Pequeños comercios se rebelan contra el fenómeno Black Friday

Varios establecimientos dan plantón a la campaña de descuentos por «principios» y un montón de contraindicaciones  Según dicen, las ofertas paralizan las ventas previas y posteriores, plantean un recorte inasumible de beneficios y restan valor al comercio local
Sara Magariños en el local Alma Gemela. DAVID FREIRE
photo_camera Sara Magariños en el local Alma Gemela. DAVID FREIRE

La resistencia al Black Friday mantiene su pulso en Pontevedra, pese al riesgo de fuga de clientela y a una contracción de la economía que anima a casi cualquiera a explotar toda oportunidad de hacer caja.

Son minoría, pero varios pequeños comercios han decidido mantenerse un año más al margen de la campaña de descuentos importada de Estados Unidos. Casi todos los casos por "cuestión de principios" y porque consideran que los aparentes beneficios de sumarse al carro de estas pseudo rebajas son menores que los perjuicios.

Según advierten los díscolos del viernes negro, la mayoría de proveedores no reducen sus tarifas, por lo que los descuentos repercuten directamente en el margen de beneficios, ya tocados por la inflación y el coste energético. Y según añaden, vestir las etiquetas de ganga no solo supone quitar brillo a una época en la que se llega a registrar más del 40% de facturación, sino porque antes y después de despachar a toque de oferta, las ventas se congelan.

El argumentario en contra se completa con el desfase de calendarios, porque al otro lado del charco el Black Friday sí cumple con el cometido de dar salida al stock, pues se celebra al día siguiente de Acción de Gracias, pero en la otra orilla del Atlántico la tormenta de chollos interrumpe a un mes de Nochebuena. Además, ninguno de estos comerciantes pasa por alto que la convocatoria se ha estirado al extremo y que a cuenta de este viernes las grandes cadenas pueden llegar a rebajar género más de una semana.

"No tiene sentido. Yo no tengo stock para liquidar"

La propietaria de la tienda Carnaby, Inma Ferro, lleva 20 años trabajando en el comercio y desde un principio se ha mantenido firme en su oposición al Black Friday. "Es que si uno piensa un poco se da cuenta de que no tiene sentido para el pequeño comercio. Yo no tengo stock para liquidar y, de hecho, estoy comprando mercancía para estas Navidades", indica a este medio.

La empresaria prefiere no sopesar posibles consecuencias, pero afirma que, por suerte, los clientes asiduos del pequeño comercio "tienen otra manera de pensar que el gran consumidor" y consideran "lógico" que los descuentos no se extiendan a esta parte del ramo comercial.

"El cliente prefiere trato cercano a cinco euros de descuento"

La tienda de moda Alma Gemela sí respaldó la campaña los primeros dos años como una fórmula para darse "a conocer en la ciudad", pero en ese flirteo una de sus promotoras, Sara Magariños, se dio cuenta de que aquello "no era ni mi forma de trabajar" ni satisfacía el papel que cree que debe tener "el comercio local".

Desde entonces el establecimiento se ha descolgado de la convocatoria y, según puntualiza la trabajadora, no sin falta de razones: "Las marcas no nos aplican esos descuentos y tampoco nos parece justo que el cliente se lleve un artículo sin rebaja y que de repente al día siguiente sí tenga descuento. Desde pandemia no hay tanta reposición de género".

Magariños también ve contraproducente el bloqueo de ventas que se produce "en los 15 o 20 días previos" al Black Friday y asevera que, por fortuna, la mayor parte de la clientela "respalda" esta pequeña gran sublevación: "Puede que alguno se vaya a otro comercio, pero en nuestro caso tenemos un género un poco más exclusivo y en general el cliente del comercio local prefiere el asesoramiento y el trato cercano a tener un día cinco euros de descuento".

"No me parece de recibo hacer rebajas en mitad de campaña"

Lagasca Vintage es otro de los establecimientos que ha dado plantón a la cita comercial. Su propietaria, Mercedes Escauriaza, asegura que "es imposible competir con grandes superficies" y mucho menos seguirle la pista al comercio online, donde se suceden las excusas para arañar precios. "Nosotros tenemos otros condicionantes y no me parece de recibo hacer rebajas en mitad de campaña", indica al otro lado del mostrador.

Mercedes Escauriza en Langasca Vintage. DAVID FREIRE
Mercedes Escauriza en Langasca Vintage. DAVID FREIRE

La empresaria puntualiza que los costes de las "piezas únicas" que comercializa "están subiendo", que los gastos corrientes "se han disparado" y que, en cambio, la mayor parte de estos incrementos han repercutido de forma directa en el margen de beneficios. Básicamente, "porque no puedes subir los precios al mismo ritmo" y porque, según dice, en Pontevedra "hay competencia" en "un buen pequeño comercio".

La empresaria sabe que "cualquier decisión implica un riesgo", pero asegura que si el producto gusta, el cliente "se lo lleva igual", con o sin descuento, y que además hay cada vez más indicios de que la gente "está concienciándose con que no todo el mundo puede hacer este tipo de promociones".

"Rebajar el precio es despestrigiar nuestro trabajo"

La tienda-taller de artesanía Las Tareixas es otro de los negocios que se han blindado frente al Black Friday. Su propietaria, Teresa Rodríguez, considera que rebajar el precio es restar valor y "desprestigiar nuestro trabajo, el mío y el de mis compañeros", por eso no participa ni en ésta ni en ninguna campaña de rebajas.

La empresaria rechaza de plano "las políticas de las grandes firmas textiles, que nos mueven a su antojo", y advierte de que ningún pequeño comercio puede afrontar rebajas del 80%. "Nosotros nunca compramos nada por el 20% de su valor (..) y en calidades no tenemos nada que ver. Unos pendientes de plata hechos a mano no son los mismos que puedas comprar en AliExpress y unos bolsos artesanales te llevan días. Es un trabajo impresionante en el que no se pueden hacer rebajas".

"Al final el cliente no va a saber cuándo tiene que comprar"

Ricar Moda completa la lista de "la resistencia" local contra el "viernes negro". Carlota Magariños, hija de los fundadores, alega que "dos campañas de rebajas al año son más que suficientes" y subraya que el comercio local ofrece muchas más prestaciones que las grandes compañías a coste cero: "Aquí, por ejemplo, dejamos que la gente se lleve la ropa casa para que se la prueben, hacemos muchos envíos a domicilio sin coste y no cobramos ni las bolsas ni los empaquetados para regalo. Cosas que no se ven, pero que implican un gasto y que corren a nuestra cuenta".

La empleada advierte, además, de los riesgos que supone apuntarse a este tipo de campañas, "como el mid season", el pretexto por el que se cuelgan ofertas a mitad de temporada. "Sobre todo porque al final el cliente no va a saber cuándo tiene que comprar" y probablemente más de uno se decante a invertir "solo con ofertas".

Miguel Lago, presidente de Zona Monumental: "La campaña ha perdido fuerza, porque hay un grave problema de renta disponible"

El Black Friday ¿ha perdido o ganado terreno en el comercio pontevedrés?
Creo que se ha consolidado como una cita especial de rebajas de cara al público, pero el consumidor es el que nos dirá cómo reacciona. Mi opinión es que ha perdido fuerza, pero no a nivel Pontevedra, sino a nivel estatal, porque estamos viviendo unas circunstancias determinadas muy especiales. Pensábamos que al terminar la pandemia se recuperaría la economía, pero 2022 está superando lo que pensábamos. Hay un problema grave de renta disponible, que no sabemos cómo se va a reflejar.

Varios comercios han abierto la veda con la Black Week (Semana Negra)...
Sí, es una corriente que difumina el efecto del viernes negro y que dará lugar a una especie de rebajas durante un período determinado. Empezaremos por la ‘week’ (semana) y terminaremos por el ‘month’ (mes).

Y en Pontevedra, ¿hay más o menos participantes que otros años?
Creo que hay más comercios, pero sucede en una época distinta que en América. Allí es el primer día de rebajas navideñas y aquí se produce antes de las compras de Navidad.

¿Es beneficiosa o perjudicial para el comercio?
Puede que incremente el consumo, pero antes de hacerlo perjudica a las ventas de noviembre y después a las ventas de diciembre, porque la mayoría aprovecha esta campaña para adelantar las compras navideñas con un descuento.

Así que es difícil cuantificar el gasto promedio por unidad familiar...
Muy difícil y más cuando tienes unas circunstancias anómalas que no eres capaz de dominar.

En todo caso, el Black Friday no parece una moda fugaz.
No tengo la bola de cristal para saberlo, pero creo que ha venido para quedarse. Es como ha ocurrido con Halloween, otra cita importada que se ha quedado. Al principio, la gente se reía y ahora todo el mundo se disfraza.

Descuentos de hasta el 50%
En Internet los descuentos gestados para el Black Friday de este año llegan a alcanzar el 80%, pero en el comercio físico de a pie el máximo que se anuncia en los escaparates es del 50%. En Pontevedra hay ya varios establecimientos que anuncian ofertas al calor del viernes negro, tanto de grandes distribuidoras como de comercios pequeños.

Cyber Monday
a campaña tendrá continuidad el próximo lunes con el Cyber Monday, de rebajas en el comercio online, que también prevé grandes ventas.