"Esta organización movía embarcaciones para otros grupos por toda la Península"

José Abreu, jefe del grupo II de la Udyco en Pontevedra, trabajó en la aprehensión del narcosubmarino de Aldán, en la incautación de 4.000 kilos de cocaína en O Grove o en la recientísima operación contra las redes de fabricación de planeadoras para el Estrecho. Abreu, sin embargo, pone el acento en la lucha contra el tráfico de heroína y "en el escalón medio alto, cuando la coca toca tierra. Es importantísimo"

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photo_camera El inspector Abreu. GONZALO GARCÍA

Desde 1997 hasta 2008 formó parte del Grupo II de Udyco. Tras un impás en otras unidades, regresó a sus orígenes en 2016, ya como jefe de grupo. El inspector Abreu destaca la "buena labor" que ha realizado el citado grupo desde su base en la Comisaría de Pontevedra. "Antes de que yo regresase se realizó la incautación del Porsche Cayenne, la mayor de Europa en aquel momento". En 2017 repitieron. "Y no es porque estuviese yo, sino por el alto nivel de la gente que había aquí, con experiencia y muy trabajadora", aclara. Con participación en la operación Lince (4.000 kilos de cocaína), en la del narcosubmarino o en la más reciente de las lanchas para el hachís, la Udyco toca todos los palos, aunque Abreu apuesta fuerte. "Nos estamos centrando en la heroína".

¿Ha evolucionado el narcotráfico en la provincia de Pontevedra?

Por desgracia, esto no ha evolucionado mucho en los últimos 30 años. La ley de la oferta y la demanda es la que marca el negocio. En el año 99, un kilo de cocaína costaba algo más de 5 millones de pesetas. Hoy en día cuesta unos 30.000 euros, salvo si entra una gran partida, que es cuando baja. Pero el precio es el mismo que hace tres décadas. Sí se han podido frenar a las mafias e impedir que esto se convirtiese en Sicilia, pero en ningún caso acabar con ellas. Esa es mi percepción.

Con el paso del tiempo, sin embargo, las organizaciones operan de un modo distinto...

Las organizaciones clásicas eran más grandes y cerradas. El capo conformaba una estructura piramidal. Disponía de los barcos, de los puntos de entrega y almacenaje y de la financiación, y no necesitaba a nadie. En los últimos años, por el contrario, se detectan sociedades de conveniencia que se crean para llevar a cabo una operación concreta. Una persona que tiene el contacto con Sudamérica se pone de acuerdo con otra que aporta la financiación, y con una tercera que tiene las lanchas, o bien la entrada en el puerto para el contenedor. Todos ellos crean una pequeña sociedad para un negocio en concreto. Las organizaciones gallegas se han convertido en grupos de desembarco de la mercancía. Los colombianos están perfectamente establecidos en Europa, y desde sus oficinas controlan las importaciones. Los gallegos realizan el desembarco.

¿Cómo afectan los avances tecnológicos a la lucha que mantienen contra los narcos?

Del mismo modo que afectan a la industria y al día a día de la sociedad. Las personas de mayor edad siguen utilizando el método que les funcionó toda la vida, pero las nuevas generaciones están utilizando redes sociales y distintos métodos tecnológicos de comunicación que dificultan día a día el trabajo policial.

Entremos en las sustancias. Son ustedes especialistas en la lucha contra el tráfico de heroína...

Pontevedra es receptora para toda la Península Ibérica. La forma de trabajo de los gallegos es muy apreciada por los grupos de Europa del Este, y desde aquí esa droga se va a Portugal y a Madrid. Para mi grupo, la heroína es el objetivo. La mayor parte viene de Holanda, epicentro del tráfico de drogas en Europa, y la reciben grupos gallegos que llevan en eso toda la vida.

En las últimas semanas han desarollado dos operaciones contra la fabricación de narcolanchas. ¿A qué se debe la gran actividad en este sector?

Hay mucha gente preparando lanchas porque hay mucha demanda, mucha gente que las necesita. Nuestros compañeros están trabajando muy duro en la zona del Estrecho y las costas de Cádiz, Huelva y Almería, pero pese a ello sigue habiendo muchísima importación de hachís desde el Norte de África. Eso requiere mucha logística, y más aún ante las numerosas incautaciones que se efectúan. Los narcos necesitan lanchas y más lanchas. En España se prohibió la fabricación de embarcaciones de ese tipo, lo que hace que los gallegos se desplacen a Portugal, donde todavía se permite. Ya están intentando legislar en ese sentido. En la provincia de Pontevedra efectúan reparaciones, montaje, cableado y logística, pero para el trabajo final deciden cruzar la frontera para estar tranquilos.

¿Es tan lucrativo el trabajo de estas redes?

Una embarcación de este tipo cuesta entre 200 y 300.000 euros, por lo que el beneficio es importante. En el más reciente operativo desarticulamos una organización que se sostenía sobre tres patas. La primera era la importación de hachís, mediante sus propias lanchas. La segunda, la logística, que les permitía mover embarcaciones por España y Portugal. Y la tercera, la fabricación y reparación. Contaban con lugares de trabajo, mecánicos y transportistas. Es una organización muy importante por esas tres vertientes en las que operaban. Movían embarcaciones para otras organizaciones por toda la Península, lo que tampoco es fácil. Y lo tenían muy controlado.

¿Hay ‘nuevos narcos’?

Ahora te encuentras con gente de medio pelo, sin demasiada experiencia, que se alía con otra e intenta hacer negocios. Hay otros que antes operaban para un gran capo y que ahora disponen de un contacto, o bien de dinero, o bien de la entrada por un puerto.

"La lucha contra las redes de distribución de coca, una vez que ya está en tierra, es fundamental"

Se ha salido de la pandemia y España es el epicentro de la fiesta, y la fiesta, por desgracia, incluye muchas veces el consumo de cocaína. ¿Cree que esto influirá en más entrada de droga?

No creo que la salida de la pandemia vaya a influir. Los sudamericanos están produciendo constantemente, y hay un exceso de cocaína que pretenden colocar. Las operaciones en altamar como las de Greco Galicia, que ha hecho muchas, son importantísimas, lo mismo que algunas que hemos hecho nosotros con otros opera dores policiales. Pero no es menos importante la investigación una vez que la cocaína ha tocado tierra. Mi unidad, si puede incautar en mar, lo hace, pero está más especializada en la investigación contra las redes de distribución. Esa lucha es fundamental, lo mis mo que en el menudeo. Se debe trabajar en los tres niveles con la misma intensidad, tanto en la aprehensión de barco como en el nivel medio-alto, una vez que la droga está en Galicia, como en el último escalón, hasta la venta gramo a gramo.

¿Aprecia un aumento de los puntos de venta?

No tengo una percepción de un especial aumento. Sí que hay momentos puntuales en los que más personas distribuyen, pero visto desde una perspectiva amplia, pienso que se mantiene estable.

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