La zona vieja de Pontevedra sale del letargo de la pandemia. Y lo hace con promociones nuevas y otras que se han visto retrasadas por cuestiones burocráticas o por la crisis sanitaria del coronavirus. El casco histórico afronta este año un importante volumen de obras. El Concello tramita ayudas para rehabilitaciones en 133 viviendas y ha recibido 30 solicitudes para actuaciones de índole menor. Todas ellas tienen un objetivo: abrir negocios o aumentar la oferta residencial del casco antiguo de la ciudad.
"Estamos a detectar un aumento de peticións de licenzas con respecto a antes de pandemia", asegura el concejal de Urbanismo, Xaquín Moreda, que explica que la mayor parte de las intervenciones tienen como objetivo la mejora de la habitabilidad de las viviendas del centro histórico. En la actualidad, el censo municipal contabiliza 1.528 inmuebles de este tipo en la zona monumental.
Los proyectos de reforma recorren distintos puntos del casco viejo. El número 12 de la Praza da Ferrería es uno de los edificios que está a punto de ser rescatado. Sus cuatro plantas, en las que ahora no vivía ningún vecino, van a ser restauradas con fines residenciales. Habrá dos viviendas por planta y la obra correrá a cargo de la empresa Desarrolla, que es la misma que se encarga de la segunda fase de la rehabilitación de la sede de la Xunta en Benito Corbal.
El inmueble, que linda con un edificio en San Román que tuvo que ser apuntalado tras unos desprendimientos que tuvieron lugar hace más de dos años, albergaba en su parte de abajo al emblemático Almacenes Clarita. El comercio tuvo que mudarse de forma provisional este año a un local de la calle Manuel Quiroga por el inminente inicio de las obras.
Otro inmueble que tendrá un uso mixto es el que Diego Lores tiene en el 27 de la Rúa Real. El empresario pontevedrés ha iniciado la reforma integral de esta construcción. En la parte de arriba se dedicará a viviendas y en la parte inferior volverá a reabrir su histórico supermercado, que desde hace 17 meses ocupa un local próximo a la espera de completar dichos trabajos.
En las calles Tetuán, Padre Sarmiento e Isabel II también se impulsan reformas de edificios con uso residencial y comercial. En la Praza da Verdura se ejecutan otras dos obras. Una de ellas es la que ocupaba antiguamente el bar Os Maristas, en el número 5 de dicha zona. La propiedad plantean destinar este emblemático inmueble a viviendas turísticas.
La segunda promoción en este ámbito consiste en la rehabilitación de un edificio que comunica con una calle paralela: Figueroa.
Los cinco edificios públicos pendientes de reforma son la Casa Consistorial, las sedes centrales del museo y la delegación de Hacienda
Otro de los proyectos que está en marcha se encuentra en Charino, justo en el tramo con más locales de ocio nocturno de la ciudad. En el número 19 de esta calle se está rehabilitando un edificio entero para convertirlo en un albergue turístico.
2.170 HABITANTES. El casco antiguo de Pontevedra cuenta cada vez con más vecinos. Según los últimos datos disponibles, el censo pasó de 2.062 a 2.170 habitantes entre 2017 y 2019, lo que supone casi un 5% más en dos años.
A pesar de que cada vez más gente opta por vivir en la zona vieja, uno de los retos a los que se enfrenta el centro es la recuperación de edificios que están abandonados o en desuso. La operación urbanística de la Horta do Cura, que se corresponde con la antigua rectoral de San Bartolomé, en Don Filiberto, ha salido del cajón. Pero la recuperación del Pazo de Lobeira, que data del siglo XVI y está ubidado en César Boente, está parada.
La nómina de propiedades públicas incluye cinco edificios en este ámbito: la Casa Consistorial, para la que el Concello ya tiene proyecto de rehabilitación; las sedes centrales del Museo, que la Deputación plantea reformar parar corregir las importantes deficiencias de los inmuebles Gacía Flórez, Castro Monteagudo y Fernández López, y la antigua delegación de Hacienda, que el Ministerio de Cultura plantea rescatar para trasladar allí el Archivo Histórico Provincial.
