"No nos obligaron a cerrar, pero tampoco tenemos volumen suficiente para trabajar"

Con varios camiones de camino al extranjero al comienzo del estado de alarma y el cierre inminente de las áreas de servicio, la empresa de transporte de Rosa Álvarez ha vivido con mucha preocupación la situación generada por la Covid-19
Rosa Álvarez en su despacho. CEDIDA
photo_camera Rosa Álvarez en su despacho. CEDIDA

Como copropietaria y directora de administración de la empresa familiar de transporte nacional e internacional Luis Álvarez Blanco S.A, y secretaria de Asetranspo, Rosa Álvarez vive y ha vivido muy de cerca la irrupción de la pandemia en un sector tocado por la crisis generada a causa de la Covid-19 que, asegura, en estos momentos sale adelante a costa del transporte de "conservas y otros productos que intervienen en la cadena alimenticia", a la espera de que "pronto comience a remontar el sector del automóvil".

¿Hasta qué punto han vivido con incertidumbre los primeros días?
Cuando comenzó todo esto coincidió que teníamos camiones que iban hacia el extranjero. En principio ya tenían fecha de descarga en las fábricas y teníamos mercancías ya preparadas para retorno. De repente, ese fin de semana dieron las instrucciones para cerrar las fábricas, y llegaron allí los camiones. Las fábricas cerradas, no recepcionaban mercancía y tuvimos que buscar almacenes externos de colaboradores para dejarla allí. En algún caso, algún camión tuvo que retornar de vacío y, en otros casos, como coincidió que había muchos más camiones de otras procedencias en las mismas circunstancias que nosotros, de las pocas mercancías que se podían cargar, porque todavía había alguna fábrica que no había cerrado, pagaban una miseria por ellas. El precio que pagaban casi no cubría el coste del gasoil.

"Cuando cerraron las fábricas en el extranjero, tuvimos que buscar almacenes externos de colaboradores para guardar la mercancía"

¿Y qué situación se encontraron a nivel nacional?
Cuando llegamos a España nos encontramos con que hay mucha descoordinación entre los sectores. A pesar de que dicen que al sector del transporte no nos obligan a cerrar, nosotros no tenemos volumen suficiente para seguir trabajando. A veces hay cargas y luego no hay retornos. Es muy complicado.

¿En qué lugar deja eso a los trabajadores?
A nosotros no nos quedó más remedio que presentar un Erte. Ahora lo que hacemos es ir coordinando el trabajo que hay con los conductores, porque hay una serie de productos que siguen funcionando, como son los relacionados con la alimentación. Lo que pasa es que en Galicia hay muchas empresas como la nuestra, que dependen mucho del sector del automóvil, y al estar todas estas y sus accesorias cerradas, tenemos muchos vehículos parados. Lo que hemos hecho es que los conductores que entraron en el Erte se van turnando, cuando uno llega de un viaje, entra al Ertey sale otro conductor.

"En Galicia hay muchas empresas como la nuestra que dependen del sector del automóvil para poder mantenerse"

¿Cree que lograrán remontar?
Ahora parece que empiezan a abrir algunas fábricas, pero es un descontrol muy grande hasta que todo esté abierto, y máxime cuando la apertura no está siendo homogénea, porque a lo mejor abren fábricas aquí, pero no abren en Italia, en Francia o en Alemania. Entonces hay gente a la que en los almacenes no les cabe más mercancía, porque han fabricado y no han podido sacarla, y por otro lado, al arrancar ahora de nuevo la producción, necesitan elementos que fabrican en otros países. No es que una vez que se acabe el estado de alarma todo empezará a funcionar correctamente. Va a haber problemas hasta que la rueda vuelva a girar, porque en unos sitios sobra mercancía, en otros faltará... Hay mucha descompensación.

De todas las fases que atravesó la empresa durante la pandemia, ¿cuál ha sido la más preocupante?
Lo más difícil a lo que nos enfrentamos, sin duda, fue la situación de los trabajadores y el tema financiero. En cuanto a los trabajadores, hubo gente que antes de decretar el estado de alarma ya empezó a cerrar fábricas y sitios en los que había que cargar. Tanto clientes como proveedores empezaron a fallar y hubo gente que vino e incluso estuvo unos días de vacaciones porque no había trabajo, ni sabíamos todavía por donde salir. Era tanta información y tantas contradicciones al principio, entre leyes y órdenes, que ha sido un follón grande. Actualmente, los Erte nos están dando problemas, porque hay gente que ha cobrado y gente que no, estando en la misma situación, o gente que no ha cobrado lo que le correspondía. Tenemos a otros trabajadores con hijos a los que no les han considerado esa circunstancia, y estamos intentando solucionar eso. Sin duda es una de las partes más difíciles. Es todo una locura. Por otra parte, se nos ha parado la mayor parte de la facturación, pero hay que acometer los pagos que tenemos de atrás. Hemos intentado acceder a los préstamos Ico Covid, que no hemos conseguido en algunos casos, y esto tampoco está siendo fácil de gestionar.

"Puede que abran las fábricas aquí, pero a lo mejor no en Francia, Italia o Alemania. Va a haber problemas hasta que la rueda vuelva a girar"

Los viajes. "Muchos camioneros han tenido que pedir de favor un bocadillo para comer"

¿Cómo fue ese momento en el que comienzan a recibir llamadas de los empleados contándoles la situación? ¿A qué dificultades tuvieron que enfrentarse en sus viajes?
Los trabajadores de internacional suelen dormir en cabina del camión. El problema es que normalmente se estaciona en un área de servicio, y ese área de servicio debería tener los servicios mínimos, como un restaurante o un sitio para ducharse. Había algunos que habían cerrado y otros que no les querían atender, llegando a darse situaciones como que se negasen a dejarles pasar al servicio. No tenían donde comer, y a veces incluso tuvieron que pedir de favor que les hiciesen un bocadillo. En este sentido, Estuvimos en contínuo contacto con Asetranspo, y a su vez, la asociación con la CTM en Madrid, que contactó con el Ministerio de Transporte, dando todas estas quejas de las cosas que nos estaban pasando. Parece que pusieron unos servicios mínimos, pero esto la gente no siempre lo cumple porque tiene miedo a lo desconocido, y prefiere cerrar su negocio a que les pase algo.

También se han visto casos de establecimientos que abrieron para los transportistas de forma solidaria...
Habitualmente los transportistas paran siempre en los mismos sitios, llevan muchos años trabajando en las mismas rutas. Pero sí ha habido algunos casos de restaurantes más familiares, que llevan toda la vida viviendo del camionero, y son los que más se han volcado incluso en darle bocadillos gratis. Hubo esa parte solidaria, pero de cara a la administración, si un día somos casi héroes, luego en realidad nos tratan como villanos. Tenemos un 75% de la plantilla sin trabajar y muy pocas facilidades.

¿Cómo se organizan ahora los camioneros en ruta?
Sobre la comida, normalmente comen en restaurantes, pero a partir de ese momento han llevado más comida en el camión, que tienen equipado con nevera, para curarse en salud. Un viaje normal tarda siete días, pero ahora si no aparecen las cargas de retorno y tienen que estar dos o tres días más de la cuenta fuera, es mejor prevenir.