Pontevedra perdió el 40% de las oficinas bancarias en los últimos diez años

Dos concellos no tienen ninguna sucursal y otros solo disponen de un banco, lo que redunda en la imposibilidad de elegir. Las malas conexiones por transporte público y la mala cobertura de Internet aumentan la exclusión
Clientes de Abanca sacan efectivo de un cajero. CHRISTIAN FERNÁNDEZ
photo_camera Clientes de Abanca sacan efectivo de un cajero. CHRISTIAN FERNÁNDEZ

No tiene dinero en efectivo y necesita pagar algo, tomar un café, comprar un periódico o un kilo de arroz. Viva donde viva cada vez lo tiene más difícil para retirar dinero de su cuenta, pero en algunos sitios es directamente imposible y hacerlo implica necesariamente trasladarse. La provincia de Pontevedra ha perdido entre 2008 y 2018 el 40% de las oficinas bancarias y se ha quedado con dos municipios sin ninguna: Dozón y Mondariz-Balneario.

Además, según el Informe de Exclusión Financiera de Galicia (2008-2028) elaborado por FeSMC-UGT, hay otros nueve municipios que disponen de una única sucursal bancaria. El goteo de cierres de oficinas —que se mantiene año tras año— es una causa clara de exclusión financiera, que es como se define el impedimento para las prácticas bancarias. La falta de proximidad de una entidad es una de ellas, pero no la única, aunque en el rural gallego suelen confluir también las demás. Así, son precisamente los ayuntamientos no urbanos los que tienen la cobertura de Internet más precaria, otro factor clave.

En muchos la conexión es lenta y discontinua, lo que no facilita precisamente las gestiones financieras a través de la red. Además, la edad media de la población, generalmente más elevada que en zonas urbanas, suele implicar que hay menos usuarios digitales. Es decir, unos no pueden acceder y otros no saben acceder y, además, en muchos casos se dan ambas circunstancias.

Según UGT-Galicia, las entidades tenían en el año 2010 13.018 trabajadores, mientras que en este ejercicio son 8.487

"No toda la exclusión social es financiera pero la exclusión financiera siempre es causa de exclusión social", explica Ángel Iglesias, responsable del sector financiero de UGT-Galicia. El informe elaborad por el sindicato se basa en datos recopilados por el Banco de España y estudia el problema específico en la comunidad. Concluye que, el año pasado, casi el 40% de los ayuntamientos gallegos tenían una o ninguna oficina, lo que afectaba ya a un 8% de la población, 220.000 personas con nula o escasa oferta bancaria en su entorno.

Iglesias recuerda que hablar de exclusión financiera no es hablar solo de imposibilidad de acceso al dinero en efectivo, por lo que no se palía solo poniendo un cajero automático. Dice que es evidente que cada vez la necesidad de dinero en efectivo es menor y, con seguridad, esta disminuirá aún más en el futuro. Pero el concepto se refiere también a la escasez de oferta, al hecho de tener una mayor dificultad en el acceso a los productos financieros, y a la manera en la que eso fomenta la falta de cultura financiera.

El informe del sindicato recuerda que la actual es una sociedad 'financiarizada', en la que la obligación social de recurrir a los servicios financieros para llevar una vida normal es cada vez mayor. Se precisa una cuenta en un banco para acceder a prestaciones sociales como la pensión, la de desempleo o una beca, para cobrar la nómina o para domiciliar facturas. Resulta extremadamente complicado vivir en sociedad sin una cuenta bancaria activa.

EFECTIVO

En realidad, también la dependencia del efectivo sigue estando muy vigente. El Banco de España apunta que para el 53% de la población sigue siendo el medio de pago más habitual, mientras que el 41% recurre a las tarjetas de débito preferentemente y el 6%, a las de crédito.

El Banco de España apunta que el 53% de la población prefiere pagar en efectivo,
mientras que el 41% recurre a las tarjetas de débito

Evidentemente, en los lugares en los que el acceso al efectivo es complicado el comportamiento de los residentes se adapta a esa situación, así como el de las entidades bancarias. Para mantener la cobertura en núcleos sin oficina, las cajas y bancos tiran de varias soluciones. En Galicia, Abanca —cuya red física llega a 274 concellos— atiende 15 localidades con dos buses equipados para que 160.000 clientes efectúen operaciones propias de una sucursal y puedan acceder a un cajero automático. Admeás, entidades como BBVA o Santander echan mano de agentes comerciales que gestionan una sucursal en régimen de franquicia y son autónomos.

Para suplir su reducida red física, Banco Mediolanum acordó con Correos que sus clientes puedan retirar o ingresar efectivo, cobrar cheques, enviar dinero o solicitar la expedición de una cantidad a domicilio desde las 2.396 oficinas postales. Triodos Bank y Evo también realizan algunas operaciones.

Pese a todo, la exclusión financiera es una realidad creciente y la razón por la que la Xunta ya ha anunciado que intervendrá para que se abran agencias en los ayuntamientos de la comunidad que en este momento carecen de oficina bancaria, que son 44 en el conjunto de Galicia; es decir, se ve afectada el 2% de la población.

GALICIA

En el período que va entre 2008 y 2018, Galicia ha perdido 946 oficinas bancarias, pasando de 2.495 a 1.559. Es decir, en una década ha dejado de contar con un 37,52% de las que tenía. La práctica totalidad de los ayuntamientos gallegos han restado alguna, siendo la provincia de Ourense —que ha perdido el 44,93% de sus oficinas bancarias en los últimos diez años— la que sufre de forma más rotunda la exclusión financiera.

Lo cierto es que la percepción de quienes han analizado la reducción en el número de oficinas no es única. Por ejemplo, la Asociación Española de Banca asegura que en España no hay exclusión financiera ya que el 92% de la población "vive en pueblos con dos o más bancos diferentes" y recuerda que el Banco Mundial calcula que la inclusión financiera nacional es del 98%.

Ángel Iglesias matiza que en ese análisis no se tienen en cuenta peculiaridades de la comunidad gallega y también considera muy posible que la exclusión financiera se haga todavía más profunda en los próximos años. Cree que si se avanza aún más "hacia el oligopolio de los grandes bancos" y estos siguen adquiriendo las entidades de menor tamaño, todavía se verán más cierres. En Galicia, la compra de Abanca por un gran grupo sería la operación que más afectase el mapa de la exclusión finaciera, ya que es, con diferencia, la entidad con más oficinas repartidas por la comunidad.

En la inmensa mayoría de los municipios en los que hay una sola esta es de Abanca. "La polarización en los grandes grupos se da en toda España pero en el resto del país no tienen una población tan dispersa y desconectada como la gallega", explica.

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