La picaresca reabrió el ocio nocturno

Con una licencia de bar que le permite recibir a clientes desde las seis de la madrugada, el afterhours por excelencia de la ciudad del Lérez abrió en la madrugada del sábado al domingo
Entrada de El Búho Azul, un clásico de la noche pontevedresa. RAFA FARIÑA
photo_camera Entrada de El Búho Azul, un clásico de la noche pontevedresa. RAFA FARIÑA

SE ACABÓ el estado de alarma, pero el ocio nocturno sigue cerrado. ¿Todo el ocio nocturno? No. Al menos en Pontevedra. El Búho Azul, establecimiento de hostelería con licencia de bar que, de facto, es el principal afterhours que opera a orillas del Lérez, subió la persiana el sábado pasado. Y lo hizo con todas las de la ley. Desde las seis de la mañana, hora de apertura según los permisos de los que dispone, y ya fuera del rango horario en el que la Xunta de Galicia impide las reuniones de no convivientes. En mesas de cuatro, todos sentados, con distancia y mascarilla. Eso es lo que reflejan los informes de la Policía Local de Pontevedra, cuyos agentes, sorprendidos ante su actividad, se personaron en el establecimiento y comprobaron que todo (salvo una infracción por mascarilla) estaba correcto. Al menos, según la normativa anticovid vigente, que no dice nada acerca de la clientela ni de las bebidas que se sirven en un bar, un domingo, aunque sean las seis de la madrugada y se aprecie sin demasiadas dudas que los clientes aún no se han ido a dormir.

Al filo de las 7.30 horas de la mañana del domingo, todas las patrullas disponibles de la Policía Local se personaron en el citado establecimiento. Con el ocio nocturno cerrado por orden de la Consellería de Sanidade, se sorprendieron al comprobar que el Búho Azul estaba abierto. Sin embargo, una vez en el interior, comprobaron que la actividad era distinta, en gran medida, a la tradicional: clientes sentados en mesas de cuatro, con distancias y, como norma general, mascarillas. Solo siete se hallaban dentro en el momento de la inspección. Los agentes municipales cumplieron con su trabajo, y los responsables del establecimiento, también. Y el desenlace, en este caso, no podía ser otro: el afterhours permaneció abierto. Nada le impidió ser el primer local de ocio nocturno (en su caso, más bien matinal) que abrió sus puertas en la actual desescalada de la pandemia.

El Búho, que cuenta con un historial polémico en relación con las actividades que se generan en su entorno, está cumpliendo. Eso es lo que pudieron constatar los funcionarios, que abandonaron el establecimiento y le permitieron continuar con su clientela tal y como estaba cuando accedieron al mismo.

¿PUEDEN COPIARLE? No sería extraño que otros locales de características similares repartidos por toda la geografía gallega sigan el mismo ejemplo, pues nada les impide abrir la persiana en las mismas condiciones. Las personas que acostumbran a trasnochar los sábados hasta la salida del sol pueden buscar alternativas para el tramo entre la una y las seis de la madrugada en la que no hay locales hosteleros abiertos.

Los dueños de los establecimientos de ocio nocturno, mientras, siguen a la espera de que la Xunta de Galicia dé los pasos necesarios para su reapertura en condiciones de seguridad. En otras comunidades autónomas, como Andalucía, ya pueden abrir desde que concluyó el estado de alarma hace ahora diez días, y no existe dato alguno que apunte a que los contagios han subido en las distintas ciudades. Al contrario. Se mantienen a la baja. Sanidade, sin embargo, persiste en su idea de plantear una apertura piloto ya bien entrado el mes de junio y posteriormente trazar el plan. Los empresarios del sector apuntan a que, en la actual situación, su cierre empuja a quienes salen el sábado por la noche a aprovechar los horarios hasta la una de la madrugada en la calle y después reunirse en un domicilio, circunstancia que, como se sabe, es mucho más peligrosa para el contagio que en locales que cumplen con una normativa. La pelota está en el tejado de la Xunta.

denuncias. En cuanto a las denuncias interpuestas por la Policía Local a lo largo del puente festivo de las Letras Galegas (además de la citada por no hacer uso de mascarilla en el Búho Azul), el Concello interpuso otras catorce, de las cuales la mayoría (nueve) lo fueron por mantener reuniones de no convivientes no autorizadas, tres por desobediencia y otras tres por no hacer uso de la mascarilla. Fuentes municipales explicaron que estas cifras son cada vez más bajas con el paso de las semanas.

De hecho, y dadas las circunstancias que se dan en el escenario actual en la capital de la provincia, fuentes de la concejalía de Seguridade Cidadá explican que ya no será preciso ofrecer este balance en adelante.

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