Compatibilizar el trabajo con el cuidado de un familiar dependiente es misión imposible. Lo saben las cuidadoras de las personas con algún tipo de enfermedad obligadas a dedicarse, en muchos casos a tiempo completo, a la atención de sus allegados. El número de cotizantes que encajan en el perfil de cuidadores no profesionales creció un 265% en los últimos cuatro meses. Si a 30 de marzo había 233 personas cotizando bajo este apartado en la provincia, en la actualidad la cifra asciende hasta las 851. En Galicia, la variación fue desde los 770 cotizantes de marzo hasta los 2.582 de la actualidad.
El repunte que se viene produciendo desde abril en este apartado responde a un convenio especial de la Seguridad Social por el cual el Estado se hace cargo de las aportaciones mensuales para garantizar una pensión en el futuro para las personas que no tienen opciones a trabajar por tener que hacerse cargo de alguien de su entorno. Hasta la aprobación de esta medida, por parte del Gobierno de Sánchez, eran los propios cuidadores los que tenían que abonar a la Seguridad Social las cuotas mensuales si querían llenar su hucha para la jubilación. Sin embargo, existe un precedente, ya que dicha medida se había puesto en marcha en 2007, con la aprobación de la Ley de Dependencia, y se eliminó en 2012, con la llegada de Mariano Rajoy al Gobierno. Ahora, las beneficiarias de dicha medida, temen que una convocatoria electoral y un posible cambio de Gobierno vuelva a quitarles este derecho.
Las mujeres sostienen el peso de los cuidados y representan el 94,8% del total de cuidadores dados de alta en la provincia
Los cuidados recaen en las mujeres. Esta es una evidencia que corroboran los registros del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), que indican que de los 851 cuidadores de la provincia, 807 son mujeres, lo que representa un 94,8% del total. Por lo tanto, solo 44 de los cuidadores son hombres, es decir, un 5,2%. A nivel estatal, las mujeres representan el 90% de las cuidadoras dadas de alta, un porcentaje ligeramente inferior, aunque también constata el rostro femenino de los cuidados.
Además, el número de personas dependientes crece con el paso de los años, a medida que la esperanza de vida es mayor y la pirámide de población pierde su forma. De este modo, según la Enquisa Estrutural a Fogares de Galicia que elabora el INE, en 2007 había en la provincia 30.906 personas dependientes y en 2017 (el año de la última encuesta) el número ha subido hasta los 38.377.
Las personas mayores representan un colectivo con mayores problemas de dependencia, aunque también requieren cuidados los enfermos que padecen alguna dolencia grave o algún tipo de discapacidad.
La pontevedresa subsiste con su pensión y la de su marido (ambas de menos de 400 euros por ser no contributivas) y la ayuda a la dependencia que recibe él. Con eso tiene que pagar los 400 euros de alquiler y los demás gastos. Ella es la prueba de que la enfermedad viene muchas veces de la mano de la pobreza. "Tiene varias enfermedades porque es muy mayor y necesita productos de la farmacia que no cubre la Seguridad Social, como algunas pomadas". Además, la atención a su marido requiere que esté pendiente de él las 24 horas. "Mi único sueño es que llegue la noche para poder acostarme, la soledad es tremenda porque vivo para estar en casa, no puedo hacer otra cosa que no sea dedicarme a él", cuenta.