Pontevedra es la segunda gran ciudad gallega que menos contratos de alquileres ha firmado en lo que va de año, según el Observatorio Gallego de la Vivienda. Hasta el pasado mes de abril, únicamente en Ferrol se habían formalizado menos compromisos de arrendamiento que en la Boa Vila.
Sin embargo, la capital del Lérez es la tercera ciudad de Galicia, después de A Coruña y Vigo, donde los precios de sus viviendas en alquiler son mayores. Y tal vez esta presión económica sea la que explique el bajo ritmo de alquileres en la ciudad, junto con la escasa oferta.
El observatorio habilitado por el Instituto Galego de Vivenda e Solo tiene registrados hasta el pasado mes de abril un total de 1.174 contratos de alquiler nuevos en Pontevedra. En el mismo plazo de tiempo, el precio medio de estas operaciones fue de 539,7 euros al mes.
El municipio más activo en estos trámites está siendo A Coruña, donde entre enero y abril de este año se han suscrito 6.074, contratos de arrendamiento. El ritmo en la ciudad departamental es ligeramente mayor que en Vigo, donde en el mismo período de tiempo se suscribieron 5.590 cartas de compromiso.


La tercera ciudad más activa de Galicia es por ahora Santiago, con un total de 3.085 compromisos de arrendamiento formalizados, y después Ourense, donde hasta el pasado abril había 2.005 contratos nuevos registrados.
Lugo también supera la cadencia pontevedresa en los alquileres, con 1.762 apalabrados en los cuatro primeros meses de este año. Con menor ritmo que Pontevedra solo aparece en la estadística el Concello de Ferrol, donde desde el pasado de enero se alquilaron 867 viviendas.
Y por lo que se refiere a los precios, A Coruña vuelve a liderar el ranking gallego, con una media de 575,9 euros al mes por operación. En Vigo un arrendamiento tipo se va hasta los 561,3 euros, mientras Pontevedra se mueve en el citado entorno de los 539,7.
A los precios de la Boa Vila le siguen los de Santiago, donde arrendar un piso está en una media de 519 euros. El resto de las grandes ciudades de la comunidad autónoma se mueven entre los 401 euros del alquiler medio ferrolano, hasta los 445 de Ourense, pasando por los 432 de Lugo.
Las inmobiliarias locales también advierten esta ralentización del mercado tras una explosión de precios generalizada que está siendo especialmente acusada en las grandes ciudades y también en los municipios con una oferta más limitada frente a una demanda creciente en el mercado.
De hecho, los profesionales del sector apuntan hacia un "desplazamiento" de las preferencias de los usuarios, que se ven expulsados fuera del centro urbano, o incluso buscando alternativas en municipios del entorno, por culpa de la escalada en los precios de las viviendas disponibles en el casco urbano, sobre todo en determinadas zonas con una mayor presión en la preferencia de los buscadores.
Los informes sectoriales prueban que alquilar una vivienda es más caro que nunca en España, donde además desde 2006 (última gran burbuja inmobiliaria) no se registraban subidas de precios tan abruptas.
Aunque según los expertos el mercado tenderá a "moderarse", el panorama actual está "caliente" debido a la intensidad en la demanda de los últimos dos años, justo después del confinamiento de la pandemia. La presión de los tipos de interés y este tirón de los precios dificultan las compras, pero también lleva a mínimos la oferta de alquiler, que se encarece sin remedio aparente y estampa contra un muro de precios a los jóvenes que buscan su emancipación. De acuerdo con la Radiografía del mercado de la vivienda 2022-2023, presentada por Fotocasa, la demanda "experimenta una moderada contracción, debido al endurecimiento del acceso a la financiación". No obstante, este movimiento "no parece suficiente para equilibrar los precios".