Pontevedra ha vivido este sábado una jornada meteorológicamente impredecible, que han pasado apacible tiempo de un día de verano, con temperaturas cercanas a los 30 grados, a un tormenta de lo más virulenta en cuestión de minutos.
Las playas de Marín lucían repletas a primera hora de la tarde, con bañistas refrescándose del sol preveraniego y múltiples visitantes que tenían en previsión pasar en sus toallas un tranquilo día de mediados de mayo.
No obstante, el panorama cambiaría en pocas horas, cuando hacia las nueve de la tarde una feroz tormenta sorprendió a los vecinos de Pontevedra y Marín con una precipitaciones que desbordaron las principales calles de sendas localidades en cuestión de segundos. La claridad del día se tornó en un gris difuso producido por las nubes, la lluvia, y el granizo.
Las calles de Marín se vieron cubiertas de blanco a causa de estas precipitaciones y en Pontevedra la lluvia generó que muchas calles sufrieran inundaciones al colpasar los desagües.
GRANIZO COMO CANICAS. Además de lo violento de las precipitaciones, ha llamado la atención del gran volumen del granizo que ha caído en las Rías Baixas, donde se recogieron bolas del tamaño de canicas o pelotas de futbolín.