Los niños vuelven a las escuelas Galiña Azul tras seis meses sin servicio

Los 408 pequeños matriculados en centros públicos de la ciudad pasarán por un período de adaptación en las primeras semanas
Pequeños entrando en A Galiña Azul de A Parda. DAVID FREIRE
photo_camera Pequeños entrando en A Galiña Azul de A Parda. DAVID FREIRE

La red pública de escuelas infantiles de la Xunta, Galiña Azul, volvió a recibir este viernes a niños y niñas tras seis meses cerradas. En Pontevedra, son 408 menores los que inician el curso en las seis escuelas infantiles públicas de titularidad autonómica. La que cuenta con un mayor número de matriculados es la Galiña Azul de A Parda, con 111. Le siguen Campolongo (90), O Toxo (88), la del Campus de Pontevedra y Monte Porreiro (ambas con 46) y la del edificio de la Xunta (27).

La pandemia obligó a interrumpir en marzo el funcionamiento de las escuelas, fundamentales para garantizar la conciliación de cientos de familias en la ciudad, y ahora vuelven con un período de adaptación para todos sus usuarios, incluso los que ya el año pasado acudían a un centro de este tipo. "Hoxe viñeron a metade das crianzas de renovación, que xa estaban o ano pasado, o luns virán a outra metade dos que renovan e, o martes, os que veñen novos", explicaba el viernes la directora de la Galiza Azul de Monte Porreiro, Marta Rodríguez.

Cada uno de los centros ha diseñado unas medidas propias para adaptarse al protocolo marcado por la Xunta. En algunas de las escuelas, por ejemplo, se prohíbe la entrada de los padres al interior, incluso en el período de adaptación. «Nós decidimos permitir que entren en pequenos grupos, de catro familias como máximo, e coa distancia de seguridade", explicaba la directora de la escuela de Monte Porreiro, que aseguraba que el curso empezaba "sen un choro". Así, Marta Rodríguez asegura que el equipo de la Galiña Azul lleva ya unos días preparando la vuelta "con moitas ganas de ver nenos" y "velos marchar cun sorriso é unha satisfacción".

Las medidas de seguridad obligarán a cambiar la organización del centro con respecto al año pasado. De este modo, no se compartirán juguetes entra aulas, se ampliará la desinfección y limpieza, así como la ventilación, que se debe realizar durante diez minutos cada hora y media. Por otra parte, el patio de Monte Porreiro se ha dividido en tres zonas para mantener los denominados grupos de convivencia estable y que los pequeños no se mezclen en los espacios al aire libre. Además, las actividades en exteriores serán más recurrentes que nunca.

Por otra parte, está previsto ya como se actuará en caso de que un menor presente síntomas como fiebre, tos o mocos. "A idea é illalo xunto a unha profesora e agardar a que os pais ou algún outro familiar autorizado veña búscalo. Logo dependemos do que decida o Sergas, un pediatra será o que dirá que facer, se se lle fai PCR ou non. Hai que ter en conta que é moi habitual que os nenos desas idades teñan febre", explica Rodríguez. En el mismo sentido, la directora del centro cuenta que este curso los padres están siendo "moi colaboradores", lo que está siendo de mucha ayuda para organizar una vuelta al cole segura.

Las escuelas infantiles privadas también han vuelto a la normalidad con la llegada de septiembre. Aunque no todas, la mayoría están ya en funcionamiento para completar el período de adaptación de los más pequeños. Aunque la matrícula está prácticamente completa, en centros como Parrulos. "Hay familias que prefirieron no traer a los niños de momento porque tienen cierto respeto al virus», explica Marisol Barral, directora del centro, que cuenta con 35 alumnos.

Durante los primeros días, los pequeños acuden en grupos de una hora, para ir adaptándose a la nueva rutina. Con esa dinámica estarán hasta el próximo 12 de septiembre. A partir de entonces, el centro empezará los horarios habituales.

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