Pontevedrando... Cristina Fariñas, psicóloga

Sororidad

Cristina Fariñas es luchadora, valiente y dedica su vida a apoyar y ayudar a otras mujeres. Está además en otras iniciativas, como la asociación Teta Meiga, dedicada a ayudar a madres en la etapa de la lactancia, o sea que es un ejemplo de activismo comprometido y lo hace todo la mar de contenta y sonriente

Cristina Fariñas durante una sesión de psicoterapia en Espacio Arroelo. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Cristina Fariñas durante una sesión de psicoterapia en Espacio Arroelo. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

EN ESTOS tiempos en los que tanto se habla de feminismo, hace falta conocer a mujeres como Cristina Fariñas, que lo practica a diario. Psicóloga, trabajaba en formación para empresas y docencia. Hace cosa de 10 años nació su hija Ruth y empezó a preocuparse por asuntos como la igualdad y la violencia de género. La maternidad también le hizo especializarse en psicología perinatal, que es la que se ocupa de ayudar a la mujer en los procesos del embarazo, el parto, la maternidad o la incorporación laboral. "Es importante que haya un conocimiento científico detrás, porque lo habitual es que una se deje llevar por los consejos de abuelas y suegras y hay mucho mito y poca ciencia en ello".

Ella había hecho un curso de emprendimiento, así que se animó a trabajar por su cuenta como autónoma. El puerperio, que yo no lo sabía, es la etapa que viven las mujeres tras el parto y que le supone una serie de cambios emocionales y psicológicos que pueden durar hasta dos años. Decidió ayudar a otras mujeres en ese proceso, así que dejó las empresas, le dio forma al proyecto y arrancó. Se instaló, y ahí sigue, en el Espacio Arroelo, el coworking de la calle Michelena que acoge a tantos autónomos. Es el sitio ideal para ella, dice, que no quería montar la clínica tradicional, sino trabajar en un ambiente más abierto.

Dedica buena parte de su tiempo a temas como la igualdad o la psicoterapia con víctimas de violencia de género. Está embarcada en una lucha profesional para visibilizar la violencia obstétrica. "En España no está reconocida como en otros lugares. Aquí, el patriarcado ha tomado desde hace mucho tiempo el mando de los partos. La violencia obstétrica es violencia machista". Y la violencia obstétrica es la que se practica con las mujeres embarazadas en muchos hospitales españoles: cesáreas innecesarias, cortes de vaginas, inyecciones de todo tipo e intervenciones excesivas. Todo ello se hace sin que a la mujer se le permita opinar. El patriarcado ha llegado hasta lugares tan insospechados como el parto. Por eso Cristina Fariñas tuvo a su segundo hijo, Roi, en su casa, con toda la ayuda profesional necesaria, claro, pero el suyo fue un parto absolutamente natural, que es lo que ella propone para todas las madres.

Practica con el ejemplo. Cuando me recibe están con ella Ana y su bebé de poquitas semanas, una preciosidad. Ana está terminando la carrera de Psicología y estos días está allí haciendo prácticas con Cristina, así que se va con su bebé recién nacido, hace las prácticas con su bebé en el colo y cuando tiene hambre lo amamanta.

"He cerrado un ciclo", dice Cristina. Ahora hace lo que quiere y lo que le gusta. La violencia machista o la búsqueda de la igualdad son problemas que puede ayudar a resolver como mujer y como profesional y a ello se dedica. "Todo tiene sentido para mí en esta nueva etapa. Sin coherencia, ni mi trabajo ni mi vida valdrían la pena. Y me gusta hacerlo en Pontevedra. Este modelo de ciudad genera un buen ambiente de trabajo y facilita el contacto entre nosotras. Las madres que me llaman lo hacen por recomendación de otra madre con la que trabajo o he trabajado".

Pues muchas mujeres más como Cristina Fariñas. Es luchadora y valiente y dedica su vida a apoyar y ayudar a otras mujeres. Está además en otras iniciativas, como la asociación Teta Meiga, dedicada a ayudar a madres en la etapa de la lactancia, o sea que es un ejemplo de activismo comprometido y lo hace todo la mar de contenta y sonriente.

Yo aprendí mucho hablando con ella, porque aunque estoy rodeado de feministas, siempre vale la pena conocer a una más. Hay cosas, como lo de la violencia obstétrica, de las que había oído hablar, pero nunca con tanto detalle y créame que es un horror. Aunque en Pontevedra, dice Cristina, no es un problema grave como en muchos otros hospitales de España, siempre conviene mantenerse alerta y son personas como Cristina, profesionales, quienes mejor pueden hacerlo.

Eso es a lo que se llama sororidad, la solidaridad entre mujeres para luchar contra todo tipo de discriminación que sufren a diario por el hecho de ser mujeres, y como devoto esposo y padre de una hija, me tranquiliza saber que en Pontevedra hay mujeres como Cristina, ayudando a otras cuando se ven en problemas y acompañándolos en momentos difíciles. Y como resulta que todos los hombres estamos, como yo, rodeados de mujeres a las que queremos, todos le debemos mucho a gente como Cristina, pero más ellas, las mujeres a las que dedica su vida personal y profesional.

Hay muchas mujeres que duermen mejor y viven más tranquilas sabiendo que, pase lo que pase, siempre habrá una Cristina Fariñas dispuesta a echar una mano contra la violencia machista; un mano por la igualdad y para conseguir esos derechos por los que tantas mujeres luchan cada día de su vida.

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