Esta es mi plaza

Las obras, eterna banda sonora de Barcelos

Conocida antiguamente como Campo da Feira, esta plaza ha sido siempre un lugar de encuentro para los pontevedreses, sin embargo, la reforma que se está llevando a cabo está perjudicando a los negocios
photo_camera Vídeo: ALBA GARCÍA

Con el objetivo de dejar constancia entre las buenas relaciones entre las ciudades de Pontevedra y de Barcelos, en Portugal, se decide adjudicar a esta plaza el nombre de la villa portuguesa. Este hecho se produce en agosto de 1970 y deja atrás el nombre anterior, el de Campo da Feira. Pero, ¿cuál era el motivo de esta primera denominación?

"Dende o ano 1900 tiña lugar un mercado de gandos que facía que moita xente do rural se achegase á cidade para vender ou mercar animais", explica Ramón Rozas en su libro Rúas de Pontevedra.

Por aquel entonces, tal y como recuerda Pepy González Clavijo en su obra Las calles de Pontevedra, "más de cien parroquias acudían todos los sábados al hermoso robledal de Barcelos, además de los días 1, 8, 15 y 23 de cada mes (...). En principio estos mercados se celebraban para que en ellos el campesino vendiese lo que le sobraba y comprase lo que le hacía falta; era, además, punto de encuentro y de relaciones sociales, lugar de bullicio, alegría, de fiesta y de alborozo".

González Clavijo también asegura que, en 1898, la compra de esta plaza costó "40.000 pesetas".

Alrededor de la plaza central, donde antiguamente se podía aparcar, se asentaron negocios históricos, muchos de ellos vinculados al automóvil, "como foi un gran taller de Renault ou ou un concesionario de Nissan, así como otros talleres de reparación en diferentes puntos da mesma. Pero tamén a Ferretería Universal, que aínda permanece aberta, a tenda de moda de La Flor, ou a marisquería Le Mans, pero tamén os talleres da Cristalería Pontevedresa", recuerda Ramón Rozas.

Algunos comerciantes de la Praza de Barcelos. DAVID FREIRE
Algunos comerciantes de la Praza de Barcelos. DAVID FREIRE

Remodelación

En la actualidad, poco o nada queda ya de este pasado. Primero, se eliminaron los dos carriles de circulación y, en la actualidad, el Concello de Pontevedra está llevando a cabo una reforma integral que se prevé que termine "entre abril y mayo" del 2024. Una actuación que está despertando bastantes dolores de cabeza entre los comerciantes y hosteleros de la zona.

Es el caso de Miguel Ángel López, dueño de la Tintorería Coral, uno de los negocios más antiguos ya que lleva 35 años en pie. "Cuando se empezó a restringir el tráfico en la plaza, ahí ya empezamos a notar una caída del 50% en nuestra actividad. Y ahora, desde que empezaron las obras, estamos completamente parados. No pueden parar los coches y a este paso todos los bajos acabarán cerrando", critica.

Lo mismo opina otro de los veteranos de la plaza, José Ambrosio, propietario de la Agrícola Romero. "Yo llevo como jefe dos años pero el negocio ya abrió en el año 1988 y desde entonces la plaza cambió como del agua al vino. Antes esto era una plaza y los sábados eran sábados. Ahora no hay movilidad ni pasa apenas gente. Ahora mismo no tiene vida", asegura.

"Hay muchos clientes que ya no vienen porque lo tienen complicadísimo a la hora de acceder, y después aparcar ya es imposible", lamenta el empresario.

Opinión similar la de María Teresa Solla, dueña de Elite Dog, establecimiento abierto desde 2006. "Desde que llegué aquí cerraron muchos locales y ahora la obra está siendo tremenda. Nos está perjudicando muchísimo".

Otras como Miriam Cidrás, de Alquimia, es consciente de lo compleja que está siendo la reforma pero quiere confiar en el proceso. "Está siendo tedioso y largo pero es lo que toca con proyectos tan grandes como este. De hecho nosotras nos decidimos a comprar el local justamente por esta obra, porque supongo que al acabarla, mucha más gente se animará a pasear por aquí", explica la empresaria, que también reconoce que "ahora mismo es una zona con pocos transeúntes y el mayor inconveniente que tiene es el acceso, ya que en algunos momentos se forma mucho follón de tráfico".

En el otro lado de la plaza, las sensaciones son la mismas. Rosa Camiña, dependienta de la tienda Tegal, que abrió en 2008, explica lo complicado que está siendo trabajar diariamente con el sonido de las obras de fondo. "Es cierto que es una plaza muy céntrica y que, cuando se acabe la obra, la plaza va a quedar preciosa y espectacular, pero sufrir las obras es algo muy costoso. Es difícil acceder a los negocios, moverse por la plaza... y después la gente con dificultades de movilidad o con carritos de bebés lo tienen prácticamente imposible", afirma.

Junto a este negocio se sitúa Sofia Nails Bar, establecimiento que abrió Sofia De Abreu en febrero de 2021, quien apunta que "Barcelos es una plaza que debería tener mucho más movimiento y estar mejor aprovechada". "Las obras están perjudicando a todos los negocios y hay veces que es imposible entrar y salir de los comercios", añade la empresaria.

Por su parte, María Iglesias, de la peluquería María Iglesias, negocio con 20 años de actividad, pone el foco en que "lo peor que tiene esta plaza son los aparcamientos, porque ahora mismo no hay ni un solo sitio donde parar aunque sean solo cinco minutos. La renovación le va a dar más vida a la plaza pero el proceso está costando".

Cerrando la oferta comercial de la plaza están también la Herboristería Vidasana, que lleva sobre 12 años abierta; Icetattoo, desde agosto de 2022; así como las tiendas Mirlo y Natursueño.

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