Ranking de nuevas empresas

Pontevedra, Vilagarcía, Lalín y Sanxenxo lideran la creación de empresas en el área durante 2016

En toda la provincia cerraron más firmas de las que abrieron, aunque la brecha es la menor de la crisis ►Solo A Coruña tuvo un saldo positivo en 2016, mientras Ourense cerró el año en negativo y Lugo destruyó el doble de lo que creó
Iniciativas como el PontUp Store contribuyen a compartir experiencias entre los emprendedores
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La capital de la provincia vivió 2016 a un ritmo de 3,5 empresas creadas a la semana. En total, 183 constituidas a lo largo del año. En todo el área, fue, de largo, el municipio más próspero. En Vilagarcía abrieron 52 nuevas sociedades de enero a diciembre. En Sanxenxo, 46; en Lalín, 45; 35 en Valga y 32 en Poio.

Son las únicas seis ciudades del norte de la provincia que superan la barrera de las 30 nuevas empresas registradas en el año. El resto transitaron el pasado ejercicio por debajo de ese listón. Y en la mayoría de los casos muy por debajo. Porque entre las 15 y las 25 empresas nuevas al año sólo se han movido cinco municipios (A Estrada y Cambados con 24 firmas, Marín con 22, y Bueu y Silleda con 16). Del otro lado, por debajo de las cinco empresas creadas, se han movido A Lama (2), Barro (1), Cerdedo (1) o Ponte Caldelas (4).

En realidad, el territorio norte de la provincia aportó en 2016 un total de 671 nuevas sociedades, de acuerdo con los datos del Registro Mercantil. En el área sur, liderada por la ciudad de Vigo, se formalizaron 1.059 empresas, lo que arroja un total de 1.730 empresas nuevas en la provincia de Pontevedra el pasado año. La cifra está ligeramente por debajo de las 1.924 firmas constituidas en A Coruña, pero significativamente por encima de las 457 de Lugo o las 460 de Ourense.

Hasta ahí los datos fríos. Pero ¿cuál ha sido el balance real del tejido empresarial gallego? ¿La comunidad autónoma creó más de lo que destruyó o al final el saldo acabó el año en positivo?

Realmente, Galicia generó 4.571 sociedades frente a las 5.296 que echaron la llave. Y los números están fundamentalmente lastrados por las dos provincias interiores. En Lugo, por ejemplo, abrieron 457 firmas y cerraron 864, lo que significó una media de 38 sociedades que aparecían cada mes, en contraposición con las 72 que desaparecían,

Ourense acabó creando 460 sociedades y disolviendo 592, lo que supuso en la práctica abrir 1,2 sociedades al día y cerrar 1,6.

Tampoco Pontevedra se salvó de las cifras en negativo. La provincia generó las citadas 1.730 empresas a lo largo del pasado ejercicio, pero el Registro Mercantil anotó 2.064 disoluciones. Estos datos demuestran que, por término medio, aparecían 144 empresas cada mes y cerraban 172.

Con todo, se trata del saldo menos crudo en el tejido empresarial pontevedrés desde el estallido de la crisis, en 2009.

La provincia con mejor comportamiento en su tejido empresarial es, desde hace ya tres años, A Coruña. Fue la única con saldo positivo en 2016. Allí se registraron 1.924 firmas de nuevo cuño durante el ejercicio y se destruyeron un total de 1.776. El dato implica que, como media, se abrían 160 sociedades al mes mientras en el mismo espacio de tiempo desaparecían un total de 148.

Muy distinto es el análisis cualitativo. No es lo mismo abrir una tienda con un único empleado que generar una sociedad anónima industrial con capacidad de generar empleos por encima de los 30 operarios.

Ahí es donde ciudades como Pontevedra salen claramente perdiendo. Prácticamente el 95% de las sociedades creadas durante el pasado año nacieron con menos de cinco empleados y centradas casi únicamente en el sector servicios.

Añadida a esta circunstancia está que el empleo habilitado en este sector suele ser el de más baja calidad y con sueldos situados por debajo de la media.

La buena noticia es que ese dinamismo en el sector autónomo, muy relacionado con la hostelería y el comercio, contribuyó de manera esencial a mejorar los datos de empleo.

Así, Pontevedra registró su mayor pico de paro en 2012, con 8.967 desocupados, a partir del mejor dato de la última serie (4.700 parados), obtenido en 2006, antes de la crisis. Y cerró el año 2016 rompiendo la barrera de los 7.000 desocupados.

Todo ello en un municipio que se ha movido entre los 80.096 habitantes del año 2006 y los casi 83.000 que registró el último padrón.

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