Docente del Departamento de Didácticas Especiais, Óscar García es profesor de la Facultade de Ciencias da Educación e do Deporte desde 2003 e integrante del grupo de investigación HealthyFit, en el que es responsable del Laboratorio de Rendemento Deportivo, Condición Física e Benestar.
¿Qué valoración hace del resultado obtenido en las votaciones?
Me siento muy respaldado por mis compañeros, así que es de agradecer y espero que al cabo de los próximos tres años hayamos cumplido sus expectativas y no decepcionemos, sino todo lo contrario: que nos puedan decir que fue algo positivo el habernos apoyado.
¿Cuáles son sus objetivos para estos tres años que tiene por delante como decano?
Tenemos básicamente tres áreas de mejora. La primera tiene que ver fundamentalmente con el factor humano. Es imprescindible que nuestro profesorado encuentre su espacio idóneo de trabajo, del cual el estudiante se pueda beneficiar de esa buena labor y salir con una elevadísima formación que le permita ser más competitivo en el mercado laboral. La segunda prioridad es seguir creciendo en infraestructuras, porque somos una facultad con muy buena tasa de matrículas y en la que se trabaja muy bien y, por tanto, tenemos muchos proyectos tanto de investigación como educativos, así que la verdad es que, afortunadamente, la facultad se nos ha quedado pequeña. Hay muchas necesidades, pero porque las genera el profesorado y el estudiantado con proyectos de innovación, de investigación… Por eso nos hace falta alguna infraestructura más y en eso vamos de la mano con el Vicerrectorado. Colaboraremos entre los dos estamentos para seguir dotándonos. La tercera prioridad es exportar la imagen que merece esta facultad a toda la sociedad. Creo que estamos en condiciones de poder ser la primera opción de cualquier estudiante de España que quiera ser maestro o educador físico-deportivo, por capital humano y por infraestructura. Y creo que tenemos que empezar a exportar esa imagen: la de nuestra facultad y la de la ciudad de Pontevedra como un entorno ideal para un estudiante que quiera formarse en esto. Tenemos que explotarlo mucho más.
¿Tienen una estrategia definida para lograrlo?
Tenemos varias propuestas encima de la mesa. Una es hacerlo a través de nuestros egresados. El desempeño que muchos de ellos tienen, de un altísimo nivel, debe ser una de nuestras principales fuentes de visualización. Nuestros egresados siguen teniendo el ADN de la facultad dentro de ellos y este es un sitio al que pueden volver siempre que lo necesiten.
Necesitamos seguir creciendo en infraestructuras y que el profesorado tenga su espacio idóneo de trabajo
Y sobre la ampliación de infraestructuras, ¿en qué están pensando concretamente?
Tenemos necesidad de algunas aulas, de algún laboratorio más, de aulas multidisciplinares relacionadas con la innovación educativa, con la creatividad… Hay muchas propuestas del profesorado que tenemos que intentar atender. Cada vez se trabaja mejor y ¿cómo le vas a decir a un compañero que está desarrollando un proyecto estupendo que no tenemos espacio? Hay que pelear por eso y el Vicerrectorado del Campus de Pontevedra está en la misma línea que nosotros. Son conscientes y están trabajando mucho para seguir dotándonos de infraestructura.
Esta facultad cuenta con una demanda de matrícula muy alta tanto en grados como en máster…
Sí, de hecho, nosotros reunimos a más de la mitad del estudiantado del Campus de Pontevedra. Tenemos matriculados entre 1.500 y 1.600 alumnos.
Estamos en condiciones de ser la primera opción de cualquier estudiante de España que quiera estas titulaciones
Esta pandemia lo ha cambiado todo, incluida la vida académica. Aunque la pandemia pase, ¿cree que estos cambios perdurarán, que modificarán la forma de desarrollar la actividad académica?
Yo tengo la esperanza de que seamos inteligentes en ese aspecto y nos quedemos con la parte positiva. Hay una parte virtual que podemos seguir utilizando de una forma inteligente, no sustitutoria de la presencialidad. Nuestras titulaciones son eminentemente prácticas. Los maestros y los educadores físico-deportivos tienen que saber hacer y eso se consigue en gran medida con la presencialidad, viendo cómo se hace, obteniendo un feedback directo del profesor y eso es mucho más difícil de hacer desde casa y de una forma aislada. Eso no debemos perderlo de vista, pero creo que podemos aprovechar muchos de los recursos que nos ha dejado la pandemia. Por ejemplo, las reuniones a nivel de gestión se han hecho mucho más operativas desde que estamos en pandemia y la gente asiste más, probablemente porque no tiene que dejar la clase en ese momento o porque no tiene que viajar cuando tiene otra ocupación con un proyecto de investigación, etcétera. Y no es lo mismo conectarse para solucionar estas cuestiones que tener que hacer desplazamientos. En este sentido hemos obtenido buenas herramientas y estamos siendo más operativos que nunca.
En esta facultad tienen, además, la responsabilidad añadida que supone el formar a maestros y a educadores físico-deportivos, que son los que a su vez van a formar a sus futuros alumnos. ¿Qué supone eso para un equipo de decanato?
Tenemos titulaciones que tienen un impacto social tremendo y eso nos genera una responsabilidad muy grande para formar a los alumnos de la mejor manera posible, porque tienen que seguir dando la talla para que su praxis sirva para crear una sociedad mejor.
