La persecución judicial y mediática arruinó la vida de Alberto Vales

Fue acusado en 2019 de robar más de dos millones de euros en pintura en la empresa Celso Míguez ► Dos años más tarde, la Justicia le dio la razón y archivó todas las causas
Alberto Vales mostrando las sentencias a su favor. DAVID FREIRE
photo_camera Alberto Vales mostrando las sentencias a su favor. DAVID FREIRE

El 10 de abril de 2019 los medios de comunicación se hacían eco de la detención de cuatro empleados de la empresa Celso Míguez por "desvalijar la compañía" y adueñarse de más de dos millones de euros en pinturas. La noticia corrió como la pólvora por la ciudad del Lérez.

De los cuatro trabajores implicados, a los que después se le sumaría un quinto (el que entonces era el jefe de la firma en Vigo y Porriño), se puso siempre el foco sobre uno de ellos: Alberto Vales, el presunto cabecilla de la organización criminal. En ese momento, él era responsable de tiendas y llevaba 23 años trabajando en los almacenes. De un día para otro su nombre saltó a primera plana e incluso también su imagen, ya que su cara salió en diferentes periódicos y televisiones.

Dos años después, la Justicia demostró su inocencia, archivando todas las causas al "no considerar debidamente acreditadas ni las acusaciones ni las autorías de los supuestos hechos delictivos".

Y aunque el calvario judicial y mediático se terminó en ese instante, con las sentencias a su favor del Juzgado de Instrucción nº3 de A Coruña y, posteriormente, de la Audiencia Provincial, nadie hizo nada para limpiar la mancha que este terrible suceso provocó en su historial. Pero, ¿cómo comenzó todo?

Para entender esta trama hay que remontarse a cuando la empresa Celso Míguez, cuyo administrador único era, en ese momento, Javier Míguez, hijo del fundador de la firma, ficha a un nuevo director general: José María Vázquez Varela. "En ese momento los trabajadores empezamos a ver movimientos raros, se producían muchas ventas de propiedades, despidos de gente muy antigua...", recuerda Vales.

Todo esto provocó que el empleado hablase con Míguez en junio de 2018 y le propusiese marcharse de la empresa "porque estaba viendo cosas muy extrañas". Entonces, "él me dice que espere y yo le digo que le doy un mes de plazo".

Poco después, "el director general me citó a una reunión y me dijo que estaba siendo sometido a una investigación interna de la empresa y que, hasta nuevo aviso, estaba suspendido de empleo, no de sueldo. El 5 de septiembre me citan de nuevo y me dicen que estoy despedido porque habían detectado multitud de fraudes internos".

Se negaron a declarar

A los pocos días de recibir la denuncia, la Guardia Civil se presenta en la casa de los diferentes acusados y les ponen a disposición del Juzgado de Instrucción nº8 de A Coruña. Vales, al igual que sus compañeros y, aconsejado por su abogado, se niega a declarar.

Muchos relacionaron este hecho con "una estrategia para ofrecer las menores pistas posibles de lo ocurrido", pero nada más lejos de la realidad.

Todo el revuelo que este suceso provocó, marcó un antes y un después en la vida de Vales. "Fue una época muy mala, yo ya sabía lo que se estaba cocinando y aún así fue impactante, pero más lo fue cuando mi familia o mi hijo, que tenía 16 años, vieron mi imagen en los medios", asegura.

"A nivel profesional esto manchó mi imagen. Galicia es muy pequeña, todos nos conocemos y, aunque la trayectoria que yo llevaba era muy buena, entre la gente empezaron las suspicacias. Además, en el gremio todos nos conocemos y yo tenía mucha preocupación por eso", añade.

El director general nunca presentó la auditoría interna

Y es que a pesar de todas las sospechas de las que se habló en el momento de la acusación, este supuesto fraude apenas tuvo recorrido judicial. "Cuando llegamos al juzgado, la jueza le reclamó al director general en repetidas ocasiones que presentase esa auditoría interna que ellos alegaban, pero nunca la entregaron". Esto fue la prueba definitiva de que los supuestos robos eran falsos.

"La cara que se me quedó en ese momento fue de tonto. Además de que él dejó todo este tinglado y se marchó. Desapareció del mapa".

Y justamente esto, el hecho de haber creado un "circo mediático" de una acusación sin pruebas, fue lo que más le dolió a Vales. "Yo creo que antes de sacar a la luz pública todo esto tiene que haber una investigación detrás más profunda. No puede ser que porque una persona que llegue a la UCO y diga cuatro cosas, se monte todo esto. No se puede poner el foco sobre una persona sin pruebas. Todo esto saltó a la luz por influencias y amiguismos, no por las pruebas", lamenta.

"Fueron dos años muy difíciles porque siempre está el runrún de qué pasará. Yo tenía miedo a las pruebas que podían haber inventado, y yo me preguntaba continuamente ¿cuándo acabará esto?".

El administrador único, Javier Míguez, dimitió un día antes de que se presentase la querella

Durante los dos años que duró el proceso judicial, Vales y sus compañeros no podían sacarse de la cabeza una pregunta: por qué.

Ahora, con las aguas más calmadas Vales reflexiona sobre esto y deja claro que "la empresa iba a quiebra, había datos que no cuadraban, faltaba producto, y tenían que justificarlo de alguna manera". ¿Y cómo lo hicieron? Acusando de ello a los empleados que ostentaban altos cargos en la pirámide dirigente de la empresa.

Además, para entender mejor lo que se escondía detrás de todo este entramado, solo hace falta recordar que el administrador único de la empresa Celso Míguez, Javier Míguez, había dimitido justo un día antes de que se interpusiese la querella contra los cuatro empleados.

Por si fuera poco, Vales recalca que "dos millones de euros en pintura es una auténtica barbaridad, se necesitan más de 50 camiones para mover eso. Es imposible que si pasase, la empresa no se hubiese dado cuenta".

Una nueva oportunidad

Pero, ¿cómo reponerse de todo este martirio? "Con el tiempo, el tiempo pone a cada uno en su lugar", responde. Eso sí, poder retomar su vida y seguir hacia delante con todo el peso que tenía en la espalda no fue nada fácil, y si pudo tener una nueva oportunidad fue gracias a la firma Socel, dirigida por Celso Míguez, otro de los hijos del fundador del gigante de la pintura y que también se dedica a la venta y distribución de todo tipo de pinturas, bricolaje y decoración.

"Era un comercial puntero y el padre trabajó conmigo toda la vida y sé que son de una familia honrada y honesta", explica Míguez sobre Vales. Justamente por esto, le dio la mano cuando este más lo necesitaba y le abrió las puertas de su empresa. A pesar de ello "al principio había gente que no quería volver a comprarme y lógicamente todo esto creó una incertidumbre, porque cuando empecé en esta nueva empresa, con los clientes empecé no de cero, sino más bien de menos uno".

En este sentido, aunque Vales es consciente de que "las dudas nunca se van a aclarar y siempre quedará ese runrún", y de que el daño nunca se va a subsanar, él solamente pretende "poner un punto y aparte" a esta historia.

Celso Míguez quiso recuperar su empresa pero su hijo lo impidió
Cuando se le pregunta a Alberto Vales sobre qué opina de lo que ha ocurrido en la empresa Celso Míguez, este no lo duda y tiene claro que era "la crónica de una muerte anunciada". Sin embargo, cuando se le hace la misma pregunta al hijo del fundador y creador de la empresa Socel, su cara transmite una enorme tristeza.

"Me da pena por mi padre, porque cuando trajo a la empresa a mi hermano, a él le nublaba la cabeza que fuese juez magistrado. Él pensó que era como Cristiano Ronaldo o Messi en el fútbol, pero yo sabía que se había equivocado. Por ello, decidí marcharme de la empresa junto a mis hijos en el 2013", asegura Míguez Poza. Además, el empresario va más allá y recuerda todo lo que ocurrió en los últimos años de vida de su padre. "Él empezó a ver ventas que no le cuadraban, pero cuando quiso recuperar la empresa era demasiado tarde porque su hijo no le devolvió los poderes".

De hecho, el propio Celso Míguez Mariño le escribió una carta a su hijo seis meses antes de morir en la que le decía: "Te pido que antes de que fallezca me devuelvas la empresa para hacer la justicia que yo no supe hacer". La lucha llegó a tal punto que el fundador de la empresa presentó una demanda judicial a su hijo, la cual no prosperó porque falleció el 15 de mayo de 2017.