Llega la primera avanzadilla del invierno, y lo hace en toda su crudeza. Tras un noviembre especialmente tibio, la jornada de este martes, en pleno puente de la Constitución y la Inmaculada, se convirtió en la más lluviosa y ventosa de cuantas se han registrado en las Rías Baixas en el presente otoño. Vientos que rozaron los 100 kilómetros por hora en la punta de la ría de Pontevedra (cerca de 60 en el término municipal de la ciudad del Lérez) y precipitaciones acumuladas de 56 litros por metro cuadrado convirtieron el panorama en el de un temporal de los de toda la vida, en los que el efecto del paraguas no es suficiente para evitar mojarse. Eso es lo que ocurrió durante la mañana en las zonas más expuestas. Por la tarde amainó.
En cuanto a los daños, la red de alcantarillado de la capital provincial resistió bien el empuje hídrico, por lo que salvo balsas de agua en momentos puntuales, no se registraron incidentes de consideración. Tampoco se desbordaron los ríos. La pleamar no coincidió con lo peor de la borrasca, y eso ayudó. Sí se produjeron daños materiales en la exposición que promueve la Deputación en el Paseo de Montero Ríos sobre la figura de Rosalía de Castro, que acabó por los suelos y será reparada. Tampoco aguantó las rachas el vallado que impide el tránsito por el nuevo paseo peatonal de orillamar, junto a la autovía de Marín.
Para la jornada de este miércoles se espera un drástico descenso en los mercurios. Los meteorólogos prevén nieve en zonas altas que podría afectar al interior provincial.