Pontevedra se convierte en la tercera ciudad gallega más cara para alquilar

El municipio fue el segundo de la comunidad que más elevó sus precios durante el primer trimestre del año ►El Gobierno presenta un proyecto que se basa en descuentos fiscales, pero renuncia a limitar los precio
undefined
photo_camera Una madre observa los precios en una céntrica inmobiliaria de la ciudad, junto a su hijo. Una madre observa los precios en una céntrica inmobiliaria de la ciudad, junto a su hijo. GONZALO GARCÍA

El desplome de los precios del alquiler durante los primeros meses del confinamiento, en 2020, fue solo un espejismo. El frenazo del sector del ladrillo y el enfriamiento de la compraventa en el mercado inmobiliario han disparado los arrendamientos urbanos, que en las grandes ciudades de Galicia acumulan subidas de entre el 7% y el 8% en los últimos doce meses.

Cumplido el año de pandemia, Pontevedra se ha convertido en la tercera urbe gallega más cara para alquilar un piso en el casco urbano. Los precios medios para un inmueble de cien metros cuadrados están situados por encima de los 755 euros, un nivel que supera al de concellos como Santiago y Ourense y que deja muy atrás a Lugo o Ferrol, donde los pisos de las mismas características están siendo arrendados por término medio por debajo de los 560 euros.

Las zonas más caras para alquilar una vivienda en la Boa Vila siguen siendo Benito Corbal, Peregrina, Echegaray, praza de Barcelos o Joaquín Costa, donde es habitual localizar ofertas por encima de los mil euros.

Las viviendas más baratas para el alquiler dentro del casco urbano se localizan en Mollabao, A Seca, O Burgo y Monteporreiro, donde todavía es posible acceder a un piso o apartamento pequeño desde poco más de 300 euros.

Desde el pasado mes de enero, el precio de los alquileres en el conjunto de Galicia sufrió una inflación mínima, apenas un 0,6% de incremento. Pontevedra, junto con Ferrol, son las dos grandes ciudades de la comunidad que rompen claramente la media. La Boa Vila encareció este mercado en un 6,9%, mientras que en el concello departamental la subida fue del 7,6%.

El precio medio que se pagó por metro cuadrado en los alquileres de Pontevedra en el primer trimestre fue de 7,6 euros

Hoy en día, de acuerdo con los precios medios reflejados en los principales portales inmobiliarios, la ciudad de Vigo es la más cara para alquilar, entre las grandes áreas urbanas. El mismo piso de cien metros cuadrados no se arrenda en el municipio olívico por menos de 886 euros mensuales de media. En A Coruña valdría 845 y en Santiago 737. Entre las siete mayores ciudades gallegas, la más barata sería Ferrol (525 euros para alquilar un inmueble de cien metros), seguida de Lugo (562 euros) y de Ourense (592).

En el caso de Pontevedra, los cerca de 760 euros necesarios para arrendar un piso de cien metros cuadrados significaría destinar al alquiler de la vivienda un tercio exacto de la renta media disponible en la ciudad, 27.000 euros anuales por habitante en la última estadística oficial.

Pontevedra, impulsada por los incrementos de la capital, de Vigo y de municipios costeros turísticos, como Sanxenxo, Baiona y O Grove, figura en las estadísticas de los grandes portales como Fotocasa o Idealista entre las 10 provincias españolas que más han incrementado el precio de la vivienda en alquiler en el año de pandemia. En realidad, después de La Rioja, que marcó un incremento del 10,3%, Pontevedra es la segunda con mayor encarecimiento (9,8%). Le siguen en la estadística Burgos (9,5%), Asturias (8,4%), Cáceres (7,9%), Toledo (7,8%), Segovia (6,7%), Almería (6,4%), Ourense (5,0%) y A Coruña (4,4%).

Según indica el último informe trimestral de Fotocasa, la autonomía gallega únicamente experimentó variaciones positivas en el precio de la vivienda en alquiler a lo largo del último año de pandemia. Al término del pasado mes de marzo, el último computado por el momento, Galicia situaba el precio medio de los arrendamientos en 7,24 euros por metro cuadrado al mes.

La directora de estudios del mismo portal, María Matos, subraya lo constatado en el estudio. "Básicamente —dice—, las subidas se debieron al paso de las viviendas de uso vacacional a residencial que entraron en el mercado con precios sensiblemente superiorers a la media". El pronóstico para 2021, sin embargo, es que los precios experimenten una caída ante un previsible descenso de la demanda y el continuo incremento de la oferta.

Legislación. El Gobierno no limita el precio
La nueva ley que prepara el Gobierno, por lo que ya se conoce del proyecto, se basa en descuentos fiscales, pero renuncia a limitar los precios.

Estas bonificaciones impositivas serán del 50% para todos, pero pueden llegar a un 90% de exención máxima. De este modo, alquilar una casa por 1.000 euros tendría directamente una bonificación general del 50% (pagaría impuestos por 500 euros). Y esta bonificación se iría incrementando si el arrendatario decide rebajar el precio del alquiler de un antiguo inquilino a otro nuevo, supuesto en el que la bonificación llegaría al 90%, es decir, que se pagarían impuestos como si realmente hubiera ingresado 100 euros.

Entre esos dos extremos hay grados de bonificación. Por ejemplo, al 50% de base se sumaría un 20% más si se alquila a jóvenes de 18 a 35 años. Otro 10 o 20% (todavía por definir) si se arrienda a inquilinos con bajos ingresos. Y si la casa se ha rehabilitado en los últimos 3 años recibiría otro 10% de bonificación adicional.

El Gobierno sostiene que su intención es incentivar la rebaja de los precios del alquiler, así como la rehabilitación de viviendas y el arrendamiento a grupos de población joven o con ingresos reducidos. De ese modo, se quiere influir en el precio pero sin fijar "topes" para los propietarios, como pedía Unidas Podemos.

Comentarios