Las nuevas normas para el interior de la hostelería agotan los medidores de CO2

La obligación de disponer de estos aparatos ha disparado las ventas en la última semana y ya hay lista de espera
Un empleado de Electrosó muestra el último aparato en stock. DAVID FREIRE
photo_camera Un empleado de Electrosó muestra el último aparato en stock. DAVID FREIRE

Los hosteleros que quieran adquirir, en estos momentos, un medidor de CO2 para sus negocios tendrán que recurrir a la venta online o anotarse en alguna de las listas de espera que los comercios locales han abierto para atender la lluvia de peticiones de los últimos días.

La obligación anunciada por la Xunta hace poco más de una semana de disponer de estos aparatos para poder ampliar sus horarios hasta la una de la madrugada desencadenó una avalancha de demandas que desbordaron el limitado stock de los negocios que trabajan con estos productos.

Uno de los pocos comercios que este viernes aún disponían de unidades era Electrosón, "pero está ya reservado y a la espera de que vengan a recogerlo", aclara su encargado, Manuel González.

Explica que hace aproximadamente un mes, cuando se autorizó la apertura de restaurantes a condición de que instalasen estos medidores, "tuvimos un ligero repunte en la demanda, pero no tanto como en los últimos días, en los que hemos agotado todas las existencias que teníamos". Recalca que ya se han pedido nuevas remesas, pero los proveedores no dan abasto.

Esta tienda despacha dos modelos de medidores: uno más básico, de unos 70 euros, y otro más sofisticado, de 147 euros. Los compradores se suelen inclinar por el más económico, porque cumple perfectamente la función que se les exige ahora a los negocios de hostelería: medir la concentración de CO2 en el interior y cuando se sobrepasan los límites previamente fijados, salta una señal acústica que alerta a clientes y hosteleros.

"Lo siguiente que vendrán serán unas tablets para colocar en la pared", anuncia González.

Por su parte, Juan Martínez, propietario de Eco Pontevedra, admite haber sufrido también un desabastecimiento de estos aparatos en sus almacenes, si bien no detectó un boom especialmente llamativo. "Se vendieron, sí, pero tampoco de una forma descomunal", matiza. Sin embargo, reconoce que tiene varios encargos pendientes de entrega y que incluso ha abierto una lista de espera.

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