Las notas de música que la noche decidió pintar en Monte Porreiro

La iniciativa Urbana Pontevedra aunó música y graffiti en un proyecto que demostró que rara vez el arte se entiende mal con el arte
Grupo de gaiteiros das Rías Baixas, en la plaza de A Ferraría. RAFA FARIÑA
Grupo de gaiteiros das Rías Baixas, en la plaza de A Ferraría. RAFA FARIÑA

Nunca llueve sin que escampe. El pasado jueves, tras el diluvio que el miércoles se llevó todo el protagonismo en Pontevedra, las precipitaciones dieron un descanso a la ciudad y nadie tuvo que cantar ni tocar bajo la lluvia. Fue un espectáculo por el que bien podía valer la pena cogerse un resfriado, pero que el tiempo permitió ahorrárselo a todos aquellos que decidieron poner una nota musical -y también de color- a su tarde-noche del jueves.

Dos puntos fueron los escenarios escogidos para los conciertos: el primero, la Praza da Ferraría con un nuevo concierto de gaitas, el instrumento que se ha hecho con el lugar durante toda esta semana bajo el amparo del proyecto ‘Virar coa Gaita’. Esta vez les tocó el turno al conjunto ‘Gaiteiros das Rías Baixas’, quienes arrancaron a las diez de la noche con una actuación donde este instrumento de tradición gallega estuvo lejos de quedar a disgusto con sus intérpretes.

Tradición, por otra parte, también se dio en el Mirador de Monte Porreiro, aunque esta vez lo hizo fusionándose con ritmos más contemporáneos y también con otro tipo de disciplinas: la iniciativa ‘Urbana Pontevedra’ decidió fusionar música y pintura y sincronizar sus conciertos con un espectáculo de graffiti que hacía visual lo que en otras ocasiones solo se habría deslizado por los tímpanos.

La primera sesión tuvo lugar a las 20:30 horas. En ella, la música de N. Skilz, Uncle Doc y S. Pblack hizo pareja de baile con los murales de SAX.

A las 22:30 horas, en la segunda sesión de la noche, fue el turno de ‘Ortiga’, el joven compostelano que se lanzó al panorama con una mezcla entre merengue y electrónica que no ha dejado indiferente a ninguno de sus oyentes. Lo acompañó, en esta ocasión, la artista Abi Castillo, quien puso el toque literal de color a un concierto que ya tenía una paleta de lo más animado en lo figurado. Y que también animó al público, claro.