El director gerente de la Cámara de Comercio de Pontevedra, Vigo y Vilagarcía, José Manuel García Orois, señala que, "después de bastantes años de crecimiento, se ha producido un descenso neto en el número de empresas" activas, "lo que resulta inusitado". Superada la crisis del ladrillo, la tendencia de los últimos años era la contraria, la de acabar el ejercicio exhibiendo más músculo empresarial.
Por el momento "el descenso no es muy elevado" y el director gerente de la entidad cameral percibe "cierta tendencia a resistir por parte de las empresas". La gran pregunta es si este sostenimiento es un espejismo o un mantenimiento medianamente sólido teniendo en cuenta que las estadísticas oficiales tardan en evidenciar el comportamiento de las sociedades. Mas aún en tiempos covid, en los que los Erte y las ayudas públicas ayudaron a reducir el impacto de la primera ola, pero no tanto de la segunda, en la que se estrechó el grupo de beneficiarios.
García Orois indica a este respecto que posiblemente "en los próximos tres meses podremos ver el efecto total de la pandemia en la actividad y en los resultados de las empresas", pero que hasta entonces será un poco difícil perfilar el impacto real de la pandemia en el tejido empresarial.
SECTORES MÁS CASTIGADOS. Por lo de ahora, lo que dicen las cifras es que el municipio pontevedrés cerró 2020 con 6.665 empresas operativas, un 1,22% menos que en diciembre de 2019. El sector que se vio más golpeados fueron el de la construcción, que perdió un 8,89% de sociedades hasta quedarse en las 758), aunque lo cierto es que a nivel de empleabilidad la bofetada no fue tan dura. El sector del ladrillo encaró la recta final del año con 475 desempleados, un 7% más que los que se contabilizaban un año antes, pero no llegó a la media del 14% que experimentaron el resto de sectores.
La segunda área que sufrió una mayor reducción de firmas fue la de actividades profesionales y técnicas, que pasó de albergar 1.397 sociedades a 1.363 (-2,43%). El comercio, el transporte y la hostelería bajaron a las 2.304 empresas (-1,83%, aunque sieguen siendo mayoría) y la industria a las 236 (-0,42%).
La balanza se equilibra con otras categorías que han superado con mejor suerte las zancadillas de la pandemia, como las actividades financieras y de seguros (+5,32%), las actividades inmobiliarias (+4,05%), la educación, sanidad y servicios sociales (+3,89%) y la información y comunicaciones (+2,04%).
provincia. En la provincia la variación interanual también fue negativa, pero algo más leve, del 0,86%, lo que permitió cerrar 2020 con 69.100 empresas funcionando o, al menos, que continúan dadas de alta.
Al igual que sucedió en el municipio, el mayor varapalo fue para la construcción, que bajó a las 9.128 empresas (-4,57%), seguida del comercio, transporte y hostelería (27.045, -2,59%) y la industria (4.310, -1,60%).
Por el contrario, las áreas económicas que registraron un mayor aumento de sociedades y empresarios activos fueron las de educación, sanidad y servicios sociales (5.333, +5,35%), actividades inmobiliarias (2.685, +3,79%) e información y comunicaciones (943, +1,95%).
Caen las sociedades anónimas y suben los empresarios individuales
Menos iniciativas
A pesar del mantenimiento aparente del tejido empresarial, entre marzo y noviembre la creación de nuevas empresas se redujo un 16% en la provincia, pasando de las 1.017 de 2019 a las 853 de este año. Al mismo tiempo, las contrataciones se vieron resentidas por el confinamiento, la retracción del consumo y las restricciones dictadas para frenar los pies al SAR S-CoV-2. En ese mismo intervalo la provincia registró 221.678 contratos iniciales, un 33% menos respecto al anterior ejercicio. Y de estos la práctica totalidad, el 96,5% fueron temporales.