La pandemia ahoga a las agencias de viajes, que sobreviven con ahorros

Algunos establecimientos de este tipo en la ciudad se han visto obligados a cerrar por la crisis y otros han abandonado los locales en alquiler para teletrabajar 

 

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photo_camera Imagen de una de las agencias de Pontevedra que ha cerrado su oficina. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

"No es que dejes de vender, es que tienes que devolver todo lo que vendiste en el último año". Lo explica Sara Redondo, gerente de la agencia Viajes Rascado. Trabajar mucho y tirar de ahorros es la única salida que ven las agencias de viajes en la situación actual. Ante este panorama, ya se han producido cierres de negocios en la ciudad, como la emblemática Viajes Circe que, según otras agencias del sector ha echado la verja definitivamente.

Otros optan por recortar gastos cerrando sus locales y realizando el trabajo desde casa. Es el caso de Mar Moreira, de Linea Tours, que ha trasladado la oficina a casa. "El alquiler, las facturas... son muchos costes para no estar ingresando nada", indica. Aún así, mantiene el negocio, que desde hace meses consiste en la anulación de viajes. "Teníamos salidas para la maratón de Nueva York que hemos tenido que anular y todas las cancelaciones suponen mucho esfuerzo y cero beneficios", cuenta. Los únicos viajes que gestionan son de fuerza mayor y, gestionar un viaje es cada vez más complicado. "Tuvimos que conseguir que un médico llegase a Ceuta por trabajo y para que llegase hubo que contratar un helicóptero", cuenta Moreira recordando que para hacer un viaje en ferry a Marruecos hay lista de espera.

Las dificultades por las que están pasando los negocios de este tipo, muchos regentados por autónomos, han motivado la creación de una plataforma para reclamar más apoyo, la Plataforma en Defensa de las Agencias de Viajes (PDAV), "Todos estamos en una situación muy parecida, o hemos tenido que cerrar el local temporalmente o definitivamente, a no ser que tengas la propiedad y no tengas que pagar el alquiler", cuenta Moreira, que aclara que su intención es volver a abrir cuando el temporal amaine.

¿Cuándo será eso? Es una pregunta difícil de contestar, pero 2020 es un año perdido para las agencias. "Como mínimo esto estará parado hasta Semana Santa de 2021, estamos pensando en el próximo año", revela la agente. Por su parte, Reyes Cuíña, de Viajes Deza, que se mantiene u oficina abierta a medio gas, se encomienda al apóstol y al Xacobeo 2021 para lograr una remontada tras la crisis. "La gente tiene ganas de viajar y se nota, pero está asustada", cuenta la agente, cuyo negocio se dedica también a la organización de excursiones por Galicia.

Pese al impulso que tomaron las reservas a principios de julio, los brotes han vuelto a dinamitar la temporada

"Ahora mismo, aunque nos vengan clientes, no podemos recomendar viajar a ningún sitio porque puede aparecer un brote, haber confinamientos o que directamente les anulen la reserva porque cierra el hotel por algún positivo", explica Sara Redondo, de Viajes Rascado, que asegura que el volumen de reservas y, por lo anto, de facturación, ha bajado entre un 80 y un 90% con respecto al año pasado.

El entusiasmo y las ganas de recuperar el ocio tras la desescalada se dieron pronto de bruces con la realidad de la pandemia. "La gente estaba animada en julio, tuvimos alguna salida por Galicia y reservas, pero en una semanas volvimos atrás y ahora mismo no tenemos nada de nada", cuenta la gerente de Viajes Deza.

Las opciones preferidas del turista gallego están cerca. Casas rurales en la costa, destinos de interior como las montañas de Lugo y Ourense o algunas ciudades del Norte de Portugal. "El problema es que para ese tipo de viajes la gente no se pone en contacto con nosotros", indica Cuíña, de Viajes Deza.

Parón también de las excursiones
Uno de los nichos de negocio de la agencia Viajes Deza son las excursiones diarias a lugares de interés de Galicia. Este tipo de servicios son demandados tanto por clientes jubilados como por turistas que están de vacaciones en las Rías Baixas y quieren conocer otras zonas de Galicia como la Praia das Catedrais.

"El problema es que turismo hay muy poco y las personas mayores son la de mayor riesgo, así que tienen miedo", cuenta. Por otra parte, las fiestas y romerías populares a las que también se organizaban excursiones han sido canceladas, por lo que es complicado reactivar el negocio. "Lo bueno es que la gente mayor que se apunta a esas escapadas es jubilada y sigue teniendo ingresos para viajar", cuenta

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