La salida de Elnosa no garantiza que los terrenos que ocupaba en Lourizán, que son de especial protección al estar en dominio público de Costas, se descontaminen al cien por cien. Así se desprende del plan de desmantelamiento que la empresa inició el pasado mes de abril y que revela que la segunda fase de estas obras, para las que el Concello dio ayer licencia municipal, consistirán en la retirada de la tierra contaminada por mercurio y otros químicos y en la creación de recintos estancos para evitar filtraciones a la ría.
Esta especie de cajones actuarían como barrera ante una hipotética fuga de material contaminado por este metal pesado, que la compañía empleó durante la mayor parte de su vida industrial para producir cloro. "É un perigo ter aí o mercurio", aseguró este lunes la portavoz municipal, Anabel Gulías, en alusión a la proximidad del recinto al banco marisquero.
La obra, que desde ayer tiene licencia del Concello, costará más de 2,6 millones de euros y deberá estar lista en verano
La edil del BNG instó a la Xunta y al Gobierno central, que son las administraciones encargadas del control de este proyecto, a ser "moi escrupulosas co cumprimento das condicións medioambientais e coa auditoría das obras".
La descontaminación de los terrenos incluirá la excavación de una parte de los 13.525 metros cuadrados que Elnosa ocupó en Lourizán. El material contaminado que se obtenga de este proceso deberá ser enviado a un gestor de residuos autorizado. Y para rellenar los agujeros que se dejen en la zona se emplearán sedimentos limpios, tanto internos como externos a la obra.
Gulías informó de que esta fase del proyecto, que contó con el correspondiente visto bueno de la Consellería de Medio Ambiente y de la Dirección General de Costas, contará con un presupuesto de 2.636.525,64 euros. Una vez obtenido el permiso municipal, Elnosa tendrá tres meses para iniciar los trabajos y otros seis para rematarlos. Teniendo en cuenta estos plazos, la descontaminación deberá estar rematada en verano de 2021. "Agardemos que sexa o primeiro paso para recuperar os terreos ocupados por fábricas que están onde non deben", añadió.
DEMOLICIÓN. La primera fase del desmantelamiento de Elnosa consistió en el desmontaje de la mayor parte de sus instalaciones. El plan incluía la demolición de áreas como la planta de tratamiento, los vestuarios, tuberías, decantadores y las naves de sal y cloro, así como los depósitos de sosa cáustica.
Por el momento, el antiguo complejo industrial mantiene en pie tres infraestructuras: el edificio de oficinas, los tanques de ácido clorhídrico y las depuradoras de agua y salmuera. Su conservación es solo temporal y tiene fines logísticos. De hecho, en el proceso de descontaminación de los terrenos será necesario echar mano de estas instalaciones.
Elnosa, que es propiedad del grupo portugués Bondalti, tenía 60 empleados. La previsión de la compañía lusa era culminar el despido de la toda la plantilla este verano. Algunos trabajadores fueron trasladados a la fábrica de cloro que la firma compró en Cantabria, otros se prejubilaron y los menos fueron contratados por Ence.