Un policía corrupto sucumbió al narco y atacó la línea de flotación de los Greco

Miembro de la Udyco en Madrid, avisaba a los capos sudamericanos de los seguimientos a los grandes cargamentos
El entonces fiscal Antidroga, Luir Uriarte, inspeccionando el pesquero que transportó el alijo. GONZALO GARCÍA
photo_camera El entonces fiscal Antidroga, Luis Uriarte, inspeccionando el pesquero que transportó el alijo.

En el año 2013, la unidad Greco Galicia, principal fuerza de choque de la Policía Nacional contra los grandes alijos de cocaína en el Atlántico, seguía los pasos de tres organizaciones criminales que se habían aliado para intentar introducir un alijo de 3.400 kilos de cocaína por las costas pontevedresas. Con el foco puesto sobre Marcos Vigo, vinculado a Los Charlines, Tucho Carballa y "Manzanita", conocidísimos (y poderosos) narcos de O Salnés, en la sexta planta de la Comisaría Provincial esperaban una comunicación de la DEA (Drug Enforcement Administration) sobre el barco que, partiendo del Delta del Orinoco, transportaría el cargamento. Era el mes de mayo, y por entonces desconocían que Carlos G.G., empleado en la secretaría de la Udyco central, en Madrid, había accedido al fax remitido por los norteamericanos, y no por casualidad, sino para informar del eventual contratiempo a los capos venezolanos que, desde la capital de España, controlarían la recepción de la cocaína. Pese a ello, la investigación sobre los narcos gallegos estaba ya muy avanzada, así como sobre un grupo de lancheros que pretendía lanzarse a por el pesquero pirata, de nombre Riptide, en busca de la droga. A mediados de mes el barco fue abordado por las autoridades españolas y remolcado al Puerto de Vigo, que recibió el mayor alijo de la década.

El ahora acusado, que compareció durante la mañana de este jueves en la Audiencia Provincial de Madrid por un presunto delito de revelación de secretos, era conocido entre sus compañeros por llevar una vida nocturna repleta de excesos. "Fue víctima de sí mismo. La noche y las mujeres le perdieron", declaran personas que coincidieron con él en el período en el que el investigado formaba parte de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado de los servicios centrales de Madrid.

El Ministerio Público, que pide para él una condena de cuatro años de prisión y una multa de 6.000 euros, señala que la primera comunicación entre el agente corrupto y los narcos tuvo lugar entre el 24 y el 29 de mayo de 2013, informando a la organización de que la Policía tenía "controlado" el pesquero. Lo hizo tras acceder a la citada comunicación que llegó vía FAX de mano de la DEA.

Tenía acceso a los chivatazos de la DEA y estuvo a punto de frustrar la gran operación del Riptide, saldada con la caída de 3.400 kilos de coca

Días más tarde, con la droga ya en Pontevedra y decenas de investigados en prisión, el procesado efectuó numerosas consultas en las aplicaciones Adexttra (bases de datos de Extranjería), Atlas (de reseñas y búsqueda de personas) y Sidenpol (denuncias), facilitándoselas a los narcotraficantes. El último soplo conocido lo realizó, según la acusación, el 20 de junio, entrando en las mismas bases de datos para ofrecer información a otros miembros de la organización criminal.

La Policía comenzó a sospechar que algunas cosas no encajaban y pensó que alguien de dentro tendría que estar aportando información privilegiada a los narcotraficantes. Ello hizo que abriese una investigación en busca de detectar a alguna persona que estuviese abriendo los bancos de datos relacionados con la operación Albatros (así se denominó la investigación del Greco Galicia) sin tener motivos para ello. No resultó difícil determinar que Carlos G.G. era el topo, habida cuenta de que su rastro aparecía en los servidores en varias ocasiones y que nada tenía que ver con las pesquisas en relación con el asunto.

Por suerte para la Policía, esta fue la única ocasión, que se sepa, en la que pudo interferir en un operativo. "Estuvo a punto de frustrarlo", declaró uno de sus responsables. Actualmente está fuera de circulación, de baja por motivos psicológicos.

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