La Policía sitúa a Machucho en Monte Porreiro cuando desaparece Villaverde

El jefe del Greco reconoció su voz en una conversación
Instante en el que Machucho saca de su carpeta unos papeles que dice que son sentencias de la UE que anulan sus condenas por narcotráfico. G. GARCÍA
photo_camera Instante en el que Machucho saca de su carpeta unos papeles que dice que son sentencias de la UE que anulan sus condenas por narcotráfico. G. GARCÍA

Cuando parecía imposible que el juicio por la desaparición del pontevedrés José Bernardo Villaverde Amil llegase a celebrarse, la Audiencia sorprendió con el señalamiento exprés para la tarde de este jueves, tras localizar a la testigo clave en Bolivia. La vista oral, sin embargo, no pudo concluir, precisamente por una nueva incomparecencia de la esposa del vecino de Monte Porreiro que desapareció en noviembre de 2010. En todo caso, y a la espera de su testimonio (que, en un principio, se producirá el día 17, pues está plenamente localizada por la Justicia del país sudamericano), el plenario se deslizó por unos derroteros muy favorables a la tesis que defiende la Fiscalía Provincial. De especial interés fue la declaración de Emilio Rodríguez, jefe de la unidad de élite Greco Galicia, que explicó la relación entre los investigados y el narcotráfico y señaló la presencia de al menos dos de ellos, Machucho y Fabeiro, en la urbanización de Monte Porreiro en el momento en el que desapareció el narco pontevedrés. 

"Estábamos investigando a Fabeiro, Suárez y Chaves (otros acusados) por un tema de narcotráfico. En el marco de los seguimientos les vimos en el hotel Aquelarre de Santiago. Allí identificamos con ellos a Sineiro (alias Machucho)", explicó. 

"Desde allí les seguimos hasta Monte Porreiro, donde les perdimos la pista", añadió el policía. 

La testigo clave comparece el día 17

Rodríguez explicó que al día siguiente volvieron a localizar a Sineiro en Pontevedra. Tenían pinchado el teléfono de Fabeiro, terminal que utilizó Machucho para comunicarse. "Reconocí su voz inmediatamente. Le he escuchado en cientos de conversaciones, la mayoría de ellas relacionadas con acciones de narcotráfico". 

Machucho, condenado por el alijo de 4.000 kilos de hachís que presuntamente perdieron el citado Villaverde y su socio Pelopincho (que, curiosamente, desapareció ese mismo día de noviembre de 2010), se enfrenta a una posible pena de diez años de cárcel por la detención ilegal de su antiguo socio. Idéntica condena solicita Juan Carlos Aladro, jefe del Ministerio Público, para sus tres compañeros de banquillo. La respuesta, el día 17, en la Audiencia Provincial. 

Machucho niega todo: "Voy a menudo a Pontevedra para ver a un amigo, pero aquel mes no acudí allí"

El único acusado que apostó por prestar declaración fue el más conocido de ellos, el narco de Ribadumia Manuel Sineiro, Machucho. El condenado por el alijo de 4.000 kilos de hachís cuya pérdida precipitó el ajuste de cuentas acudió a la Audiencia cargado de papeles que mostró al tribunal diciendo que son sentencias de la UE que le eximen de toda culpa en sus múltiples andanzas al otro lado de la ley.

Sobre los hechos, dijo que a Villaverde le vio por última vez en Vigo, donde le dejó con unas personas que no conocía. Negó cualquier visita a la Boa Vila en noviembre de 2010, aunque reconoció que va "a menudo para ver a un amigo" que tendría en Monte Porreiro. Machucho dijo que no vio a la esposa de Villaverde en ningún momento y que solo le conoce porque "le vendí un cargamento de piedra".

Los gallegos pusieron a Villaverde en las manos del grupo de marroquíes

La idea que maneja la Policía Nacional es que Machucho y sus socios se habrían encargado de poner a Villaverde y tal vez también a Pelopincho a los pies de los caballos, en manos de la organización marroquí propietaria del alijo de 4.000 kilos de hachís que se perdió en Portugal pocos días antes de las desapariciones.

Las conversaciones intervenidas, la localización de los teléfonos y otros datos indiciarios apuntan a que uno de los responsables del grupo magrebí que había sido investigado durante la organización del citado narcotransporte estaría en la zona de A Costa da Morte el día de las desapariciones, en la misma zona en la que se ubica el teléfono de Villaverde Amil. Los investigadores entienden que los marroquíes pidieron responsabilidades a los gallegos y éstos señalaron al pontevedrés para satisfacer su venganza.

"Le mandamos con los otros, que le apretarán las costillas"
Uno de los testimonios más esclarecedores presentes en las actuaciones lo realizó uno de los acusados, Fabeiro, hablando con su pareja. "Le cogimos y le mandamos con los otros, que le apretarán las costillas", le dijo el día de la desaparición.

En el presente gráfico, elaborado a partir del Informe Pelopincho publicado en este periódico en el mes de abril, se aprecian los movimientos de los acusados y del desaparecido en aquellas fechas.