El primer fin de semana de Peñas deja críticas por la suciedad en el casco viejo

El último día del primer fin de semana de Peñas estuvo condicionado por el intenso calor que azotó Pontevedra, que al final de la tarde llegaba a los 35 grados. La tarde del domingo fue el broche final de una celebración menos multitudinaria que años anteriores debido a las altas temperaturas y a que coincidió con la popular Festa do Albariño de Cambados.

La mayor afluencia de jóvenes se dio en las inmediaciones de la Basílica de Santa María, lugar escogido por los cientos de peñas que, caracterizadas con las camisetas típicas, pasaron la tarde haciendo botellón. La Praza do Teucro o la Praza de Curros Enríquez, en cuyas fuentes los asistentes se refrescaban durante el sábado, se encontraban prácticamente vacías durante el domingo. Este año es la primera vez que Peñas se desvincula de la existencia de festejos taurinos en la ciudad.

Así, el Concello dio el visto bueno a la celebración independientemente de que el sábado, primer día de la fiesta, no estuviera programada ninguna corrida de toros en el coso de San Roque.

JÓVENES. La tónica dominante durante la tarde del domingo fue la gran cantidad de adolescentes que se reunieron en Santa María. Cada grupo iba ataviado con la vestimenta identificativa de la peña. Sin duda, al igual que otros años, el humor fue el protagonista a la hora de escoger eslogan.

Entre las consignas que se podían leer había referencias deportivas, cinematográficas o musicales. Ron con cola, en la que aparecía la imagen del personaje de Harry Potter Ron Weasley, Vodkando a Dory o una alusión a la película Escuadrón suicida, figuran entre los diseños más afines al séptimo arte. Vodka Juniors fue la manera en la que una peña decidió renombrar al equipo de fútbol argentino Boca Juniors y, como homenaje a la popular banda, podía leerse Drink Floyd. La actualidad política también tuvo su lugar con el lema Unidos bebemos.

CRÍTICAS POR LA SUCIEDAD. Muchos ciudadanos mostraron este domingo sus críticas por las montañas de basura que la primera noche de Peñas dejó en el casco viejo de la Boa Vila. Como consecuencia trajo un abultado gasto en los trabajos de limpieza (los operarios de Ferrovial seguían retirando desperdicios el domingo a mediodía). Además hubo una importante factura para el Servicio Galego de Saúde, cuyos facultativos tuvieron que atender a varias decenas de personas por patologías derivadas, en la mayoría de los casos, de una desmesurada ingesta de alcohol.

Ya entrada la madrugada, los principales enclaves del casco viejo de la Boa Vila estaban impracticables. Montañas de desperdicios que algunos jóvenes incívicos decidieron dejar por los suelos obligaban a saltar para atravesar enclaves como la Praza do Teucro. A ello se añadía la suciedad producto del vino arrojado al suelo y de la orina de quienes decidieron hacer sus necesidades en cualquier rincón, lo que convirtió un emplazamiento que atrajo a más de 6.000 turistas en el mes de julio en un lugar del que todos intentaban alejarse en uno de los días del año en los que Pontevedra recibe más visitantes.