algo suyo y mi abuela enciende una vela para darme suerte"

"Es duro, pero la vida es así", resume Paola Rosón cuando le preguntan por los días previos a la selectividad. La pontevedresa trata de mantener la calma aunque avisa: "Yo soy muy nerviosa de por si". Para ayudarla un poquito, su familia se ha aplicado con algún que otro truco de buena suerte. "Mi madre siempre me da algo suyo para llevar a los exámenes, como un colgante que llevo puesto u otra cosa que meto en el bolsillo. Además, mi abuela enciende una vela", dice riéndose.

Historia es para Paola una de las asignaturas más complicadas de la prueba porque tiene mucho contenido. "Las estoy preparando todas bien, pero a la que más tiempo dedico es a Matemáticas", explica. De momento no tiene claro qué quiere estudiar, por eso quiere sacar una nota alta para poder tener más opciones a la horde elegir. "Mi primera opción por ahora es Relacións Laborais, que no tiene una nota muy alta, pero también barajo estudiar Educación Primaria o Administración e Dirección de Empresas", cuenta.

Desde el fin de las clases se ha organizado para repasar, sobre todo por las mañanas y por las noches. "Empiezo a dar vueltas y me cuesta dormir, por eso estudio de noche. Aprovecho también las mañanas porque por las tardes hay más distracciones", dice. Además, también se relaja con sus amigos entre las horas de estudio. "Esta mañana, por ejemplo, quedamos para desayunar y desconectar", cuenta.

Últimos repasos en las academias
Las academias se llenan estos días de bachilleres que aprovechan para dar el último repaso al temario, incluidos los fines de semana. "Las asignaturas que más preocupan en Ciencias son Matemáticas y Física y en Letras los comentarios de Historia", señala Ángel Garrido, director de la Academia Teucro.

Sin embargo, por mucho que se apuren los últimos días, Garrido indica que la selectividad es un trabajo de todo un curso. "Ahora se pueden clarificar conceptos, pero el trabajo está hecho, por eso yo los noto tranquilos, solo tienen los nervios de enfrentarse a un examen que no tienen posibilidad de recuperar hasta septiembre", cuenta, explicando que el alumnado con el que trata tiene los deberes hechos de cara a la prueba.

Por otra parte, al ampliar las opciones de elección de preguntas, los participantes tienen más posibilidades de que les toque un tema que se saben. "Un examen en el que aprueba entre el 80 y el 90% de los que se presentan no es excluyente", dice.

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