La plataforma de afectados teme un nuevo "desmantelamiento" de Nexia

El colectivo dice que la empresa se ha vendido y que la flota de camiones ha sido trasladada de la planta de Marcón ► Los acreedores también aseguran que las oficinas que la firma ocupaba en régimen de alquiler se han vaciado
Instalaciones que ocupaba Nexia, este viernes. DAVID FREIRE
photo_camera Instalaciones que ocupaba Nexia, este viernes. DAVID FREIRE

La plataforma de afectados por Nexia teme un nuevo "desmantelamiento" de la empresa. El colectivo asegura que la firma ha vuelto a cambiar de manos tras un nuevo proceso de venta. Eso es lo que le trasladó el hasta ahora administrador de la sociedad, José Luis Martínez Rodríguez, a una acreedora. "Me dijo que se había vendido y que él y el propietario, Javier López, habían renunciado", expuso este viernes a este periódico una portavoz de los afectados.

Las mismas fuentes señalan que Nexia ha trasladado la flota de camiones de la planta de aglomerados que tiene en el lugar de A Ermida, en la parroquia de Marcón. La operación se habría llevado a cabo el juves pasado. "Los cargaron en unas góndolas con matrícula portuguesa", apuntan.

Este viernes mismo, representantes de la plataforma constataron en Marcón que las oficinas centrales de la empresa estaban siendo vaciadas. Las instalaciones no eran propiedad de Nexia, que utilizaba este espacio a través de un contrato de alquiler. "Se llevaron todo el material", afirma la citada portavoz.

La crisis de Nexia ha dejado en la estacada a muchos proveedores. Una parte de ellos se constituyó en plataforma para dirigir las acciones legales y judiciales pertinentes para recuperar lo que la firma les adeuda. Calculan que el montante podría ir de los cinco a los ocho millones de euros.

En su última etapa, Nexia contaba con una plantilla formada por 62 personas. Todas ellas fueron dadas de baja de la Seguridad Social por orden directa de la Inspección de Trabajo.

PRECONCURSO. A pesar de que los administradores han manifestado en varias ocasiones la intención de reflotar el negocio, lo cierto es que la situación de la firma no parece la mejor. De hecho, Nexia se encuentra en preconcurso de acreedores, lo que supone la antesala de una posible quiebra.

La sociedad, dedicada al asfaltado y a la ejecución de obra pública, ha sufrido varios cambios orgánicos en los últimos meses. Uno de los últimos afecta al administrador único.

El Boletín Oficial del Registro Mercantil publicó el cese del antiguo responsable, Pablo Vaiñas Monteagudo, el pasado 13 de febrero. Su puesto pasó a ocuparlo una entidad empresarial: Realcom Maquinaria S.L.

Los acreedores. "La semana que viene armaremos guerra"

"La semana que viene armaremos guerra. Esto no puede quedar así. Tenemos que tomar alguna medida más", aseguró este viernes la portavoz de la plataforma de afectados por Nexia, que considera que los movimientos que se están produciendo en la empresa "no son normales". 

RESCISIÓN DE CONTRATOS. Las horas bajas de la firma, con sede en Marcón, generó un importante retraso en obras públicas de distintos concellos. Cuando la crisis de la mercantil fue en aumento, las actuaciones quedaron prácticamente paralizadas. Esta situación llevó a varios ayuntamientos a rescindir los contratos que tenían pendientes con Nexia. Entre ellos, Poio y Pontevedra. Algunos de estos trabajos tendrán que retomarse a través de un nuevo concurso. 

FISCALÍA INVESTIGA. Los cambios de titularidad y la gestión de Nexia, que está en fase preconcursal, ha llevado a la Fiscalía a iniciar una investigación. 

LA QUERELLA. La plataforma de afectados también presentó una querella por un posible delito de alzamiento de bienes o insolvencia punible. La demanda se formalizó el viernes de la semana pasada. 

300 AFECTADOS. La crisis de Nexia ha dejado un reguero de afectados. Se calcula que existen unas 300 empresas afectadas por algún tipo de impago. La plataforma recientemente constituida trata ahora de unificar a todos para emprender medidas conjuntas. La deuda de la sociedad es millonaria y algunos proveedores temen que el dinero que la empresa tiene pendiente de pago nunca llegue a cobrarse.

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