
Desgraciadamente la previsión de que la pandemia iba a generar un tsunami de trastornos de salud mental se está cumpliendo a rajatabla. La demanda de asistencia psicológica y pisquiátrica se ha disparado a raíz del covid y, aunque es difícil poner números, quienes trabajan en los servicios de salud mental del CHUP calculan que las consultas se han duplicado en los últimos dos años. Sobre todo aquellas relacionadas con cuadros ansioso-depresivos y casos de insomnio, pero también es reseñable el aumento de otros trastornos de conducta, suicidios (tanto los intentos como los consumados) y las urgencias psiquiátricas.
Los especialistas consultados consideran que el incremento tiene que ver con el empobrecimiento de la sociedad, "que siempre aumenta este tipo de trastornos", así como con el aislamiento social forzado por la covid. De hecho, advierten de que este retraimiento ha elevado los problemas de salud en la población infanto-juvenil, "especialmente en adolescentes que pasan por períodos de tránsito en lo que, si no hay interacción social, se producen importantes carencias porque el proceso de socialización se ve alterado".
También han jugado en contra la saturación de Atención Primaria, la puerta de entrada al sistema sanitario, y la merma de profesionales en activo, "que ha decrecido". La plantilla de especialistas en enfermedades mentales, que ya era justa, se ve incapaz de atender la demanda (o al menos en las condiciones aconsejables). En muchas ocasiones, la psicoterapia que recibe el paciente pontevedrés dura 15 minutos "o incluso menos" y se realiza una vez al mes. Tiempos y periodicidades insuficientes que hacen que los profesionales urjan refuerzos.
En muchas ocasiones, la psicoterapia que recibe el paciente pontevedrés dura 15 minutos "o incluso menos" y se realiza una vez al mes
Según las fuentes consultadas, en Pontevedra y en muchos rincones de España la ratio de psiquiatras es de aproximadamente 9,5 profesionales por cada 100.000 habitantes (casi siete menos de la media europea) y la de psicólogos es de 7,5 especialistas por cada 100.000 (casi ocho menos). Y todo ello sin perder de vista que la brecha podría hacerse más grande. Cerca de un tercio de los profesionales especializados en salud mental pertenece se jubilará en los próximos diez años.
El fenómeno, que se repite en otros territorios del país, se ve agudizado por la falta de inversión en salud mental, "la hermana pobre de la sanidad". El gasto que destina España a este campo se queda por debajo del promedio europeo y "no llega al 5%" del presupuesto sanitario.
El jefe de sección del servicio de Psiquiatría del CHUP, José Blanco, añade a lista de hándicaps el importante incremento de la casuística que antes no llegaba a consulta y que ahora acaba en las unidades de salud mental. Por ejemplo, problemas de parejas, conflictos familiares, duelos, rupturas sentimentales o frustraciones por no alcanzar objetivos que marca la sociedad del 4.0.
Como consecuencia, las listas de espera de los servicios de salud mental son "importantes" y abocan al paciente a dos cosas: o bien armarse de paciencia o bien recurrir a la terapia privada, donde también toca aguardar turno. Aquí la demanda también supera a la oferta.
El CHUP cuenta en plantilla con 20 psiquiatras que atienden, en coordinación con psicólogos y otras categorías profesionales, a pacientes que acuden a consulta, enfermos hospitalizados y usuarios de residencias. Además, dispone de una unidad en A Parda centrada en los problemas de salud mental de la población infanto-juvenil y un equipo de HADO (hospitalización a domicilio) que se encarga del seguimiento de pacientes con psicosis más graves.
Jornada en Montecelo
Montecelo acogerá hoy una jornada sobre el presente y futuro de la salud mental. Entre los ponentes estará el jefe de sección de Psiquiatría del CHUP, quien opina que el futuro pasa, por "invertir en más recursos" y hacer los trastornos mentales más visibles. "Las muertes por suicidio triplican a las de accidentes de tráfico".