Pontevedra se mantiene como la ciudad más joven de Galicia, pero empieza a peinar canas

La edad media supera por primera vez los 44 años y dos de cada diez vecinos ya están en edad de jubilación ► Las defunciones superan cada vez más a los nacimientos, que bajaron un 35% en la última década ? La esperanza de vida sube hasta los 83 años y la maternidad se retrasa
Una mujer con un carrito en la Praza da Ferrería. JAVIER CERVERA - MERCADILLO
photo_camera Una mujer con un carrito en la Praza da Ferrería.

La Boa Vila se ha vuelto a coronar como la ciudad más joven de Galicia. La edad media se sitúa ahora mismo en los 44,15 años, un promedio que, aunque supera levemente la media nacional (de 43,39), vuelve a quedarse por debajo de las cotas provincial (45,60) y autonómica (47,64).

Ninguna otra urbe gallega puede presumir de su lozanía, pues sus medias oscilan entre los 45,22 años de Lugo y los 48,76 de Ferrol, la más envejecida. Ahora bien, el informe poblacional del que se desprenden estas cifras (publicado el pasado miércoles por el Instituto Nacional de Estadística en base a los "datos definitivos de 2018") también pone de relieve que es la primera vez que Pontevedra se pone por encima de los 44 y que el envejecimiento poblacional es un hecho con difícil marcha atrás.

El 20,16% de los vecinos de la ciudad capitalina ya superan los 65 años por lo que, o están jubilados o en condiciones de hacerlo, y a todas luces queda probado que la longevidad es cada vez menos extraordinaria. El 9,77% de los 82.802 habitantes que constan en los registros oficiales tiene más de 75 años y el 3,4% más de 85.

Otro fenómeno demográfico a tener en cuenta es que, por cuarto año consecutivo, Pontevedra acabó 2018 con un crecimiento vegetativo negativo, esto es, con más fallecimientos (758) que nacimientos (588).

La edad media de las pontevedresas que dieron a luz el año pasado se situó en los 34 años

Desde que existen registros, el balance anual siempre arrojaba un crecimiento positivo; sin embargo, en 2015 la tendencia se invirtió y lo que comenzó siendo una brecha pequeña (-3) es ya un problema. Ahora se suben a la balanza 170 muertes más que alumbramientos y la previsión es que la diferencia vaya creciendo con las próximas generaciones.

NATALIDAD Y MATERNIDAD. El hecho de que el saldo vegetativo se exprese en número rojos se debe en gran parte al desplome de la natalidad. Según los datos del INE, Pontevedra registró el año pasado 588 nacimientos (302 niños y 286 niñas), lo que arroja una caída del 35% respecto a los datos que se cosechaban hace una década, cuando el cómputo anual (de 2008) acababa con 907 retoños.

El propio INE ofrece explicaciones a la caída de la natalidad en su Encuesta de Fecundidad, en la que atribuye el descalabro a razones laborales, cuestiones económicas y motivos de conciliación de la vida familiar y laboral. De hecho, casi tres de cada cuatro mujeres encuestadas dicen querer al menos dos hijos, pero que para ello ven necesario ampliar los permisos de maternidad y paternidad, flexibilizar horarios y aprobar más ayudas para las familias con hijos menores.

La esperanza de vida de las mujeres es de 86 años, frente a los 80 para el género masculino

En este escenario, los tiempos de la maternidad se han visto alterados. La edad media de las pontevedresas que dieron a luz el año pasado se situó en los 34 años y la gran mayoría (60%) los superaba. Precisamente, el 8% sobrepasaba los 40 y una de ellas fue madre a los 49. Por el contrario, la franja de madres jóvenes fue menos numerosa que antaño y solo hubo constancia de siete casos con menos de 20 años.

La hemeroteca prueba que en 2008 la edad media de la maternidad rondaba los 32 años y que la proporción de madres con más edad era menor a la de ahora (las de más de 34 años representaban el 36,9% y las de más de 40, el 4%). Cuanto más se atrasa el reloj más crecen las diferencias y en 1998, por ejemplo, la gran mayoría (63%) daba a luz con edades inferiores a la media actual.

El 19,7% de los nacimientos contabilizados en 2018 fueron de un primer hijo, el 23% de un segundo, el 5,4% de un tercero y el 0,8% de un cuarto. No hay constancia de ningún parto de un quinto hijo.

La ciudad capitalina registró el año pasado 588 nacimientos y 758 fallecimientos

ESPERANZA DE VIDA. El envejecimiento de la población va parejo de un notable aumento de la esperanza de vida. Si las proyecciones aciertan, los pontevedreses que nacieron el año pasado tendrán por delante un promedio de 83 años de vida, dos más de los que se calculaban hace dos años y hasta once más que los que se predecían en 1975.

La (actual) edad de jubilación tiene cada vez más recorrido por delante, de modo que, si principios de los noventa un pontevedrés de entre 65 y 69 años contaba con una esperanza de vida de 17,4 años, ahora los que se mueven ese intervalo tienen una de 21,4. Llegar a los noventa ya está al orden del día. Por sexos, las mujeres salen ganando, y es que el INE calcula que su esperanza de vida es de 86 años, frente a los 80 que calcula para el género masculino.

Último dato a tener en cuenta: la tasa de mortalidad, que para los de cero años se sitúa en 1,4 casos por cada 1.000 habitantes.

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