Ni las políticas de conciliación, ni la estabilización del empleo o las mejoras salariales. La inmigración es la que permitirá compensar la pérdida de población que arrastra la provincia de Pontevedra y otros múltiples territorios, donde hace tiempo que hay más entierros que bautizos y donde ya se plantea entregar el carné de familia numerosa a las parejas con dos hijos.
El Instituto Nacional de Estadística publicó ayer una nueva edición de sus proyecciones de población y, según sus números, Pontevedra perderá 2.418 habitantes en los próximos 15 años o, lo que es lo mismo, casi un residente cada dos días de aquí a 2037, cuando supuestamente el total de moradores se situará en los 940.430.
La caída de la masa poblacional es la más contenida de las previstas en las cuatro provincias gallegas, ya que se queda en el -0,25% frente al -4,9% de Lugo, el -2,9% de Ourense y el 0,6% de A Coruña. No obstante, las cifras del INE advierten de que la sangría sería bastante más intensa de no ser por el incremento previsto la comunidad extranjera.
En 2037 el 15% de los residentes en Pontevedra y el 25% de los habitantes en España serán de otra nacionalidad
Con números concretos: las proyecciones calculan que en los próximos 15 años Pontevedra perderá 63.658 residentes con nacionalidad española, de modo que de los 855.218 actuales se pasará a 791.560, un 7,4% menos. Y que, por el contrario, la comunidad extranjera llegará en 2037 a los 148.870 habitantes, 61.240 más que en la actualidad que significarán dos cosas: un incremento del 70% y que para aquel entonces el 15% de los moradores en Pontevedra tendrán otra nacionalidad (ahora es el 9,3%).
La tendencia es similar a lo que se prevé en el resto de Galicia, con la particularidad de que Pontevedra es la provincia que perderá menos población española y que recibirá menos extranjeros en términos porcentuales. En Ourense, por ejemplo, la población nacional bajará un 14,4%, mientras en Lugo la extranjera aumentará un 81,7%.
¿Qué ocurrirá a nivel nacional? Si las tendencias demográficas se mantienen, el censo ganará 4,2 millones de habitantes y acabará superando los 51,6 millones de residentes debido a un fenómeno similar al que se vaticina al noroeste de la Península. La previsión es que el número de nacionales bajará un 3,3% y el de extranjeros subirá un 75% hasta superar los 12,9 millones, el 25% del total.
La tasa de mortalidad subirá, pero la de natalidad también
Según esas mismas proyecciones, la tasa de mortalidad (el número de defunciones por cada 1.000 habitantes), bajará tímidamente en los próximos tres años, pero a partir de 2026 irá aumentando de forma progresiva hasta los 11,81 (1,1 más que el parámetro actual).
La tasa de mortalidad infantil también subirá de los 2,9 fallecimientos por cada 1.000 bebés nacidos hasta los 3,3, pero como contrapartida la tasa de natalidad (que mide el número de nacimientos por cada 1.000 habitantes) mejorará levemente. Concretamente, la previsión es que en 2036 la tasa se sitúe en los 5,749 nacimientos por cada 1.000 habitantes, 48 décimas más que ahora. Además, cabe señalar que la edad media de la maternidad descenderá ligeramente, de modo que en 2037 las pontevedresas serán madres a un promedio de edad de 33,30 años, 22 décimas menos que ahora.
Tres lustros más con más muertes que nacimientos
Las proyecciones demográficas también auguran que el saldo vegetativo (la diferencia entre nacimientos y defunciones) será negativo en la provincia durante los próximos tres lustros, sin ningún ejercicio que sirva de excepción, y que además el fenómeno se agudizará en el futuro.
Si los cálculos no se equivocan, en 2036 se registrarán en Pontevedra seis muertes más que nacimientos por cada 1.000 habitantes (ahora son cinco). La única salvedad es que, de nuevo, el fenómeno no es exclusivo de las Rías Baixas, sino que la misma tendencia se repite a nivel del país y la comunidad autónoma, donde Ourense seguirá llevándose la palma (con un indicador de -10,47) y Lugo será la única que conseguirá recortar distancias entre alumbramientos y entierros (pasando de -10,73 pasará a -9,74).
La esperanza de vida sube, sobre todo en hombres
Las predicciones estadísticas avanzan que la esperanza de vida seguirá con la tónica ascendente que se arrastra desde hace años. En la provincia los bebés que nazcan en 2036 lo harán con una expectativa de vida de 85,76 años, 2,16 más de la actual.
Los varones seguirán teniendo una esperanza vital menor que las mujeres, pero serán los que ganarán más años de vida. Su expectativa actual de 80,5 años ascenderá a los 83,4, mientras las féminas pasarán de una esperanza de vida de 86,5 a una de 87,9.
A nivel nacional los pronósticos van más allá y avanzan que en 2071 la esperanza de vida de los hombres alcanzará los 86 años y la de las mujeres los 90.
Más salidas internas
Por el contrario, la previsión es que los traslados de pontevedreses a otras provincias del territorio nacional aumenten de forma constante durante los siguientes 15 años. Y que de las 6.928 mudanzas previstas para este ejercicio dentro del país se pase a 7.105, un 2% más
Y más entradas
El estudio del INE también predice que las inmigraciones procedentes del resto de España también aumentarán y que incluso serán superiores a las emigraciones nacionales. Supuestamente, en 2036 llegarán a la provincia 8,396 personas procedentes del resto de España, 384 más que las previstas para este año. Éxodo al rural
Las previsiones no entran a desgranar datos a nivel local, pero dentro del concello pontevedrés se percibe que el éxodo al rural que desató la pandemia está regresando sobre sus pasos. De hecho, Salcedo es la única parroquia que ha ganado población en los últimos doce meses.
